CIRCULAR COLONIA JARDÍN- BOADILLA-VILLAVICIOSA-PUENTE DE HIERRO- COLONIA JARDÍN

Saliendo de Colonia Jardín nos dirigimos hacia Boadilla del Monte primero por la pista paralela a la Ciudad de la Imagen, en ascenso hasta el cruce con la M-40, y luego en descenso una vez rebasada ésta por el paso inferior.
La campaña agrícola ha barrido parte de las sendas más disfrutonas, así que hay descender por pista orilla al Ventorro del Cano y a la Ciudad del Santander.
Atravesamos Boadilla en busca de la Urbanización El Bosque Las Lomas que atravesamos por sendas entre chalets por trochas reviradas, con el piso blando y una vegetación que hace olvidar que estamos en zona urbana.
Buscamos la entrada de Las Lomas Golf para enlazar con la zona más interesante de la ruta; la travesía del Monte de Sacedón y ruta paralela al Guadarrama hasta el Puente de Hierro, una estructura de la antigua vía férrea Madrid-Almorox.
Este tramo de la ruta es el más interesante y por él merece la pena todo el pisteo anterior y posterior.
Pues bien, una vez que cruzas la carretera de los pantanos el camino de servicio te deja sobre la trocha que atraviesa el pinar, en ascenso estrecho, mínimamente técnico, coronamos la pequeña elevación que separa Villaviciosa del Guadarrama. Al poco de coronar llegamos a una finca y justo a la izquierda, en una abertura en la verja metálica , iniciamos un descenso rápido y técnico en el que hay que ser prudente pues la primera rampa es muy pronunciada, llena de arena y pinochas. Enseguida una curva de 180º junto a un arroyo que cruzamos por un puente de madera, ya estamos en la ribera del Guadarrama y avanzaremos junto al cauce por una senda estrecha con momentos y pasos ciertamente interesantes. Cuando el resuello empieza a flojear aparece a lo lejos la silueta de los primeros chalets que marcan el final de este trecho.
Alcanzamos el Puente de Hierro, una leve pérdida de ruta porque no queremos coger la vía verde, nos obliga a ascender un trecho por el asfalto de la urbanización.
Enseguida damos con el Camino de Villaviciosa que nos lleva hasta esa localidad, en la que repostamos en un bar junto al castillo regentado por un amable camarero.
El tramo hasta la M-50 no es de lo más divertido y luego hasta la M-40 no es de los que crean afición, pero merece la pena pasarlos a cambio de brujulear por las trochas cercanas al Guadarrama.