Retiro - La Ceja - El Carmen - Santuario - Cocorna - El Tagual - Granada (Santa Ana - Galilea) - Santuario - El Retiro

....y después de mucho pensarlo, decidimos emprender esta nueva aventura, buscando conocer Santa Ana (Granada, Antioquia) y su emblemático "Charco Negro" y por su puesto los caminos que conectan esta zona del Oriente antioqueño con Cocorná, Santuario y en particular ese ascenso desde el rio Calderas (límites de Cocorná y San Luis) hasta Granada (caminos que hace no mucho tiempo eran prohibidos debido a la cruda y absurda situación de violencia y orden público que azotó toda esta bella región….)
Contando con 2 días para esta travesía, nuestro objetivo era entonces llegar el primer día a Cocorná, sector del Tagual (cerca a la intersección del rio Calderas con la autopista Medellín - Bogotá, límites con el municipio de San Luis), pasar la noche allí, para el día siguiente tomar el camino que siguiendo en principio el Rio Calderas conduce a Granada y Santuario, para retornar nuevamente a nuestro punto de inicio.
Partiendo entonces desde El Retiro (Antioquia), luego de organizar y acomodar las alforjas en nuestras bicis, casi siendo las 11 am, emprendimos el viaje; pasamos por La Ceja, El Carmen de Viboral y allí tomamos el camino que conduce al Santuario. En este punto tomamos la via a Granada para luego desviarnos a buscar el camino a Cocorná, por el Ramal. El descenso que esperábamos algo sencillo (lo conocíamos ya en sentido contrario), no lo fue tanto debido al mal estado de la vía y al peso que llevábamos en las ciclas; sin embargo, por lo bello del paisaje que se puede apreciar durante todo el recorrido, vale la pena transitarlo. Pasamos por la vereda “el Chocó” para luego llegar al parque de Cocorná donde descansamos, nos refrescamos un poco y recargamos energía.
Luego de un delicioso almuerzo con un buen caldo de bagre, quedamos con la fuerza suficiente para continuar nuestro viaje, descendiendo por el sector del “ocho”, bordeando el majestuoso rio Cocorná (que lastimosamente ese día nos tocó muy turbio); salimos así a la autopista Medellín Bogotá (mas abajo de la Piñuela) para continuar el descenso por esta via hasta la entrada al Tagual, donde llegamos a descansar (en el Ensueño).
Aunque no hicieron parte de esta travesía, pues no contábamos con el tiempo, anoto que en el sector del Tagual se encuentra una hermosa cascada que se conoce con este mismo nombre; una caída de agua de mas de 80 mt, espectacular, con un acceso relativamente fácil. Y también, relativamente cerca a esta, en dirección hacia San Francisco, se encuentra la cascada la Eresma, otro espectacular lugar con un sendero muy agradable para quienes amamos y disfrutamos la naturaleza, los caminos, los ríos….
Luego de pasar una noche tranquila (en el Ensueño), y después de un buen desayuno y recargar nuestras provisiones, emprendimos nuestro viaje; salimos nuevamente a la autopista y descendimos solo un poco hasta cruzar el rio Calderas. Pasando el puente sobre este rio, a mano izquierda encontramos el camino que nos llevaría a Santa Ana.
La sensación al emprender este camino completamente desconocido para nosotros, del que teníamos pocas referencias e información y del que un campesino el día anterior (en la vereda el Chocó) nos advertía de lo duro que era ese ascenso, generaba una expectativa, una ansiedad, un temor, un hormigueo en el estómago que sin embargo no afectó nuestra decisión ya tomada para enfrentar y conocerlo.
El camino resulto ser muy bonito y agradable; empieza bordenado el rio Calderas pero pronto se va alejando de este hasta perderse de vista, pero mas adelante vuelve a llevarnos al mismo, a la altura del puente “la bodega” (un lugar donde el rio se aprecia bien bonito y cuenta con buenos charcos); antes de llegar a este puente encontramos la desembocadura de otro rio en el Calderas donde ya nos habíamos refrescado.
