Jaén-La Mella-Llano del Palote-Cerro Miguelico-Jaén

En esta ocasión, el amigo Jesús y yo no hemos salido con el casco típico de la bicicleta, sino que él se ha puesto un saracof, como los aventureros africanos, y yo me he ido con un sombrero fedora, como el de Indiana Jones, porque esta no es una ruta corriente al uso, sino que vamos a descubrir nada más y nada menos que el Cerro Miguelico, allá por la lejana Jamilena.
Así que quedamos a eso de las 7:30, que aunque parezca temprano, a mediados de julio ya te va dando el sol en la cabeza desde el momento en que sales de Jaén, y como estamos en plena ola de calor (media España ardiendo, y hasta Inglaterra en alerta roja por fuertes temperaturas) no conviene entretenerse demasiado. Como la ruta es corta, le metemos a primera hora la subida a la Mella, porque es un buen desayuno para dos pobres sexagenarios que solo aspiran a estirar las piernas, y así hacemos el desnivel tempranito y después vamos llaneando … o eso creía yo.
Superada la Mella, nos vamos por la vereda hasta Los Troncos, Cerro Mortero y el Megatín. Nos bajamos por la rampa de la Fuente de los Potros con el fin de añadirle un poquito morbo a la ruta, sin saber que el morbo viene después. Pasamos por la Fuente del Palo, que de forma increíble, echa aún agua abundante y fresca, y llenamos los botes. Después subimos Cuesta Negra y cuando llegamos a lo alto y vamos a girar a la izquierda para tomar la pista que nos lleva hasta San Isidro por La Pata del Caballo, nos encontramos una puerta (que yo no sabía que existía) y no podemos pasar, por lo que tenemos que bajar hasta el Lago de la Cantera y subir por lo que algunos llaman la Cuesta de los Patos, que tiene la mala fo… a cuestas. Ya a estas horas de la mañana, las chicharras estridulan como si fueran las Trompetas de Jericó, y nos acompañan, junto con las moscas, en toda la subida, que se vuelve indigesta y pesada con el sol machacando nuestras doloridas espaldas. Hay quien dice que esta cuesta no se puede subir montado, pero afirmo que sí, que se puede subir, pero si puedes buscar una alternativa, mejor que mejor.
Una vez arriba, bajamos un poquito y comenzamos con la subida a Cerro Miguelico, que, aunque está encementada, también tiene su mérito. No sé cual es la pendiente, pero no menos de un 18%. Llegamos arriba, donde comienza la vereda, y ahora viene lo bueno, porque no solo es cuestión de pendiente, sino de piedras y escalones, que no encontramos forma de subir, salvo echando el pie al suelo, y la bici al hombro.
Llegamos al Llano del Palote, y nos encontramos con que la vereda se bifurca. Yo he cogido la de la izquierda, como podría haber cogido la de la derecha, solo por investigar, pero la elección no ha sido muy afortunada. Si a la subida al cerro hemos tenido que echarnos la bici al hombro, ahora para bajar hasta Santa Ana, de nuevo tenemos que echarnos la bici a cuestas. Si acaso, solo un 10% de la vereda es ciclable, pues, aunque es cuesta abajo, las piedras, los enormes escalones y las fortísimas pendientes hacen que, incluso andando, sea muy arriesgada la bajada. Querido amigo que lees estas letras, si me quieres hacer caso, no merece la pena con bicicleta.
Desde Torredelcampo hasta Jaén nos venimos por el camino Mozárabe, pero después nos metemos por la derecha y llegamos por los caminos hasta el Colegio Guadalimar.
En fin, ha sido una mañana productiva, pues hemos averiguado por dónde no hay que cruzar el Cerro Miguelico. Si no fuera porque llevábamos el saracof y el fedora, no sé qué habría sido de nosotros. ¡Qué calóoo!