Pilquiniyeu
near Llama Niyeo, Río Negro (Argentina)
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Trail photos
Itinerary description
Pilquiniyeu - Cerro Piedra
Viernes 19 de noviembre, salimos a las 14.30 hs de Cipolletti en la camioneta de Carlitos. En Roca se sumó Guille y Silvio, que había viajado esa noche desde Viedma. Con la comitiva completa salimos con rumbo a Pilquiniyeu distante a 440 km. De Roca fuimos a Los Menucos, seguimos hasta Maquinchao por la ruta nacional 23 y luego bajamos al camino de tierra en un tramo de 90 km hasta Pilquiniyeu, ubicado en la Meseta de Somuncurá. El grupo quedó formado por Carlitos, Guille, Omar, Silvio y el que escribe estas lineas. Como les decía, en Roca se sumó Silvio, organizador y coordinador.
Los preparativos habían comenzado desde principio de la semana. Juntando todos los elementos necesarios para los tres días de pedaleadas. No parece, pero se juntan muchas cosas y hacen falta algunos bolsos para que no falte nada. Incluyendo bolsa de dormir y un colchón inflable. Repartimos bicis y bolsos en dos camionetas.
Generalmente paramos en Maquinchao y vamos a un almacén a comprar las cosas necesarias para preparar la comida y cualquier cosa de utilidad. El viernes a la noche teníamos previsto hacer fideos. Silvio hizo los fideos con una salsa provenzal y cordero que no se puede creer. No quedó nada. A la noche después de cenar llegó Ariel (junto a su familia), poblador del lugar. Compartimos la cena y en la sobremesa saco a relucir su guitarra y nos hizo escuchar coplas de su autoría. Es un auténtico payador que cuentas las cosas y realidades de los habitantes del lugar.
El sábado a las 7,30 hs ya estábamos desayunando y preparándonos para salir al recorrido del primer día. Infaltable en el desayuno el pan de masa madre de Panadería “Graciela”, la miel de Alumine (flor azul) y dulces caseros, esta vez de pelón, que siempre aporta Carlitos y hace Moni.
Los preparativos y aprestos del primer día se viven con una intensidad única. Con un entusiasmo difícil de describir. Son los momentos previos de adrenalina hasta que empezas a pedalear y descargar esa energía. A las 9 AM comenzamos a pedalear con un día casi ideal, por no decir ideal, con sol y temperatura agradable. Saliendo de Pilquiniyeu despacio a poco de andar aparece la primera y más importante subida. Subimos despacio mirando todo el entorno con paisajes y vistas panorámicas increíbles. Inevitable hacer paradas para sacar fotos y tatar de guardar en imágenes los lugares y momentos que la meseta ofrece.
Después de completar la subida y andar un poco nos encontramos con un puesto y el puestero en plena actividad. Estaban marcando o señalando las ovejas. Conversamos e intercambiamos información que les viene bien. En algunas de las fotos se puede ver el ganado ovino y otras imágenes del puesto y la camioneta Ford modelo, calculo, que de fines de los 60. Seguimos la pedaleada para entrar a un cañadón largo con formaciones bastante altas de puras rocas. A todo esto, vas pedaleando despacio, mirando para los costados, girado la cabeza y la vista, disfrutando los paisajes y las panorámicas.
Terminando el cañadón y poco antes de llegar a un ranchito abandonado aparece la primera cueva, la mas grande. Nos detuvimos para conocerla y por supuesto tomar fotos y caminar por la zona donde vimos las primeras pinturas rupestres dentro de la cueva.
Continuamos pedaleando hasta llegar a otro puesto donde también conversamos con el único puestero que hay en ese lugar. Nos contó que conocía hasta Maquinchao y que nunca había estado en Roca o Cipolletti y ni hablar de ciudades más lejanas.
Salimos del puesto para emprender el regreso pero a poco de andar dejamos las bicis en el camino y a pie ascendimos hasta una especie de peñasco donde visitamos otra cueva bastante mas profunda que la anterior, que se puede ver en una de las fotos tomadas desde adentro de la cueva hacia a fuera. Pudimos ver que adentro de la cueva hay muchas pinturas en diferentes lugares y a pesar de la poca luz pudimos sacarle fotos que se pueden ver en el archivo de wikiloc. Desde ese lugar se tiene una vista panorámica amplia e increíblemente linda. Aprovechamos para comer algo, estirar las piernas y disfrutar del momento con los biker del grupo.
Habiendo hecho gran parte del camino de regreso a Pilquiniyeu, nos cruzamos con una camioneta calculo que modelo de fines de los 70, que paró. Resulto ser el Sr Alsina y su hijo. Estuvimos un largo rato conversando. Nos puso al tanto de la vida en la región, de las tareas del campo, de las actividades que el hacia y tantas cosas. Nos invito a una yerra que se hacia al otro día.
Concluida la charla con Alsina, el regreso fue tranquilo y con satisfacción plena. Había sido nuestra primera jornada de rodada y por si eso fuera poco nos esperaba a la noche el cordero que acompañamos con alguna copita de nuestro vino oficial de travesías; el Pupato Malbec. El cordero y el malbec hacen una combinación o maridaje, difícil de igualar.
Cenamos y como siempre suele pasar en estas ocaciones, la sobre mesa fue larga y plena.
Las dos noches en la Meseta dormimos en la escuela.
