Jericó-La Aguada-Las Tinajas-El Asilo-Puentelata-Jericó

RUTA DE LOS GALAPAGOS
Jericó-La Aguada-Las Tinajas-El Ancianato-Puentelata-Jericó
17 enero de 2015

Galápagos fue el nombre dado a ésta ruta que se hizo, no precisamente en las hermosas islas ecuatorianas; sino en Jericó, la tierra prometida antioqueña.

Allí también se dieron cita otra decena de ciclistas convocados por Ecoaventurax y Biciclub quienes decidieron conocer “La Atenas del Suroeste” o “Mesa de Dios” sobre dos ruedas. Gracias a éste encuentro pude conocer a Oscar Upegui excelente ciclo-montañista y un muy buen usuario de éste portal.

Este es el primero, de dos circuitos realizados en tierras de, no sólo la Madre Laura, sino Jesusita Vallejo, Héctor Abad Gómez y Manuel Mejía Vallejo.

El trazado, diseñado por nuestra amiga y compañera de aventuras Diana Vergara, nos llevaría por empinados rieles, terrenos empalizados, trochas abandonadas, carreteras inconclusas y hermosos pozuelos que harían de ésta, una ruta técnica.

Estos tan sólo 28km se pensaban hacer en la mañana pero, la altimetría del recorrido, la marcada en el GPS, la tomada de fotos, la mecatiadita, una equivocación en el camino pero, sobre todo, un par de galápagos de bicicleta que pusieron problema gran parte del trayecto y por los que paramos en varias oportunidades a arreglar; extendieron la jornada.

"Bobaditas" varias dilataron la montada y lo que íbamos a hacer en un par de horas se nos llevó todo el día. Así estuvo ésta corta pero “sustanciosa” rodadita.

Casi a las 10:00 am salimos del considerado el pueblo más bello de Antioquia, pasamos por algunas de sus 16 capillas y seguimos por El Faro rumbo a la vereda “La Aguada”. Esto lo hicimos por unos columpios con empinados rieles.

La pedaleada por allí la alternamos con el arreglo de un par de galápagos que empezaron a hacer de las suyas. Menos mal íbamos con Lucho, nuestro Mecánico “M” que no sólo se encargó de éste arreglo sino de otras tantos que fueron surgiendo durante el trayecto.

Si bien en La Aguada hay dos posibilidades de bajar al Asilo -sitio por el que pasaríamos más adelante-; nosotros optamos por tomar el camino más largo que va por La Pica con el fin de conocer Las Tinajas.

Una vez en La Pica supimos de una vía terciaria que va a Pueblo Rico. También nos enteramos que por allí tomaríamos el descenso al Asilo pero que antes iríamos a La Tinajas.

Para ello seguimos el camino y en el segundo cruce giramos a la derecha para tomar una carretera empalizada en ascenso que nos llevó por monocultivos de eucalipto y pinos a un arrume de troncos en donde la vía se acabó. Fue entonces cuando nos percatamos que nos habíamos metido a una carretera inconclusa construida sólo para la extracción de madera.

Si bien habíamos perdido el rumbo original, debo decir que ésta desviación no estuvo del todo mal ya que se practicó un poco de técnica, se observó una excelente panorámica de la región y se dejó abierta la posibilidad de descender, por un single track, a la carretera terciaria que va a Pueblo Rico.

Nota: ésta parte de la ruta no la quise borrar del trazado por si alguien quiere aventurarse a rodar por allí.

Como en mente seguía la idea de conocer Las Tinajas, emprendimos el regreso a la Y para retomar el camino correcto. Mientras lo hacíamos volaban en el cielo los aviones militares que traían a Juan Manuel Santos, Presidente de la República, que ése fin de semana inauguraría un teatro en “La Ciudad Culta de Antioquia”.

Retomamos el rumbo, llegamos a un riachuelo, descendimos a el y conocimos “Las Tinajas” una par de escondidos y provocativos pozos de agua elaborados con piedras por indígenas Corí que habitaron la región. Allí los varones se pegaron una zambullida y tras un refrescante baño retornamos a las ciclas para volver a La Pica.

En éste punto pasamos las ciclas por encima de una portada y rodamos por una abandonada carretera que recorre parte de La Finca La Argelia. Esa que más adelante apareció ante nuestros ojos y en la cual, gracias a la amabilidad paisa, amortiguamos el hambre y la sed que llevábamos.

Allí Arcilio y su sra nos prepararon arepa con quesito, pan y aguapanela. Mientras comíamos supimos que el anterior dueño de la finca había mandado a construir carreteras por todos sus predios con el fin de recorrerlos en carro.

Tras recobrar fuerzas volvimos a las ciclas para continuar bajando por la misma vía que en éste punto se torna más “amable”.

Varios km más allá llegamos a un bello paraje llamado Las Playas en donde está el asilo de ancianos. Sin duda éste tranquilo vallecito, formado por el Rio Piedras, es un buen lugar para pasar los últimos años de vida. Algunos de nosotros, que ya hacemos parte de La tercera edad, pasamos agachados para que no nos fueran a dejar allí jajaja

Seguimos y en algún punto nos topamos con los otros ciclo montañistas que iban en sentido contrario a ver la llegada de los loros. Ellos venían de bañarse en otro buen pozo que nos recomendaron. Por eso, en la recta final de nuestra montada, nos detuvimos para otra zambullida en éste charco.

Continuamos un rato bordeando el Río por bellas vegas hasta un punto llamado Puentelata. Acá la vía empata con la carretera destapada que viene de Támesis y Andes.

Sabíamos que estábamos en la recta final de la montada y sin detenernos comenzamos el ascenso de 4km a Jericó en donde a las 5:30 p.m. con sólo 28km rodados en 3H:49´ terminamos ésta corta, pero “sustanciosa”, montada con mis compañeros de 6to B.