Ruta Sotillo de Adrada,Casillas,El Tiemblo,Embalse de Burguillo,Valle de Iruelas,Sotillo de Adrada.
near Sotillo de la Adrada, Castilla y León (España)
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Trail photos
Itinerary description
Disfrutando de unas merecidas vacaciones aproveche para explorar una parte de la Sierra de Gredos y descubrir el escondido Valle de Iruelas.
Mis intenciones durante la ruta era la de coronar dos cimas, pero como sabía que mi condición física no era las mas idónea deje abierta varias opciones para acortarla si la situación lo requería.
La salida sería desde el pueblo de Sotillo de Adrada, desde el cual empecé a ascender por asfalto buscando la localidad de Casillas.
Nada mas comenzar la subida me adelanta otro ciclista con una flaca y me dice “Hasta llegar a Casillas hay unas buenas rampas” y yo que acababa de arrancar, estaba frio y llevaba la mochila a full de carga (nueve kilos de nada) pensé para mi “La primera en la frente”.
Tras dejarme atrás este ciclista y pedalear un buen rato me desvié a izquierda, introduciéndome en los caminos y pinares de esta sierra.
Subiendo por tierra llegue a una encrucijada en la cual había unos carteles muy curiosos “Reserva Micológica”. Yo nunca había visto ese tipo de carteles, en mi zona no hay restricciones de este tipo, será por que las características de la orografía y del clima que tenemos no son nada idóneas para las setas.
Después de un rato entré en la localidad de Casillas, atravesándola y siguiendo por asfalto casi hasta el Alto de Fraes, ya estaba en los 1.255 metros.
Pero la subida no terminaba aquí, entre robles y hayas continué mi ascensión, cruzándome con mas ciclistas, hasta coronar y pasar a su otra vertiente. En ese momento empezó la búsqueda del sendero que me llevaría hasta su cima, el cual me costo varios intentos hasta dar con él.
Tras preguntar a un senderista que venía corriendo sendero bajo me dijo que conducía a su cima, de la cual el venía, pero que me iba a encontrar con grandes desniveles. Haciendo la ruta ya sabía que me tocaba un buen rato de empujar la bici.
Y empezó la ascensión, que ascensión, al principio el sendero me dio tregua y fui subiendo entre helechos y castaños, hasta que se puso imposible y a empujar.
Tras pasar la zona de helechos cogí un cortafuegos montaña arriba, con el desnivel acentuándose mas todavía, teniendo que pararme de vez en cuando para recuperar el aliento. Aquí me cruce con un nutrido grupo de senderistas que iban en dirección contraria a la mía, a los cuales les pregunte que si quedaba mucho hasta la cima, respondiéndome “Animo, todavía queda un rato”.
Menos mal que al poco el cortafuegos se relajo y pude montar en mi bici, llegando a un cruce donde vi que ciertamente todavía quedaba bastante para alcanzar la cima.
Haciendo una parada estratégica, me comí una manzana mientras evaluaba la situación. Al final decidí proseguir mi camino y desistiendo de conseguirla, prefería guardar las fuerzas, todavía me quedaban bastantes kilómetros por recorrer.
Ya en la cresta de esta sierra fui avanzando por ella, primero en bajada para encontrarme una subida que daba hasta miedo desde abajo. Otra vez a empujar la bici, no se el tiempo que pude tardar en realizarla pero se me hizo eterno, teniendo mucho mas desnivel que las otras pendientes superadas.
Una vez arriba, a pocos metros de mi pude observar a varios buitres apostados en el suelo y otros dando vueltas en el aire.
Ahora tocaba bajar para volver a subir otra vez, pero yo ya había superado con amplitud mi cupo de empujar la bici, asique ni me lo pensé y me tire por el primer camino que encontré. Realmente me estaba saliendo del trazado marcado, donde iba buscando un descenso por trialeras que pintaba muy bien, pero en ese momento me daba exactamente igual, ya aparecería en algún lado.
