Carmen de Atrato - Quibdó
near La Mansa, Chocó (Republic of Colombia)
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Trail photos
Itinerary description
Una excelente ruta, con mucho (muchísimo) paisaje, que inició desde la salida en Medellín el día viernes 30 de junio 6pm y pernoctada en Carmen de Atrato (Chocó), una población en las estribaciones de la cordillera occidental, a 1750 msnm. Hicimos la ruta el día sábado 1 de julio, regresando a Medellín el día domingo 2 de julio de 2017. Eso nos dio un día para descansar (se trataba de un "puente" festivo).
Salimos el sábado 1 de julio/2017 a las 6am desde El Carmen en un pequeño descenso hasta EL SIETE, una pequeña vereda en donde tomamos un buen desayuno con huevos, arepa, chocolate, quesito y la simpatía de los lugareños que nos acogieron de buena manera. Creo que para ellos era una novedad ver a diez ciclistas juntos, uniformados con el mismo color y tomándose fotos por doquier. Antes de bajar a EL SIETE, habíamos hecho una pequeña parada en el puente sobre el río Atrato (que pasa realmente muy "niño" en éste punto) para la foto de rigor. Terminado el desayuno, iniciamos la ruta y avanti!
La vía desde EL SIETE está pavimentada hasta unos 3 km. La trocha empieza poco después. Los paisajes a esa hora de la mañana, espectaculares. A la espalda, los farallones del Citará y al lado izquierdo, descendiendo aún "joven" el río Atrato (el río más caudaloso del mundo!).
Prácticamente empezando la trocha, Andrés Orduña sufre una caída, cpon laceración de la rodilla izquierda y daño en la palanca de freno trasero. Afortunadamente para ésta aventura nos aprovisionamos de radios de comunicación y Esteban Gallo (que ya iba un poco más adelante y llevaba el botiquín) se regresó para atender la herida en la rodilla izquierda y continuar. Aprovechamos el incidente para algunas fotografías, pues el Atrato se veía bien abajo en un cañón espectacular. En la ruta nos acompañó siempre buen tiempo y en ocasiones una llovizna pertinaz. Recordemos que estábamos de trocha por una de las zonas más lluviosas del mundo!
El primer tercio de la ruta fue un espectacular descenso, con pendientes generosas, que cobraron otras dos víctimas entre los bikers que pedaleábamos por la estribación de la cordillera, y que claro, nos obligaron a parar para atenderlos de manera adecuada. Había que desinfectar las heridas y por supuesto cubrirlas para evitar cualquier novedad de salud. Son los gajes del oficio de ser biker.
En la vía las cascadas, quebradas y ríos (todos tributarios del gran Atrato) nos alegraban la vista al bajar presurosos de las montañas. Que cantidad de agua, lechos cristalinos, pura vida. Realmente es una región bendecida por el altísimo en exuberancia y recurso hídrico.
Al llegar al 18 (DIEZYOCHO, los lugares están nombrados con números en ésta vía), el almuerzo del caso y el descanso. La llegada estuvo precedida de una larga y exigente subida. Terminado el almuerzo y el descanso correspondiente, la ruta nos llevaría a Tutunendo, un corregimiento de Quibdó localizado a 14 km de distancia. En la ruta, se está pavimentando algunos tramos de modo que tuvimos que hacer algunas paradas de "Pare y Siga" con base en las obras en la vía.
En Tutunendo, la gente nos acogió muy bien. Estábamos esperando a Cesar Márquez que se había retrasado por un pichazo, quien al conectar al grupo nos permitió seguir hacia Quibdó.
De Tutunendo a Quibdó, muchos columpios, largas subidas y pequeños descensos. A esa altura de la travesía nos pasaba factura a las piernas. Esos últimos kms fueron realmente eternos. Llegamos al Puente Platino para agruparnos y esperar el acompañamiento del ejército nacional, quienes muy amablemente nos escoltaron hasta la entrada de la ciudad. Realmente la llegada a Quibdó es por un sector no muy bonito y por supuesto con referencia de peligrosidad luego de las 6pm. Arribamos a la ciudad, para dirigirnos al Malecón del río Atrato. El río pasa realmente inmenso, majestuoso.
En Quibdó, la celebración fue con cazuela pacífica (mariscos del pacífico colombiano) y a descansar. El cuerpo ya pedía tregua, y adicionalmente habíamos acordado regresar a las 6am hacia Medellín.
Fueron 10h 40 min de ruta y 104 kms de sudor y esfuerzo. Los paisajes y la satisfacción del reto superado valieron la pena!
CRUZADOS BIKERS!
