Ruta del cocido 2018. Winter edition.

Pues una vez más nos hemos juntado unos cuantos a dar una vuelta en bici alrededor de Andavías (bien por ser de allí o por tener familia o amigos). Esta vez hemos sido 14, si no recuerdo mal (incluyendo a dos mujeres: Rocío y Sara). La mañana estaba fresca, pero como no llovía se podía pedalear a gusto. Salimos en dirección a la N122 y recorrimos los primeros 6,5 km. a trompicones, como es típico en estas rutas donde se une gente tan dispar. Junto a la carretera, nos desviamos a la izquierda para bajar hasta la dehesa de Penadillo (un sitio muy bonito, prolongación del monte de Palomares). Tras cuatro kilómetros de tranquilidad, charla y buena compañía, llegamos a una granja, pero el dueño había cerrado unas porteras y cortado el camino (cosa que no se puede hacer). Saltamos, y tras 50 metros estaba la puerta de salida con el granjero detrás, que nos invitaba a salir de su terreno pero dándonos la vuelta. Estaba alteradísimo, pero yo no quería cambiar la ruta solo porque se le hubiera cruzado el cable (además, éramos muchos) así que empecé pasé mi bici por encima de la valla mientras el sacaba el móvil para hacernos fotos. Segundos después llegó Sara, que lo conocía y lo consiguió tranquilizar a medias. Después de bajar a unos cuantos santos del cielo, nos abrió la puerta y pudimos salir de allí. Se me adelantaron unos cuantos compañeros y tiraron por un camino que desemboca en el de Palomares, aunque yo quería haber salido por otro para un poco más bonito. Después del incidente, continuamos en amor y compañía hasta el bosque (el de Palomares, digo), donde unos nos desviamos hacia la derecha (km 12,5) y otros siguieron rectos para evitar los rampones. Me encontré bien y subí el primero de un tirón y el segundo casi hasta arriba (me faltaron un par de metros). Disfrutamos mucho paseando entre los árboles, porque ahora en otoño el paisaje está precioso. Una gozada. Desde ahí volvimos a Andavías, donde se quedaron algunos tranquilamente. Otros pocos seguimos hacia el embalse, el puente y el pueblo de Palacios del Pan... En ese momento Jose, Rocío y alguno más se habían adelantado, porque nosotros nos quedamos a esperar a Magín que iba a su ritmo. De palacios llegamos hasta las cercanías del puente viejo de Manzanal y después giramos bruscamente a la derecha por un camino que enlaza con los de regreso a Andavías- Es otro de los tramos más bonitos de la zona, un encinar precioso en el que ya he visto ciervos, zorros... Os lo recomiendo. Una vez en el camino de regreso (km 29,4), Asier, Sergio y yo decidimos ir por nuestra cuenta, para poder acercarnos al viaducto de Martín Gil, porque al ritmo de Magín era imposible hacerlo y llegar a comer a tiempo. Así que le fuimos dando zapatilla hasta llegar a la base del puente e intentamos subir hasta la vía. Digo intentamos, porque nos resultó imposible subir montados en las bicis todo el tramo. En cualquier caso, llegamos a la vía y salimos del viaducto por el camino central. Solo quedaba regresar dándolo todo con un ventarrón en contra desagradable y fatigoso. Sergio se puso en modo martillo pilón y yo hice lo que pude para llegar con él y con Asier sin desfondarme: lo conseguí, pero tuve que sufrir. Luego ducha caliente en casa de Nines y comilona en el Patreli: Sopa de pescado, caracoles -que no probé- y pollo de corral guisado. Estaba todo de muerte. Por cierto, que no sé que pasa, pero en la comida había más gente que en la ruta... Lo pasamos estupendamente. Habrá que repetir.