Bajando por pista forestal fui avanzando entre pinares, encontrándome con algunos refugios de montaña, hasta llegar a media altura de la mencionada trialera.
Descendiendo por ella me esperaba una bajada técnica, en algunas partes rápida y en otras complicada, pero que disfrute como un niño chico después de los sofocos de las subidas anteriores. En su parte final la trialera se convirtió en camino y me desemboco en las proximidades de la localidad de El Tiemblo.
Pedaleando por sus calles exteriores fui bordeándola, subiendo alguna empinada cuesta y cogiendo un sendero a la altura del deposito de agua que abastece esta población.
Disfrutando entre pinares avance rápido por este sendero pero para mi sorpresa pronto encontré el final de él. ¿Qué estaba pasando?
Tras estudiar minuciosamente mi GPS observe que me había salido del trazado, pasándome por bastante del desvío que debía tomar. Volviendo sobre mis rodadas fui en busca del extraviado desvío, aunque habría que decir escondido desvío, que seguidamente de una entrada a una finca pasaba totalmente inadvertido.
Bajando por este sendero, por un tramo de bastante desnivel, llegue a la altura de la carretera, la cual me fue acompañando un rato paralelo al sendero. En el momento que el sendero se internaba en la sierra tome la opción de la carretera para llegar al Embalse de Burguillo y pasar por su presa.
Desde este gigante de hormigón tome el desvío para el Valle de Iruelas, observando las aguas de este embalse recreativo, con un gran numero de bañistas y embarcaciones en sus aguas, a pesar de estar a un nivel bastante bajo.
La entrada al Valle de Iruelas no se hizo esperar, pasando por su centro de interpretación que se encontraba atestado de coches.
Por su maltrecho asfalto fui avanzando por este valle de gran belleza, con enormes arboles flanqueando el camino y un arroyo (tristemente seco) que ejerce de compañero por gran parte de esta larga subida.
Despues de pedalear un buen rato me encontré con una fuente a pie de camino, donde llené mis reservas, comí un poco y me refresque para continuar con la subida.
Tras dejar el asfalto por una pista de tierra me encontré con el desvío para conseguir la segunda de las cimas, pero para mi sorpresa una puerta bloqueaba el camino con inscripciones de “Prohibido el Paso” ”Zona de Reserva Natural”. Durante toda la subida había visto numerosas puertas de este tipo, pero el detalle es que no tenían nada que impidiese que fueran abiertas. Ante este inconveniente hice una parada intentando aclarar la situación para acabar desistiendo de mi intento de coronar la cima y continuar mi ascensión por el Valle de Iruelas.
Dejado atrás otro refugio y otra fuente, en la cual no pude resistir la tentación de pararme, me fui enfrentando a rampas de bastante desnivel que ya empezaban a hacer mella en mis fatigadas piernas.
Afortunadamente no me encontraba muy lejos de coronar este valle, que logre conseguir con las fuerzas mermadas, para acabar disfrutando de las impresionantes panorámicas del Valle de Iruelas.
Pasado a la otra vertiente supuestamente ya solo quedaría la bajada a Sotillo de Adrada, pero dicha bajada todavía se haría de esperar. Rodando entre pinares fui avanzando en los sube y baja del camino hasta llegar a una encrucijada donde empezaría el verdadero descenso.
A buena marcha empecé a descender, sorteando como pude los montículos que cada pocos metros atraviesan el camino para evitar la correntia del agua y la erosión del mismo.
Después de un buen rato de bajada pude disfrutar de las vistas de Sotillo a vista de pájaro, unos pocos minutos mas de descenso y ya me encontraba en esta localidad.
Una ruta para repetir con mejor forma física y disfrutar de los muchos rincones que todavía esconde esta parte de la Sierra de Gredos.
