Día 1. Retiro - La Ceja - Carmen de Viboral - Santuario- Peñol - Concepción

Hace días teníamos antojo de conocer Concepción, así que nos ideamos esta travesía de 2 días, por caminos poco convencionales que nos permitiera llegar a este destino: Rumbo a “La Concha”
Salimos el domingo temprano desde el Retiro. Tomamos la vía de Pantanillo hacia la Ceja, luego nos desviamos por “Lejos del Nido” para salir al Chuscal y tomar la vía principal que va de Don Diego a La Ceja. Seguimos hasta el alto de Nano y luego de descender 1 km aproximadamente nos desviamos a la izquierda a conocer un desecho que nos sacaría a la Ceja. En ese trayecto un perro salió a darnos su saludo. Siempre alcanzó a morder un poco a Mile. Nada grave por lo menos.
Continuamos el descenso, salimos a la Ceja, allí tomamos la vía que conduce a San Antonio de Pereira. En esta, justo al frente de la entrada al Capiro nos salimos en un desvío a la derecha a buscar un camino alterno que nos sacara al Carmen de Viboral. Antes de llegar a la granja de Avinal tomamos nuevamente a la derecha y continuamos un bonito recorrido que mas adelante nos llevó por la escuelita La Milagrosa y luego tuvimos que atravesar un bonito cultivo. Luego de este salimos a tomar unos rieles a la derecha para seguir el camino que nos sacó adelante en la vía pavimentada que va al Carmen de Viboral.
Continuamos y ya en el Carmen, luego de unas cuantas fotos, un tinto y seguimos a buscar la via que de allí sale a Santuario. Una camino destapado muy agradable, con buena divisa, sin mayores dificultades para rodar. En Santuario tomamos la vía que sale al Peñol. Un buen ascenso en pavimento, luego empezamos a descolgar encontrándonos en las primeras curvas con una espectacular vista del embalse de Guatapé y la piedra. Llegamos a una intersección donde encontramos un par de ciclistas que venían de Granada. Intercambiamos algunas palabras y continuamos el bonito camino que nos llevó hasta el Peñol, siempre con una magnífica visual.
Allí tomamos la vía en dirección a Guatapé y nos desviamos a la izquierda en la salida que va a San Vicente. Por esta vía cruzamos la represa en un bonito puente y continuamos, siempre con la represa a nuestra derecha. Entre mas avanzábamos por esta vía íbamos dejado las magestuosas fincas de recreo e íbamos viendo un paisaje mas natural, mas campesino. El camino también iba siendo mas tosco y mas tranquilo (mas agradable para nosotros en nuestras bicicletas). Pasamos el desvío a San Vicente y continuamos. Luego encontramos un puente que cruza el rio “La Magdalena” que desemboca en la represa. Allí hay un camino que se va bordeando dicho rio y pasa por “Corrientes” (también se puede salir por este a San Vicente o Concepción), pero en esta ocasión seguimos de largo a buscar la vereda la Despensa por donde habíamos trazado la ruta. En ese punto, hidratamos, nos alimentarnos un poco y disfrutamos de la maravillosa vista (de la represa y del peñolsito, una bonita roca que parece una réplica de la gran piedra del peñol). Alli empezamos un buen y técnico ascenso y nos empezábamos a alejar de la represa. A nuestras espaldas, en el otro extremo de la represa, alcanzábamos a ver la zona urbana de Guatapé. Seguimos el camino, llegamos a una escuelita (La Despensa) y en ese punto nos enfrentamos a unos poderosos rieles que nos exprimieron la ya poca energía que nos quedaba. Cada pedalazo se sentía y nos hacía pensar en desistir…. Después de pelear mucho sobre todo con nuestra mente, terminamos, los coronamos…. Las piernas me temblaban cuando descendí de la bicicleta a esperar a Mile. Me subí a un peñasco donde se tenía una bonita vista de la escuelita, allá abajo, donde habíamos empezado estos rieles, adornada con un bello arco iris (un buen premio al esfuerzo).
Desde allí el camino aunque se hace mas suave, ya íbamos con las piernas bastante resentidas, cualquier pequeño ascenso, cualquier obstáculo en el quebrado camino lo sentíamos. No sabíamos que tanto nos faltaba. Mirábamos el mapa pero no era fácil estimar un tiempo para lo que nos restaba de camino, mas sin conocer este. Seguimos avanzando por el quebrado, solitario y agradable camino. Una suave lluvia nos acompañaba y a la distancia se iba oscureciendo mas el cielo. Ya la tarde iba muriendo. Finalmente llegamos “al Tapón” en la vía principal que conduce de San Vicente a Concepción, en la Vereda “Las Frias”. De allí, ya por pavimento, un corto ascenso para llegar al alto y empezar un continuo descenso hasta Concepción, donde estaba cayendo un fuerte aguacero. A la distancia solo veíamos los relámpagos.
Continuamos bajando, la lluvia no mermaba. Ya entrada la noche (7 pm aprox) llegamos finalmente, y completamente empapados, a Concepción. Buscamos donde comer. Ubicamos el lugar donde íbamos a alojarnos, sin embargo vimos que este se encontraba en una ruidosa vía, así que quisimos ir a buscar otras opciones, pero sin conocer el pueblo y con la lluvia, no fue fácil. Finalmente, sin tener muchas alternativas, encontramos un buen lugar donde descansar. Por la lluvia que seguía cayendo no salimos esa noche ni a conocer el pueblo. Nos instalamos a descansar para lo que sería la jornada de regreso del dia siguiente…..