Moncalvillo Castroviejo

Hoy el grupo lo formamos Pere, Jorge, Antonio y Luis, que soy el que escribe la crónica aprovechando que la ruta es nueva para mi. Los cuatro salimos de distintas dolencias, resaca entre ellas, por lo que en los primeros kilómetros hacen más ruido nuestros cuerpos que nuestras bicis, aunque luego nos vamos entonando. Subimos hacia las antenas de Moncalvillo por el camino habitual que pasa por Sorzano. En el pueblo debe ser el “Día del saludo al ciclista” pues la gente que cruzamos nos saluda y anima con mucha amabilidad. Excepto la larga subida inicial en la que no se mueve el aire, el resto se hace bastante llevadero pues el día está seminublado y no aprieta el calor. Nos sorprende la abundante vegetación y el intenso color verde del paisaje para las fechas en las que estamos. Desde las antenas, continuamos por el camino que va cumbreando hacia la izquierda hasta llegar a la pradera que inicia el descenso hacia Castroviejo. El sitio es brutal, con el valle del Iregua a un lado y el del Yalde con Nájera al fondo al otro. De los lugares guapos de verdad para llegar en BTT. Hay que intentar seguir por la pradera en la misma dirección que llevábamos hasta encontrar un camino de hierba no muy marcado que nos baja a plomo hasta la pista justo para encontrarnos una bonita fuente. El descenso hasta el embalse de Castroviejo es para gozar, primero entre acebos y luego atravesando un hayedo. Da pena salir a la carretera. Pasado Santa Coloma tomamos un camino hacia la derecha que nos deja en Ventosa y por el Camino de Santiago tranquilamente hasta casa. En el sprint bonificado del cruce de Sotés se ha impuesto Jorge en su duelo particular con Antonio. No ha hecho falta la foto-finish. Muy divertidas las sendas finales para escapar de La Grajera.
Personalmente, de los días que más he disfrutado encima de la bici. He llegado a casa literalmente sin habla. Pero creo que esta es otra historia...