Ruta de los arrieros. Villadepera-Fermoselle.

Uno de los recorridos más bonitos que se pueden hacer en Zamora con la bici (por lo menos que yo conozca). Como siempre que vas por Sayago (cada vez me gusta más) cuando el campo está verde, el paisaje es un espectáculo. Hemos recorrido en la mayor parte del camino un trazado muy bien señalizado (el archiconocido GR-14), aunque en algun tramo hemos atajado para evitar recorrer más de la cuenta con el día que hacía. Y eso ha sido lo peor: el tiempo. Hasta Badilla nos ha respetado y la temperatura era muy agradable, pero una vez allí se ha puesto a jarrear y no ha parado prácticamente hasta Fermoselle. Ya íbamos a llegar con los pies calados porque hay charcos y regatos por todos los lados, pero con la lluvia el chapuzón ha sido doble. En cuanto al recorrido, dicurre junto a arroyos, encinares, grandes piedras de granito, senderos por monte bajo... una maravilla vamos. Hay algunos tramos con cierta dificultad técnica en bajadas y subidas pedregosas y hoy además había que contar con los bloques de granito que resbalaban un montón por la lluvia. Mención especial para los puentes tradicionales que hemos cruzado para salvar los arroyos cargados de agua ya en estas fechas. El barro y el viento también abundaban, y eso se nota a la hora de pedalear, así que tuvimos algunas bajas (dos por cansancio y una por rotura de la patilla del cambio). En el lado negativo, junto al día infernal, el número de paradas (muchas), que no te dejaban entrar en calor y te cortaban el ritmo, pero eso es lo que tiene un grupo tan heterogéneo como el que fuimos (éramos 14, trece chicos y una valiente: María). Todos gente estupenda, muy abiertos y agradables: me han recogido a mí y a mi bici, me han dado de comer y me han traído de vuelta sin conocerme de nada. Me sé los nombres de todos menos uno: Luis, Cefe, Toño, otro Toño, Jesús, Moisés, Agustín, María, Pepe, Raúl, Javi y Pachi.La compañía de Cefe (no sabía que iba venir) un seguro de vida. Yo personalmente me he encontrado bien, comiendo mucho para no perder fuerzas, aunque con mucho frío en las manos (sobre todo). Lo bueno es que al llegar a Fermoselle, el pabellón nos estaba esperando con las puertas abiertas para darnos una ducha caliente (qué gozada). Esta hay que repetirla sí o sí ¿Alguien da más?