LA RIOJA.- Valvanera

Desde que era un niño me preguntaba a dónde llevaría el sendero que subía desde el final del monasterio de Valvanera. Hoy, casi 40 años de aquello, y solo, una de las formas que más me gusta para montar en bici, lo he descubierto. No a dónde va, sino de dónde viene.
Llevaba tiempo queriendo hacer una ruta por esta zona de la Demanda, y no encontraba muchas que pasasen por el Monasterio de Valvanera. Al final, con un poco de miedo por el desnivel y el calor que hacía, me la he jugado.
He cogido esta ruta que tenía hecha Chebaca (https://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=7589623) y me he ido.
He salido muy tarde, sobre las 12, y la primera subida con calor me ha hecho desmontar varias veces. Incluso me planteaba modificar la ruta y girar a la izquierda en el alto en lugar de seguir el track. Sería más corta, no ascendería tanto y tendría vistas del monasterio desde la Umbría, dejando el rio Valvanera a mis pies. Pero los comentarios de Chebaca sobre la bajada final podían más y me animaban a continuar con el track.
Una vez arriba, cresteando me he recuperado del resuello. He comenzado una larga bajada por caminos bien marcados hasta el cruce con el desaparecido monasterio de San Cristobal, donde he cogido el camino vecinal que sube hacia el nacimiento del río Tobía. Es una pista bien asfaltada que va cogiendo altura poco a poco.
El merendero que hay en el giro es un buen lugar para parar a comer algo y recuperar fuerzas. Es un lugar agradable junto al río Tobía con una mesa de piedra para hacer una merienda.
Desde aquí comienza la verdadera subida. Al principio se sube bien, a la sombra, pero al cabo de un kilómetro la subida toma mucha pendiente, y se hace imposible. Estaríamos a mas de 30 grados, y las fuerzas ya me estaban justas. He tenído que subir tramos andando. Parando para descansar, comer y beber, y vuelta a subir.
Ya en la parte más alta, a falta de un kilómetro para el final de la subida, vuelve a ser fácil pedalear, y una vez arriba comienza una bajada realmente divertida, que nos lleva al monasterio por el camino que desde pequeño veía que subía desde le monasterio.
Después, ineludible visita a la tienda de los monjes para comprar licor de Valvanera, y un botecito de miel.
Vuelta a casa cansado y satisfecho.