Tiempo en movimiento: 6:19:43
Velocidad media: 11´04
Velocidad máxima: 45´12
IBP: 189
Mis intenciones durante la ruta era la de coronar dos cimas, pero como sabía que mi condición física no era las mas idónea deje abierta varias opciones para acortarla si la situación lo requería.
La salida sería desde el pueblo de Sotillo de Adrada, desde el cual empecé a ascender por asfalto buscando la localidad de Casillas.
Nada mas comenzar la subida me adelanta otro ciclista con una flaca y me dice “Hasta llegar a Casillas hay unas buenas rampas” y yo que acababa de arrancar, estaba frio y llevaba la mochila a full de carga (nueve kilos de nada) pensé para mi “La primera en la frente”.
Tras dejarme atrás este ciclista y pedalear un buen rato me desvié a izquierda, introduciéndome en los caminos y pinares de esta sierra.
Subiendo por tierra llegue a una encrucijada en la cual había unos carteles muy curiosos “Reserva Micológica”. Yo nunca había visto ese tipo de carteles, en mi zona no hay restricciones de este tipo, será por que las características de la orografía y del clima que tenemos no son nada idóneas para las setas.
Después de un rato entré en la localidad de Casillas, atravesándola y siguiendo por asfalto casi hasta el Alto de Fraes, ya estaba en los 1.255 metros.
Pero la subida no terminaba aquí, entre robles y hayas continué mi ascensión, cruzándome con mas ciclistas, hasta coronar y pasar a su otra vertiente. En ese momento empezó la búsqueda del sendero que me llevaría hasta su cima, el cual me costo varios intentos hasta dar con él.
Tras preguntar a un senderista que venía corriendo sendero bajo me dijo que conducía a su cima, de la cual el venía, pero que me iba a encontrar con grandes desniveles. Haciendo la ruta ya sabía que me tocaba un buen rato de empujar la bici.
Y empezó la ascensión, que ascensión, al principio el sendero me dio tregua y fui subiendo entre helechos y castaños, hasta que se puso imposible y a empujar.
Tras pasar la zona de helechos cogí un cortafuegos montaña arriba, con el desnivel acentuándose mas todavía, teniendo que pararme de vez en cuando para recuperar el aliento. Aquí me cruce con un nutrido grupo de senderistas que iban en dirección contraria a la mía, a los cuales les pregunte que si quedaba mucho hasta la cima, respondiéndome “Animo, todavía queda un rato”.
Menos mal que al poco el cortafuegos se relajo y pude montar en mi bici, llegando a un cruce donde vi que ciertamente todavía quedaba bastante para alcanzar la cima.
Haciendo una parada estratégica, me comí una manzana mientras evaluaba la situación. Al final decidí proseguir mi camino y desistiendo de conseguirla, prefería guardar las fuerzas, todavía me quedaban bastantes kilómetros por recorrer.
Ya en la cresta de esta sierra fui avanzando por ella, primero en bajada para encontrarme una subida que daba hasta miedo desde abajo. Otra vez a empujar la bici, no se el tiempo que pude tardar en realizarla pero se me hizo eterno, teniendo mucho mas desnivel que las otras pendientes superadas.
Una vez arriba, a pocos metros de mi pude observar a varios buitres apostados en el suelo y otros dando vueltas en el aire.
Ahora tocaba bajar para volver a subir otra vez, pero yo ya había superado con amplitud mi cupo de empujar la bici, asique ni me lo pensé y me tire por el primer camino que encontré. Realmente me estaba saliendo del trazado marcado, donde iba buscando un descenso por trialeras que pintaba muy bien, pero en ese momento me daba exactamente igual, ya aparecería en algún lado.
Bajando por pista forestal fui avanzando entre pinares, encontrándome con algunos refugios de montaña, hasta llegar a media altura de la mencionada trialera.
