Can Catà

Hemos quedado a las 8:30 en Karl Marx. Tomo la salida desde Josep Ciurana a las 8:05 y voy tranquilamente ya que tengo tiempo más que suficiente. Continúan los ruiditos y anticipo que cuando aprete la cadencia de pedaleo en subida sonará mucho más. No hay una sola nube en el firmamento y hará calor, mucho calor.
En el Paseo Maragall un par de grupos ya van para arriba. En la calle Campoamor me pasa un “esperitat” a un ritmo infernal, pero por lo que veo no conoce la zona porque me lo vuelvo a encontrar una vez llego a Karl Marx. Son las 8:21, así que me toca esperar un poco y aprovecho para hacer la foto de arriba.
Joni aparece a las 8:30 en punto un poco abrigado y esperamos a Nacho. Llega a las 8:35 y empezamos a pensar en la ruta de hoy. Nos ponemos en marcha y decidimos ir por Leprosos hasta el final. Cuando se empieza a empinar la pista, el pedalier parece una máquina de escribir. La rampa la negociamos a un ritmo aceptable y Nacho demuestra que se preparaba bien para la Titan.
Estamos en la carretera, la cruzamos y continuamos por la pista que sigue a mano izquierda después de la cadena. La pista tiene una pendiente más suave pero no hay mucho descanso ya que cada vez que damos una vuelta a la montaña la pista sigue subiendo. Seguimos hasta Matamachos. Lo vamos a intentar, como no voy muy convencido salgo el primero porque anticipo que me pararé. Empiezo bastante bien y voy salvando los escollos del camino, hasta que me paro en una zona donde dejo paso para los que vienen detrás. Primero Nacho y después Joni que consiguen acabar sin bajar. Dejo pasar a un tercero y después de andar con la bicicleta unos metros me monto de nuevo para llegar al final.
Desde allí a Casa Juaco y un poco más adelante por carretera hasta el inicio del Passeig de les Aigues. Pasamos a un par de bikers y cuando enfilamos el Forat del Vent nos encontramos a los del Club Ciclista Horta que acaban de subir por els Deu Revolts. Algunos están tirados en el arcen (si es que es muy duro). Continuamos por el desvío hacia Font Groga y antes de llegar tomamos la pista-trialera que acaba muy cerca de Sant Medir.
Nos cruzamos algunos que la suben. Por fin nos la encontramos limpia de ramas y árboles y la podemos bajar sin parar casi hasta el final en el que tenemos que descabalgar un par de veces. La verdad es que es divertido bajar por estas pistas, donde las muñecas te empiezan a picar cuando llegas abajo. Continuamos hasta Sant Medir y sin pararnos seguimos hacia Can Borrell, en las rieras hay bastante agua y otra vez nos mojamos el culote y ya van dos semanas seguidas.
En Can Borrell seguimos sin parar y llegamos al Pi d’en Xandri, a Nacho tenemos que echarle un grito porque se iba hasta Rubí a toda leche. Unas fotos en el Pi y vamos a buscar la pista hacia Can Coll, la pista aquí comienza un sube y baja constante hasta el Area de Can Coll. Son las diez y está a tope. Gente comiendo panceta a todo trapo y nosotros con un poco de chocolate blanco (sin comentarios).
Desde Can Coll tomamos la pista que nos llevará sin pérdida hasta Can Catá. Llegados al punto, Nacho pone un ritmo alto mientras que Joni y yo somos más conservadores porque sabemos lo que viene y conocemos nuestras limitaciones. Dejamos la pista amplia y de buen firme para tomar la que empieza a subir a mano derecha, un par de curvas, una horquilla y una primera rampa con una pendiente imponente. Pasada esa primera dificultad continúa la subida un poco más suave y después de una bajada vemos la segunda rampa con una pendiente similar al Matamachos con mejor firme pero más larga.
A Nacho ya ni lo vemos y nosotros dos, cada uno a su ritmo, empezamos a subir. A la mitad la cabeza se va en otros pensamientos, fundamentalmente para olvidar el sufrimiento. Llegamos al final y cruzo unas palabras con un abuelete con un perro “Mucho calor” me dice, “mejor ir andando hoy”. Si es que no hay nada como la sabiduría de la vejez.
Llegamos finalmente otra vez al Matamachos y de allí todo para abajo. Joni nos tiene reservada una sorpresa y bajando Leprosos, gira hacia la izquierda por la pistita de Santa Eulalia que va a dar a la Carretera de Torre Baró. La verdad es que hay que estar atento pero se baja rápido y es divertida. Nos cruzamos con gente que sube caminando, así que la recomendación es ir con tiento. Al final del trayecto estamos otra vez en Karl Marx, Joni y yo decididos a ir al Quimet.
La terraza a tope así que cambiamos el Quimet por el Bar Prats, bocata de tortilla y clara de medio. Acabamos y a buscar el tren para Sant Celoni