IV marcha Antonio Blanco. Ríonegro del Puente.

¡Maravilloso, sensacional, extraordinario...chévere! Esa es la descripción del acontecimiento. Ha sido una ruta por sitios muy bonitos de bosques y senderos principalmente (también había sus caminos anchos e incluso en los últimos quilómetros había que ir por las obras del ave con pistas anchísimas como autovías de tierra, pero hasta eso ha sido divertido). Sin muchas subidas rompepiernas, la marcha ha sido menos dura que la del año pasado. Salimos a un ritmo algo lento y con paradas bastante a menudo (unas veces para esperar y otras por atasco). La temperatura era muy agradable pese a la llovizna intermitente y la compañía también (íbamos Jose, Domingo, Sergio y yo). Al llegar al avituallamiento se separaba el camino en dos (ruta corta y ruta larga). Desde el primer momento mi intención era ir por la larga y, como me encontrba bien, así lo hice. Sergio y otro chico (Aure) se apuntaron también, mientras que DOmingo y Jose optaron por ser conservadores y acabar con los 12 o 13 km. que quedaban (después comentamos que quizás era demasiado poco). Nada más reemprender la marcha nos encontramos con una subida dura (la podéis ver en el perfil 100 metros de subida en un kilómetro) pero tampoco para dejar los higadillos. Poco después nos tuvimos que refrescar los pies cruzando el río con las bicis en la mano (cubría más o menos por las rodillas y las piedras resbalaban de lo lindo). Después disfrutamos de unos cuantos toboganes pequeños y consecutivos y de alguna bajada divertida de verdad (recuerdo una con un salto en medio que me hizo disfrutar especialmente). En el quilómetro 45 íbamos de charleta con otros ciclistas y nos saltamos un cruce. Eso nos hizo perder el camino y tener que dar la vuelta, pero sin más. Cuando encontramos de nuevo el sendero pudimos volver sin problemas. Los últimos quilómetros a muy buen ritmo, sin duda ayudados por el desnivel, pero también por el buen estado de forma en el que nos encontramos y por las suaves temperaturas. Al llegar, estaba la familia esperando en la línea de meta, me hizo mucha ilusión, la verdad. Todo perfecto.

La bicicleta de maravilla, ligera, rápida, cómoda y...resistente, porque una rama entre la rueda delantera casi me arranca el macarrón del freno delantero y me deja sin radios y sin frenos, pero la máquina aguantó bien y solo tiene una pequeña cicatriz y un par de radios doblados. El invento del doble plato me parece sencillamente genial, te ahorra cambios y te permite mantener un ritmo más constante. Otra vez feliz.