Descendiendo por ella me esperaba una bajada técnica, en algunas partes rápida y en otras complicada, pero que disfrute como un niño chico después de los sofocos de las subidas anteriores. En su parte final la trialera se convirtió en camino y me desemboco en las proximidades de la localidad de El Tiemblo.
Pedaleando por sus calles exteriores fui bordeándola, subiendo alguna empinada cuesta y cogiendo un sendero a la altura del deposito de agua que abastece esta población.
Disfrutando entre pinares avance rápido por este sendero pero para mi sorpresa pronto encontré el final de él. ¿Qué estaba pasando?
Tras estudiar minuciosamente mi GPS observe que me había salido del trazado, pasándome por bastante del desvío que debía tomar. Volviendo sobre mis rodadas fui en busca del extraviado desvío, aunque habría que decir escondido desvío, que seguidamente de una entrada a una finca pasaba totalmente inadvertido.
Bajando por este sendero, por un tramo de bastante desnivel, llegue a la altura de la carretera, la cual me fue acompañando un rato paralelo al sendero. En el momento que el sendero se internaba en la sierra tome la opción de la carretera para llegar al Embalse de Burguillo y pasar por su presa.
Desde este gigante de hormigón tome el desvío para el Valle de Iruelas, observando las aguas de este embalse recreativo, con un gran numero de bañistas y embarcaciones en sus aguas, a pesar de estar a un nivel bastante bajo.
La entrada al Valle de Iruelas no se hizo esperar, pasando por su centro de interpretación que se encontraba atestado de coches.
Por su maltrecho asfalto fui avanzando por este valle de gran belleza, con enormes arboles flanqueando el camino y un arroyo (tristemente seco) que ejerce de compañero por gran parte de esta larga subida.
Despues de pedalear un buen rato me encontré con una fuente a pie de camino, donde llené mis reservas, comí un poco y me refresque para continuar con la subida.
Tras dejar el asfalto por una pista de tierra me encontré con el desvío para conseguir la segunda de las cimas, pero para mi sorpresa una puerta bloqueaba el camino con inscripciones de “Prohibido el Paso” ”Zona de Reserva Natural”. Durante toda la subida había visto numerosas puertas de este tipo, pero el detalle es que no tenían nada que impidiese que fueran abiertas. Ante este inconveniente hice una parada intentando aclarar la situación para acabar desistiendo de mi intento de coronar la cima y continuar mi ascensión por el Valle de Iruelas.
Dejado atrás otro refugio y otra fuente, en la cual no pude resistir la tentación de pararme, me fui enfrentando a rampas de bastante desnivel que ya empezaban a hacer mella en mis fatigadas piernas.
Afortunadamente no me encontraba muy lejos de coronar este valle, que logre conseguir con las fuerzas mermadas, para acabar disfrutando de las impresionantes panorámicas del Valle de Iruelas.
Pasado a la otra vertiente supuestamente ya solo quedaría la bajada a Sotillo de Adrada, pero dicha bajada todavía se haría de esperar. Rodando entre pinares fui avanzando en los sube y baja del camino hasta llegar a una encrucijada donde empezaría el verdadero descenso.
A buena marcha empecé a descender, sorteando como pude los montículos que cada pocos metros atraviesan el camino para evitar la correntia del agua y la erosión del mismo.
Después de un buen rato de bajada pude disfrutar de las vistas de Sotillo a vista de pájaro, unos pocos minutos mas de descenso y ya me encontraba en esta localidad.
Una ruta para repetir con mejor forma física y disfrutar de los muchos rincones que todavía esconde esta parte de la Sierra de Gredos.
Tiempo en movimiento: 6:19:43
Velocidad media: 11´04
Velocidad máxima: 45´12
IBP: 189
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Comments (2)
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Conozco toda esa zona como la palma de la mano de por llevar años haciendo enduro en moto y es una ruta muy dura, subidas tremendas para la MTB... Un máquina si señor 💪
Hola .está ruta es con mucho sendero o es pistera .. gracias