Motril - Lobres - Salobreña

...Al límite...

Cuando se está al límite la mejor opción para recuperar las ganas sin duda es la fidelidad de la bici, y a rodar documentales.

Hoy el tiempo acompaña algo más, asi que echamos a rodar por Minasierra esquivando baches constantemente, pero el entorno con la acequia siempre lo ameniza. Alguna garza nos sobrevuela.
Tomamos un desvío hacia la antigua carretera de Molvízar, no sin antes hacer varias paradas técnicas para aligerar ropa y solucionar los inconvenientes que van surgiendo, pinchazo incluído. Hoy ya llegamos tarde pero llegamos. Arreglamos el pinchazo y NO decidimos darnos la vuelta, darnos la espalda, ni no dibujar sonrisas. Estas son las dos maneras de afrontar un percance, o decides darte la vuelta o continuar avanzar, como casi con todo. Después de todo creo podemos decir que tomamos la mejor opción. Llegamos al destino sorpresra Lobres, comquistamos la plaza de la Iglesia 1 hora entre comida en mal estado y microsueños plácidos. El mejor sueño es el que tienes entre manos, lo que estás haciendo en ese momento, sin pensar en otra cosa, sólo así puedes extraer todo lo bueno de los sueños, hacer bien a las personas, y reconocer los acontecimientos. Vivirlos y que luego ya, si acaso, que si quieras puedas quejarte. Algunas fotos de recuerdo en un mural campestre y vuelta por los caminos hasta el Río Guadalfeo descendemos un tramo de asfalto acompañados por un poni y su carroza a la carrera, y un tramo de 'tierra molesta', donde un kilómetro vale por 10, hasta hacer el desvío por el puente de Salobreña, porque el agua bien crecida no nos deja ninguna 'opción seca' de paso. Unas plataneras le ponen el color amarillo a esta ruta. Nos paramos en el paso del río a echarnos unas fotos con Salobreña a 22 centímetros y Sierra Nevada en la nuca.
Hacemos una nueva parada en un banco con vistas al mar y el sol ocupando las mejillas.

Con sobredosis de vitaminas volvemos por los caminos. No tuvimos más remedio que pararnos a contemplar a dos yeguas bien bonitas, a las que les acercamos unas hierbas frescas al borde del campo a las que no llegan y que saborean con descaro. Continuamos con el mar a la derecha por las playas y ya la vuelta de siempre hasta el Puente Toledano.

El próximo día será light y el mar estará más cerca, tendremos los pies en la arena y la espalda aterciopelada. Lo prometo. :/

Al fin y al cabo una bonita ruta y experiencia a la que se iban sumando compañeros inesperados para el recuerdo. Preparados de nuevo para el próximo día, aunque sea un domingo largo........