Medellín - Prado - El Chuscal - Heliconia - Sevilla-San jerónimo

Primero felicitaciones a los 7 guerreros que se le midieron a esta tremenda aventura probando el amor que le tenemos a nuestras ciclas y a este deporte (Varadas, perdidos, pinchadas, caídas, lluvias, tremendas lomas, nos cogió la noche y sin luces, 14 horas de Cicla) y aun así todos completamos el recorrido. Felicitaciones para Juan Carlos Restrepo C, John Fredy Montes Vasquez, Alfonso Montes, Hernán Argaez, Javier Felipe Escobar Puerta, Jorge Posada Pineda y Alejandro Gonzalez Jaramillo.

Mirando la altimetría uno piensa que la sección más dura es la subida al Chuscal y como es una ruta que recorremos con frecuencia estábamos muy confiados, pero que engañados estábamos, desde Heliconia hasta casi llegar a Sevilla es una tremenda loma, pone a temblar las piernas incluso del mas entrenado, y después de Quirimana, hay uno pequeños ascensos que con la cantidad de kilómetros encimas se hacen muy duros.

Salimos de la Aguacatala, subimos a san Antonio por la ruta nueva para calentar piernas y aquí iniciaron las eventualidades, la cicla de Jorge se varó y toco esperar a que abrieran el almacén de ciclas en prado para su reparación, el dueño del almacén, que conoce muy bien la zona nos dio como 7 rutas diferentes que podíamos tomar para hacer nuestra travesía, confiado de sus indicaciones y con la cicla lista continuamos nuestro recorrido.

Subimos al Chuscal e hicimos una breve parada para disfrutar de los deliciosos chorizos del mecateadero que hay al coronar el alto.
Continuamos con nuestro camino a Heliconia, bajamos raudos y veloces, y en una de las curvas Alejandro que iba de ultimo en el grupo se fue a una cuneta, caída sin mayores consecuencias y como nadie lo vio se sacudió y continuo a dar alcance al grupo.

Llegamos a Heliconia, foto obligatoria con el famoso monumento al Verraco de Guaca y continuamos con premura para que no nos cogiera la noche, en el transcurso un letrero de 35KM a Ebejico, esto va estar bueno :)

Avanzamos unos pocos kilómetros e inicia el tormento, ascenso tras ascenso fueron devorados a punta de pedal, y cada descansito, fue pagado con creces, porque lo seguía una loma mucho más dura que la anterior y para refrescar nos agarra la lluvia en medio de esta loma.

Por fin coronamos al alto, creo que lo llaman el llano y descendemos a Sevilla, foto en el parque y esperamos para reagrupar el grupo, ya que durante la subida se estiro mucho el pelotón.

Cambiamos la ruta de la inicialmente planeada, ya que Hernán y su tía no invito a un delicioso sancocho de gallina en una finquita en Quirimana, para esto tomamos un camino pequeño rumbo a la vereda.

Afortunada mente esta parte es de bajada, llegamos a un punto en el que nos debíamos de desviar para la finca y toco frenar de forma brusca para no pasarnos y nuevamente Alejandro que venía de último, no alcanzo a frenar y esquivar todas las bicicletas, chocando con una de ellas y nuevamente al suelo, nada grave.

Entramos a la finca, estiramos la piernas, sancocho de Gallina, juguito, indicaciones de como continuar el camino y a seguirle dando.

Las indicaciones decía que en todos los giros a la derecha, pero es difícil seguir estas indicaciones, ya que las entradas a las fincas son mucho mejores que el camino a seguir y uno engañado toma el camino que parece ser la ruta principal (la recomendación en este punto es pegarse del GPS), como era de esperarse no salimos del camino, el problema es que fue en un descenso tremendo el cual toco subirlo posteriormente con la cicla en la mano, para retomar la ruta real.

Ya a esta altura estábamos agotando los últimos rayos de sol y para acabar de ajustar empiezan los pinchazos, la primera fue Jorge, reparamos con toda premura y continuamos pegados del GPS, ya no queríamos arriesgar más a perdernos.

Callo el día afortunadamente salió una luna tremenda luna la cual fue una fortuna ya que ninguno tenía lámparas (la idea inicial fue la de llegar a San jerónimo a las 3:00 y ya estábamos por la 7:00 por eso ninguno tenía lámparas). La compañía de la luna fue espectacular pero corta ya que estaba muy nublado y las nubes nos taparon su luz.

Alumbramos el camino agotando los últimos restos de batería de cada uno de los celulares, en medio de la oscuridad Jaime probo el sabor del suelo, afortunadamente sin ninguna consecuencia, posteriormente Fredy se pinchó y unos metros más adelante, al suelo, esta vez sí se dio duro y quedo con una molestia en el hombro.

A esta altura del camino ya se pueden ver (a los lejos) algunos signos de la población, continuamos por el borde de la cordillera y el camino tiene unos continuos ascensos, incluso cuando se ve el Gaitero ya debajo de nosotros, lo que supone un descenso muy pronunciado.

Por fin el camino gira ala derecha, dejamos de recorrer el borde de la cordillera e inicia el descenso, como estábamos sin luces, aporreados y cansados decidimos bajar con las ciclas en la mano y arraticos sentados pero con el sillín lo más bajo posible para apoyar los pies.

Por fin llegamos al Gaitero (9:00 p.m.) e inmediatamente llego la camioneta del cuñado de Fredy a recogernos (que buena gestión la de Fredy y la buena voluntad de su cuñado) cargado de comida. Pasteles de pollo, empanadas y arroz con camarones, fueron el festín para celebrar nuestra travesía.

Aquí unas fotios de la salida: https://www.facebook.com/media/set/?set=a.850141988344451.1073741857.666575286701123&type=1
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