Los Toboganos del Odiel, desde Huelva

Ruta muy divertida y variada, que a pesar de salir desde Huelva, por su distancia, permite pasar por todo tipo de recorridos y paisajes. Destaca un tramo de 20 km de constantes toboganes, muy duro.

DESCRIPCIÓN DE LA RUTA Y LA JORNADA

Por algunas ausencias habituales últimamente, nos vamos agrupando, mientras cruzamos Huelva por completo, Arturo, Dani, Fran, Michel y yo, hasta tomar la clásica salida del cementerio, unos con más frío que otros.
Dani y Fran proponen salir desde Huelva para aprovechar toda la mañana haciendo kilómetros sobre las bicis, para preparar un poco la maratón de Valverde. Curiosamente, son ellos mismos quienes al pasar por Gibraleón y ver una churrería deciden parar a tomar un café … Pues nada, se para, que hoy estábamos todos en plan amistoso como se verá después.
Salir desde Huelva se me atraviesa por la quincena de kilómetros que no te quita nadie de travesía del desierto, tanto de ida como de vuelta. Pero hacer kilómetros siempre viene bien, y si luego enlazamos con la salida de Gibraleón por el Odiel, que tiene de todo, pues la idea se presentaba atractiva. No hubo protestas ni planes alternativos, así que tras los primeros 20 km hasta pasar Gibraleón, empezamos a subir el Odiel por la agradable pista que recorre la ladera de su orilla derecha.
Dani aprieta al personal, supongo que por efecto del café, y llegamos al puente Sifón en un santiamén, y en lugar de atravesarlo seguimos por la misma margen del río, empezando el mencionado tramo de los toboganes, de 20 km, que acumula el 62% del desnivel acumulado de subida de la ruta, y las rampas de más desnivel.
La primera parte de los toboganes transcurre junto al río, entre jaras y encinas, con rampas cortas de entre 50 y 100 metros, todas ciclables (menos una de las primeras de subida en nuestro caso, creo que la segunda).
No tiene pérdida este tramo porque vamos junto a una valla que tras un buen rato de toboganes gira a la derecha para separarse del río. Seguimos la valla, lo que nos obliga a remontar una rampa tremenda, que no es más que la primera de 3 seguidas que nos dejarán (y nos dejaron) para el arrastre. La primera la subimos todos (59 metros al 30,5%), para una vez arriba, mientras recuperábamos el fuelle, observar lo que se nos venía encima. Esta segunda rampa tiene 67 metros al 30%, pero al ser recta se ve lo que se te viene encima, y además tiene el tramo más empinado de subida de la ruta, con el 35,25%.
Todavía queda una tercera rampa más corta pero de pendiente similar. Sólo Fran se subió los tres tramos (y quedó KO durante un buen rato), pero ninguno de nosotros los consiguió recorrer seguidos y de un solo intento. Del paisaje en esta zona me vais a perdonar que no me acuerde.
Tras esto, vemos adelante una cuarta rampa demoledora, y cubierta de jara, pero como ya había estado por aquí conocía la pequeña pista que sale a la derecha para evitarlo, metiéndose en una dehesa de encina, este día muy seca. Tampoco es que el terreno valga para recuperar, porque estamos remontando desde el río Odiel hasta la estación de tren de Belmonte, la más rural que yo haya conocido jamás, y supongo que la de menos pasajeros del mundo. Eso sí, está recién reformada …
Como no hemos tenido bastante, seguimos el plan trazado y volvemos a bajar casi hasta el Odiel de nuevo, por una pequeña pista entre monte bajo y algunas encinas, con algún tramo de descenso rápido por pista rota. Antes de llegar al Odiel, desvío a la derecha que casi no se ve, y tomamos un agradable sendero entre matorral, de nuevo con sube y baja constante, hasta llegar al Puente de la Alcolea, que este día estaba magnifico, al venir el río con poco caudal y por tanto con agua clara, de color verde (foto 1). Nos tomamos un merecido descanso, y comemos algo sentados junto al borde del acantilado que baja al río, observando la frondosa ladera opuesta y las sierras cercanas… (fotos 2 y 3) Lo de hacer kilómetros…
En fin, retomamos la marcha, con la salida clásica de la zona, hacia la casa de la Laguna, de nuevo en terreno ascendente. En esta casa, tomamos la pista hacia Fuente de la Corcha, pero en pocos metros nos desviamos a la izquierda a buscar un acceso hacia el paso del Cobujón, que al final encontramos, pero a base de más y más toboganes. Recuerdo por lo menos dos bajadas tremendas (la última, en la foto 5 de derecha a izquierda) y una subida terrorífica, similar a las anteriores, pero más larga.
En fin llegamos a la pista principal del Cobujón, unos haciendo fotos (foto 4) y otros subiendo y bajando para entrenar más, y damos por terminada la sesión de toboganes. Pero como colofón, como estamos junto al vado del Odiel de la pista del Cobujón, hay que hacer la subida casi completa, en dirección a Fuente de la Corcha.
Pero como no es nada comparable con lo que hemos sufrido antes, pues para arriba.
Ya en el altiplano cercano a Fuente de la Corcha nos impiden salir de la pista principal, así que tenemos que llegar hasta Fuente de la Corcha para buscar un acceso rápido a Huelva, que se hacía tarde.
A pesar de algún problema físico de alguno del grupo, que se solventará poco a poco con el paso del tiempo, tras un rato por la inmensa y aburrida pista que va dirección Beas y Trigueros, nos salimos de la misma en busca del conocido “túnel de la Chaparrera”, un pequeño sendero que transcurre entre muros, cuya umbría ha propiciado un túnel de vegetación bajo el que transcurre este serpenteante sendero. Esto, y un ligero desnivel descendente nos hace apretar el ritmo hasta salir del “túnel”, para poco después, y tras varios repechos cortos por la dehesa del Chaparral, parar y reponer fuerzas.
Junto al Cortijo de la Chaparrera, de encaladísimos muros, dejamos la Vereda de la Chaparrera, para encaminarnos de nuevo hacia el Arroyo del Puerco y evitar las pistas que salen a la izquierda hacia Gibraleón.
Así que empezamos de nuevo la “travesía del desierto” (nunca mejor dicho en este caso, porque estábamos casi todos sin agua ya), ahora con viento de cara y cada vez menos ganas (por lo menos yo), más o menos todos juntos hasta la subida final a Huelva, donde hubo algún amago de hostilidad que fue suficiente para romper el grupo hasta la reagrupación en la carretera del cementerio.
Al final 89 km, casi 1.300 m de desnivel acumulado, y mucho tobogán, por lo que al llegar a Huelva sobre las 14:30, estampida general sin cerveza ni nada.