Que mas decir. Es difícil transmitir la sensación sentida en las travesías compartidas con los amigos biker.
Viernes 19 de noviembre, salimos a las 14.30 hs de Cipolletti en la camioneta de Carlitos. En Roca se sumó Guille y Silvio, que había viajado esa noche desde Viedma. Con la comitiva completa salimos con rumbo a Pilquiniyeu distante a 440 km. De Roca fuimos a Los Menucos, seguimos hasta Maquinchao por la ruta nacional 23 y luego bajamos al camino de tierra en un tramo de 90 km hasta Pilquiniyeu, ubicado en la Meseta de Somuncurá. El grupo quedó formado por Carlitos, Guille, Omar, Silvio y el que escribe estas lineas. Como les decía, en Roca se sumó Silvio, organizador y coordinador.
Los preparativos habían comenzado desde principio de la semana. Juntando todos los elementos necesarios para los tres días de pedaleadas. No parece, pero se juntan muchas cosas y hacen falta algunos bolsos para que no falte nada. Incluyendo bolsa de dormir y un colchón inflable. Repartimos bicis y bolsos en dos camionetas.
Generalmente paramos en Maquinchao y vamos a un almacén a comprar las cosas necesarias para preparar la comida y cualquier cosa de utilidad. El viernes a la noche teníamos previsto hacer fideos. Silvio hizo los fideos con una salsa provenzal y cordero que no se puede creer. No quedó nada. A la noche después de cenar llegó Ariel (junto a su familia), poblador del lugar. Compartimos la cena y en la sobremesa saco a relucir su guitarra y nos hizo escuchar coplas de su autoría. Es un auténtico payador que cuentas las cosas y realidades de los habitantes del lugar.
El sábado a las 7,30 hs ya estábamos desayunando y preparándonos para salir al recorrido del primer día. Infaltable en el desayuno el pan de masa madre de Panadería “Graciela”, la miel de Alumine (flor azul) y dulces caseros, esta vez de pelón, que siempre aporta Carlitos y hace Moni.
Los preparativos y aprestos del primer día se viven con una intensidad única. Con un entusiasmo difícil de describir. Son los momentos previos de adrenalina hasta que empezas a pedalear y descargar esa energía. A las 9 AM comenzamos a pedalear con un día casi ideal, por no decir ideal, con sol y temperatura agradable. Saliendo de Pilquiniyeu despacio a poco de andar aparece la primera y más importante subida. Subimos despacio mirando todo el entorno con paisajes y vistas panorámicas increíbles. Inevitable hacer paradas para sacar fotos y tatar de guardar en imágenes los lugares y momentos que la meseta ofrece.
Después de completar la subida y andar un poco nos encontramos con un puesto y el puestero en plena actividad. Estaban marcando o señalando las ovejas. Conversamos e intercambiamos información que les viene bien. En algunas de las fotos se puede ver el ganado ovino y otras imágenes del puesto y la camioneta Ford modelo, calculo, que de fines de los 60. Seguimos la pedaleada para entrar a un cañadón largo con formaciones bastante altas de puras rocas. A todo esto, vas pedaleando despacio, mirando para los costados, girado la cabeza y la vista, disfrutando los paisajes y las panorámicas.
Terminando el cañadón y poco antes de llegar a un ranchito abandonado aparece la primera cueva, la mas grande. Nos detuvimos para conocerla y por supuesto tomar fotos y caminar por la zona donde vimos las primeras pinturas rupestres dentro de la cueva.
Continuamos pedaleando hasta llegar a otro puesto donde también conversamos con el único puestero que hay en ese lugar. Nos contó que conocía hasta Maquinchao y que nunca había estado en Roca o Cipolletti y ni hablar de ciudades más lejanas.
Salimos del puesto para emprender el regreso pero a poco de andar dejamos las bicis en el camino y a pie ascendimos hasta una especie de peñasco donde visitamos otra cueva bastante mas profunda que la anterior, que se puede ver en una de las fotos tomadas desde adentro de la cueva hacia a fuera. Pudimos ver que adentro de la cueva hay muchas pinturas en diferentes lugares y a pesar de la poca luz pudimos sacarle fotos que se pueden ver en el archivo de wikiloc. Desde ese lugar se tiene una vista panorámica amplia e increíblemente linda. Aprovechamos para comer algo, estirar las piernas y disfrutar del momento con los biker del grupo.
Habiendo hecho gran parte del camino de regreso a Pilquiniyeu, nos cruzamos con una camioneta calculo que modelo de fines de los 70, que paró. Resulto ser el Sr Alsina y su hijo. Estuvimos un largo rato conversando. Nos puso al tanto de la vida en la región, de las tareas del campo, de las actividades que el hacia y tantas cosas. Nos invito a una yerra que se hacia al otro día.
Concluida la charla con Alsina, el regreso fue tranquilo y con satisfacción plena. Había sido nuestra primera jornada de rodada y por si eso fuera poco nos esperaba a la noche el cordero que acompañamos con alguna copita de nuestro vino oficial de travesías; el Pupato Malbec. El cordero y el malbec hacen una combinación o maridaje, difícil de igualar.
Cenamos y como siempre suele pasar en estas ocaciones, la sobre mesa fue larga y plena.
Las dos noches en la Meseta dormimos en la escuela.
Que mas decir. Es difícil transmitir la sensación sentida en las travesías compartidas con los amigos biker.
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