Pozuelo Majadahonda canal de Picadas Valmayor

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Buena mañana para rodar. Hace un solete espléndido, pero el coche marca 1 grado al salir de San Lorenzo a las 8:30.
Llegamos a nuestro punto de partida, detrás del edificio de Fujitsu en Pozuelo, justo a las 9 de la mañana. Ya nos estaban esperando el resto del equipo: Marcos, Joserra, Jose Antonio (25 madrugones le quedaban hoy), David Gómez, Paco, JB, Javi Torres y yo, así que descargamos las bicis rápidamente, nos calzamos los cascos, nos ajustamos los tangas y nos ponemos en marcha.
Atravesamos el monte del Pilar, sitio precioso con multitud de runners y paseantes entre pinares y jarales por pista fácil de transitar, para llegar a Majadahonda. Una vez atravesado el pueblo por su carril bici tomamos el primer objetivo del día, el canal de conducción de Picadas.

Pistas y pistas de fácil rodar, pero con un viento de cara que hace que se nos calienten las piernas por lo despacio que se avanza. Es necesario mencionar el cruce de la carretera de Villanueva del Pardillo, con las obras que no se acaban nunca, y que cruzar dicha carretera se hace muy peligroso. Atravesamos la urbanización de Villafranca del Castillo, para comenzar la primera subida del día: La cuesta de los conejos, que con un kilómetro aproximado de ascenso y rampas del 17% nos dejan las canillas calentitas. Paramos un ratillo para disfrutar del paisaje y nos ponemos de nuevo en marcha para llegar a Colmenarejo justo a la entrada de la pista que conduce a la presa del Aulencia, la que cruzamos por el murete. Es un sitio espectacular que a mi personalmente me parece idílico.
Es allí donde hacemos nuestro picnic platanero y barritero de cada salida. Diez minutos más tarde nos ponemos en marcha con la pared de ascenso hasta la urbanización Pinoalto.
No llegamos a dicha urbanización, sino que nos desviamos a la izquierda para acometer un descenso por pista pedregosa que me hacen disfrutar de mi nueva Kenda delantera de 2,35 (recomendación de Marcos) con la que estoy encantado. La sensación de seguridad bajando es espectacular.
Después de unos kilómetros, llegamos de nuevo a Villanueva del Pardillo, desde allí a Villafranca, y de nuevo a Majadahonda por pistas largas y aburridas (pero con el viento de cola), para llegar d enuevo al monte del Pilar y disfrutar de la cerveza y el chorizo patatero que nos ha traído del pueblo Javi, porque era su cumple y nos quería dar una alegría.