Luego de cruzar este puente el camino se pone “cuesta arriba”. Un ascenso mas pronunciado, mas técnico, pero siempre muy agradable por estar rodeado de mucha vegetación. Un camino muy solitario. A medida que se ascendía la vista era mas y mas impresionante. El calor y los obstáculos del camino iban menguando nuestras fuerzas. Un campesino en su mula nos alcanzó mientras tomábamos unas fotos y nos acompañó durante un trayecto, diciéndonos que aún nos faltaba un poco para llegar a Santa Ana (tabaco y medio, pero sin meterle candela…. eso nos decía mientras se reía un poco; también nos decía que después de que llegáramos a Santa Ana prácticamente ya estaríamos en Granada…. No sabíamos en ese momento que también nos estaba tomando el pelo con ese comentario….) Luego de un tiempo en su compañía el camino empezó a ponerse mas duro, mucha roca suelta y de gran tamaño; el campesino se nos fue adelantando diciéndonos que allá arriba nos veríamos…. Nosotros continuamos con nuestro pedaleo lento pero firme, sorteando los continuos obstáculos que cada vez se sentían mas, apreciando la divisa que en cada curva se iba abriendo, hasta que por fin llegamos a Santa Ana, un pequeño poblado, que nos recibió con una última loma bien pronunciada (como si no hubiéramos trepado ya bastante).
En la plaza, con un fuerte calor, descansamos un poco, hidratamos y recargamos energía con algo de “sal” (decidimos no almorzar aún, esperado llegar a Granada, asumiendo que ya estábamos cerca). Recargamos provisiones y retomamos el camino hacia el Charco Negro que quedaba en la vía que va hacia Granada. Muy cerca aún de Santa Ana llegamos al punto que identificaba el ingreso al charco, dejamos las ciclas a borde de la carretera y seguimos el sendero (muy bien organizado) que nos llevaría hasta este bonito lugar, un profundo charco de aguas cristalinas, con pequeñas caídas de agua, donde pudimos descansar y refrescarnos un poco, quedando como “nuevos”, listos para lo que faltaba para llegar a Granada.
Salimos entonces del charco y emprendimos el camino en un ascenso continuo en un terreno de mucha roca suelta que, con las piernas ya sentidas por el ascenso anterior hasta Santa Ana, no se nos hizo nada sencillo. Llegamos a unas partidas donde había una pequeña tienda; allí paramos para descansar un poco y para hacer seguimiento al mapa. Allí nos atendió con mucha amabilidad una pareja de campesinos, que al notar nuestro agotamiento nos invitaban a pasar a su tienda (casa – tienda), que contaba con una hermosa vista hacia el oriente, hacia el Magdalena. Deleitados por la asombrosa divisa, hidratamos e intercambiamos algunas palabras con la pareja y al contarles desde donde veníamos y hacia donde, con algo de asombro, con su índice, dibujando en el aire, nos señalaban desde su mirador el recorrido que habíamos realizado para llegar hasta allí. Dentro de las cosas que conversamos resaltamos la belleza del Charco Negro que habíamos conocido antes de llegar allí y la belleza en general de la zona, la vista que se aprecia desde todos sus caminos, y ellos nos contaban de lo duro que había sido la situación de orden público años atrás en esta región, que llegó a quedar en esos tiempos con solo un par de habitantes…. ellos particularmente tuvieron que huir a Cali por casi 20 años… mucho tiempo anhelando volver a su tierra, a su majestuoso mirador…..
Continuamos el camino hacia Granada, pasando antes por el sector de Galilea a donde llegamos a una tienda (tal vez la única del lugar) donde logramos hidratar y conseguir algo para “envolatar” el estómago, porque seguíamos esperando llegar a Granada a almorzar. Frente a la tienda nos llamó la atención ver un grupo de personas que muy bien vestidas subían a pie por un camino bien empinado. Al preguntar nos dijeron que iban para misa. Y al rato, fueron cerrando la tienda y todas las personas allí presentes (algunos que se encontraban jugando cartas y tomando) se disponían a subir ese camino para ir puntualmente a la misa dominical…. Si hubiéramos llegado un poco mas tarde no hubiéramos encontrado tienda.
Seguimos el camino hacia arriba, (siempre hacia arriba); atravesamos varios ríos bien bonitos, continuábamos apreciando el paisaje que al caer la tarde se fue cerrando por las nubes, hasta que por fin, siendo casi las 6 pm llegamos a la vía pavimentada que conecta Santuario con Granada. Allí descansamos y decidimos ir directamente a Santuario para acortar un poco el camino. En Santuario vinimos a almorzar (casi a las 7 pm) y después de un ligero plato de “mondongo”, emprendimos el resto de camino que nos faltaba para llegar hasta el Retiro, donde finalmente, pasadas las 9 pm llegamos sanos y salvos, exhaustos, fundidos, pero con una satisfacción enorme….