Salimos el sábado 1 de julio/2017 a las 6am desde El Carmen en un pequeño descenso hasta EL SIETE, una pequeña vereda en donde tomamos un buen desayuno con huevos, arepa, chocolate, quesito y la simpatía de los lugareños que nos acogieron de buena manera. Creo que para ellos era una novedad ver a diez ciclistas juntos, uniformados con el mismo color y tomándose fotos por doquier. Antes de bajar a EL SIETE, habíamos hecho una pequeña parada en el puente sobre el río Atrato (que pasa realmente muy "niño" en éste punto) para la foto de rigor. Terminado el desayuno, iniciamos la ruta y avanti!
La vía desde EL SIETE está pavimentada hasta unos 3 km. La trocha empieza poco después. Los paisajes a esa hora de la mañana, espectaculares. A la espalda, los farallones del Citará y al lado izquierdo, descendiendo aún "joven" el río Atrato (el río más caudaloso del mundo!).
Prácticamente empezando la trocha, Andrés Orduña sufre una caída, cpon laceración de la rodilla izquierda y daño en la palanca de freno trasero. Afortunadamente para ésta aventura nos aprovisionamos de radios de comunicación y Esteban Gallo (que ya iba un poco más adelante y llevaba el botiquín) se regresó para atender la herida en la rodilla izquierda y continuar. Aprovechamos el incidente para algunas fotografías, pues el Atrato se veía bien abajo en un cañón espectacular. En la ruta nos acompañó siempre buen tiempo y en ocasiones una llovizna pertinaz. Recordemos que estábamos de trocha por una de las zonas más lluviosas del mundo!
El primer tercio de la ruta fue un espectacular descenso, con pendientes generosas, que cobraron otras dos víctimas entre los bikers que pedaleábamos por la estribación de la cordillera, y que claro, nos obligaron a parar para atenderlos de manera adecuada. Había que desinfectar las heridas y por supuesto cubrirlas para evitar cualquier novedad de salud. Son los gajes del oficio de ser biker.
En la vía las cascadas, quebradas y ríos (todos tributarios del gran Atrato) nos alegraban la vista al bajar presurosos de las montañas. Que cantidad de agua, lechos cristalinos, pura vida. Realmente es una región bendecida por el altísimo en exuberancia y recurso hídrico.
Al llegar al 18 (DIEZYOCHO, los lugares están nombrados con números en ésta vía), el almuerzo del caso y el descanso. La llegada estuvo precedida de una larga y exigente subida. Terminado el almuerzo y el descanso correspondiente, la ruta nos llevaría a Tutunendo, un corregimiento de Quibdó localizado a 14 km de distancia. En la ruta, se está pavimentando algunos tramos de modo que tuvimos que hacer algunas paradas de "Pare y Siga" con base en las obras en la vía.
En Tutunendo, la gente nos acogió muy bien. Estábamos esperando a Cesar Márquez que se había retrasado por un pichazo, quien al conectar al grupo nos permitió seguir hacia Quibdó.
De Tutunendo a Quibdó, muchos columpios, largas subidas y pequeños descensos. A esa altura de la travesía nos pasaba factura a las piernas. Esos últimos kms fueron realmente eternos. Llegamos al Puente Platino para agruparnos y esperar el acompañamiento del ejército nacional, quienes muy amablemente nos escoltaron hasta la entrada de la ciudad. Realmente la llegada a Quibdó es por un sector no muy bonito y por supuesto con referencia de peligrosidad luego de las 6pm. Arribamos a la ciudad, para dirigirnos al Malecón del río Atrato. El río pasa realmente inmenso, majestuoso.
En Quibdó, la celebración fue con cazuela pacífica (mariscos del pacífico colombiano) y a descansar. El cuerpo ya pedía tregua, y adicionalmente habíamos acordado regresar a las 6am hacia Medellín.
Fueron 10h 40 min de ruta y 104 kms de sudor y esfuerzo. Los paisajes y la satisfacción del reto superado valieron la pena!
CRUZADOS BIKERS!
Comments (3)
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Information
Easy to follow
Scenery
Moderate
Esta ruta es fascinante, el aire puro que se respira es un deleite, los paisajes espectaculares, una región rica en biodiversidad, un pulmón verde de Colombia para el Mundo, lastima que la minería ilegal este acabando con tantas fuentes hidricas, como el Río Tutunendo que ya solo baja con sus aguas rojas cambiando el paisaje y destruyendo todo a su paso con las aguas contaminadas, muy buen recorrido Camilo y un buen grupo para rodar, Felicitaciones Compañero por compartir su aventura.
Gracias Oscar!!
Esta ruta es casi que obligada para quienes amamos las trochas. Los paisajes lo valen todo, y claro, la experiencia de pedalear desde la cordillera hasta la selva, siguiendo al río Atrato en su transcurrir. Recomendada!