Jaén-Fte.Tio Ratón-Collado Villanueva-Cambil-Jaén (fallida)

Esta es una de las más bonitas rutas que puede hacer cualquier amante de la bicicleta de montaña, desde Jaén.

El viaje hasta Mancha Real, la Peña del Águila, la Fuente del Tío Ratón, el Collado de Villanueva y el acueducto de Cambil, va bastante bien. Pero la ruta la he trazado en el ordenador, o sea, a vista de pájaro, quiero decir, de satélite, y todo no se ve como luego en la realidad. Resulta que cuando no estaba lejos de llegar a la autovía de Granada, una puerta bien cerrada en el camino me impide el paso. Como estoy casi en lo hondo de un barranco, pienso que no es plan de subir hasta arriba a busar una ruta alternativa conocida, así que sigo camino abajo, dando bandazos de un sitio a otro sin saber por donde tirar. Tampoco pasan ni las grajas, por lo que no tengo a quien preguntarle. Así que sigo para abajo hasta que encuentro a unos aceituneros en su oficio, a los que pregunto si por ese camino podré salir a la carretera y un Sr. barbudo con pinta regular me dice que sí, bueno..., o sea que sí, pero que con la bici no tendré problema, aunque quizás me tenga que bajar.

Aprovecha un perro de esos feos, de ocico largo y nariz plana desde los ojos para tirarse para mí ladrando como un poseso, con ánimo evidente de querer comerme una pata, y cuando me bajo de la bici para parapetarme detrás de ella, viene la (probable) Señora de amable aceitunero diciendome que no me preocupe, que no hace nada y que no le ponga la bicicleta delante de mí, que se pone nervioso el perro. Señora, el que se está poniendo nervioso soy yo (seguramente os suena esto a alguno).

Sigo y 100 metros más adelante oigo que el perro viene ladrando detrás de mí, con cara de malas pulgas. Se ve que se ha acabado de poner nervioso y viene a ver si me puede enganchar, así que no tengo más remedio que bajarme de nuevo de la bici, cagarme en la p.. (piii) que lo parió y tirarle lo primero que pillo por el suelo, hasta que se da cuenta de que no dejaré que se lleve ninguna parte de mi cuerpo sin luchar hasta la muerte, y se va corriendo para atrás, pero ladrando, con su ama amable.

Se acaba el camino en una finca de olivas y por allí no hay por donde tirar. Me asomo por un canto y veo allí abajo la autovía de Granada, pero no hay camino. A esto se refería el paisano cuando me dijo lo de que con la bici no había problema. Por más vueltas que doy acá y allá, definitivamente no hay camino. Ya no es plan de tirar de nuevo para arriba y volver a enfrentarme al dichoso perro y a su condescendiente dueña, así que no tengo más remedio que echarme la bici al hombro y tirarme cerro abajo por medio de los pinchos, haciendo escalada, pero al revés, y a pique de matarme, pero no hay otra solución.

Felizmente llego abajo, no me he abierto la cabeza, la bici está bien y por hoy, salgo airoso del trance. Que le vayan dando al perro.

Ya sólo falta tirar por la vía de servicio hasta llegar a casita. Otra cosa será la cara que me ponga mi Sra., a pesar de que la pienso llenar de besos. Pero esa es otra guerra

Pd.: cuando tracéis una ruta en el ordenador, fijaros bien, que luego hay puertas que no has visto y hay que tomar rutas alternativas, que pueden, incluso, tener perros feos dispuestos a comerse hasta un pedal de la bici.