Jaén-Cañada Hazadillas-Barranco de la Parrilla-Jaén

Febrero de 2022
En esta ocasión, el amigo Jesús y yo nos vamos a recorrer el Barranco de la Parrilla, que está en Cárchel. Como son poco más de 60 kms., no hay necesidad de coger el coche, así que nos vamos desde Jaén en la bici, y como no nos gusta mucho la carretera, nos vamos por “Los Patos”. Estamos un poco azorados porque nunca hemos recorrido este magnífico barranco y vamos como niños con zapatos nuevos, hacia la aventura.
Hacemos el camino rápido y solo nos paramos para llenar un poco agua en la Cañada de las Hazadillas, tan bonita como siempre. Por un momento valoramos subirnos por la vereda de la Chimba, pero no queremos perder tiempo alguno y deseamos reservar las fuerzas para el Barranco, porque no sabemos si será muy exigente o no.
Así que continuamos por el camino hacia los Llanos de Palomares sin detenimiento y en un suspiro estamos en lo alto de los mismos, ya en la carretera que baja hasta Cárchel. Nos paramos en el Pilar de las Pilas a beber un último trago de agua rica antes de meternos en el barranco, un poco más abajo. Desde aquí hasta el pueblo, todo es desconocido y comienza la nueva experiencia.
Toda esta primera parte del barranco es camino entre las olivas, pendiente al principio, aunque se lleva bien porque no hay piedras sueltas y tiene buen firme. Desde el fondo del barranco no podemos dejar de admirar las altísimas laderas que hay a nuestros lados, en las que escalan las olivas valerosamente hacia lo alto de los cerros, en pendientes que se nos figuran imposibles para las personas, pero que los lugareños cuidan y atienden como si fueran los mejores olivares del mundo. Si hubiera que pagar con justicia el precio que se merece el aceite que producen estas olivas, no alcanzo a imaginar cuanto podría costar.
Llegamos a la carretera y nos metemos en la vereda SL-A 55, aunque realmente, todo el camino del barranco está marcada con este nombre. Es una vereda estrecha, que por momentos sube y por momentos baja, aunque en general, lleva un desnivel negativo, es decir, va perdiendo nivel. A pesar de ello, está limpia, no tiene muchas piedras y es ciclable sin mayor problema en su totalidad. Tiene una gran visibilidad, puesto que no está flanqueada más que por vegetación baja y algunas retamas, y el paisaje es realmente magnífico.
Llegamos a una especie de rellano, como un pequeño prado verde en el que crees que te vas a encontrar a unas vacas pastando, como en Asturias, pero no es más que un último descanso para la bajada final, que es donde está el verdadero misterio de esta vereda. Queda como medio kilómetro o algo menos, pero muy pendiente, aunque no tiene muchas piedras sueltas. Se pasa por encima de algunas losas con escalones, que un hombre decidido no tendrá problema en pasar, aunque conviene mirarlas bien antes de tirarse.
Llegamos a la carretera que entra a Cárchel, y lo duro ha pasado, pero el Barranco de la Parrilla aún no ha finalizado, así que nos vamos por un camino que sigue bajando hasta la carretera de Granada, pero por un error de apreciación, al principio nos metemos por un camino que nos lleva hasta una casa de campo en la que hay un Señor trabajando. Le pedimos permiso para pasar y le preguntamos si vamos bien, y nos responde que es por el camino que hay un poco más arriba, pero que tenemos permiso para pasar. Gracias, amigo. Seguimos para abajo por el camino, que a veces se desdibuja bastante y hay que pasar por debajo de las olivas, saltando algunos padrones, lo que le da cierto aire de aventura selvática. Luego continúa un fragoso camino que sube, baja, se ensancha, se encoje, se rompe, etcétera hasta que estamos en la carretera de Granada.
Nos paramos un momento, nos felicitamos, estamos enteros, y solo nos queda tirar para Jaén por la carretera. No llevamos prisa, pero tampoco perdemos el tiempo, así que sin parar y a buen ritmo, nos ponemos en la Yuca rápidamente, y hoy, en vez de subirnos por el invernadero, decidimos subirnos por el camino del Pago de la Fraila, por variar simplemente.
Nos paramos a la entrada de Jaén en un bar que nos pone una cerveza fresquita que entra divinamente y nos vamos para la casa con la sensación del deber cumplido.