Cali-Cartago-Pereira-Dosquebradas-Manizales-Dosquebradas-Cartago- La Victoria-La Paila-Bugalagrande

Primera Jornada (20 de diciembre de 2013. 10 horas. 167 kilómetros aprox.).

La ciclo-travesía arrancó el viernes 20 de diciembre a las 4:30 a.m. desde el oeste de la ciudad. Tomamos la Avenida Sexta y salimos hacia Yumbo por la Carretera Panorama, hasta desembocar en la Zona BRUT (Bolívar, Riofrío, La Unión, Toro), compuesta por pequeños "columpios" que presentan relativa dificultad, sobre todo porque exigen un constante manejo de los cambios de la bicicleta. El paisaje es variado, a diferencia de la verde monotonía de la caña de azúcar divisada en las rectas Cali-Palmira y Tuluá-La Paila.
Esta vía permite reconocer parajes del Valle del Cauca como Ricaurte y La Unión, enclavados entre la montaña y el valle interandino, productores de uva, de caña y de maíz. Andando el camino finalmente encontramos la rotonda que conduce, por un lado, a Ansermanuevo y, por el otro, a Cartago, a donde llegamos sobre la 1:30 p.m.
En Cartago, el último municipio de Valle del Cauca, almorzamos y descansamos durante 45 minutos. Nos quedaba ganar la exigente cuesta de 3 kilómetros que conduce del río La Vieja a Cerritos, ya en Risaralda. Así fue. Pasado el peaje continuamos el rumbo, casi siempre ascendente, hasta Pereira, separada de Cali por 180 kilómetros.
Eran las 5:30 p.m. cuando cruzamos el Viaducto César Gaviria Trujillo que une a la capital de Risaralda con Dosquebradas y Santa Rosa de Cabal. Considerando el esfuerzo decidimos pernoctar en Dosquebradas. La jornada finalizó a las 6:30 p.m.

Segunda Jornada (21 de diciembre de 2013. 10 horas. 65 kilómetros aprox.).

Al despuntar la mañana, exactamente sobre las 5:50 a.m., decidimos salir hacia Manizales. Sabíamos que debíamos cruzar municipios como Santa Rosa de Cabal y Chinchiná, aunque una sorpresa por reconocer nos esperaba: el hermoso y complejo Puente Helicoidal que conecta a Dosquebradas con estos parajes y con Manizales. Ascendimos en medio de la niebla, al lado de automóviles de todos los pelambres que son advertidos por señales generosas acerca de la presencia de ciclistas. De hecho a esa hora (7:30 a.m.) ya subían pequeños grupos de ruteros con rumbo quizá a Chinchiná. En todo caso fue una de las mejores experiencias del día, por lo maravillosa y exigente.
Luego de ganar el Puente Helicoidal es posible descender con leves variaciones hasta pasar por Chinchiná sobre una de las Autopistas del Café. Después encontramos lo verdaderamente duro: el ascenso de 26 kilómetros hasta Manizales, enteramente acompañado por la lluvia y la niebla, además de paisajes abismales. Al final se descubre un crucero que lleva hacia el centro de la ciudad o hacia el Nevado del Ruiz por Villamaría.
Quisimos averiguar si era posible (por tiempo y energía) ganar el Alto de Letras, pero nuestras fuerzas, nuestros cuerpos dictaron "Mesura". Decidimos devolvernos hacia Manizales, la capital del Departamento de Caldas, donde repusimos energía con un buen almuerzo y visitamos algunos de sus lugares emblemáticos. Nuestra estancia ocurrió entre 10:40 a.m. y 12:20 m.
Optamos por regresar a Dosquebradas, sin perder de vista las temibles cuestas que nos esperaban entre Chinchiná y Santa Rosa de Cabal. El sol estaba fuerte, el camino ardía y las pendientes a veces eran inclementes. Sobre las 4:40 p.m. estábamos en nuestro destino elegido.

Tercera Jornada (22 de diciembre. 10 horas. 190 kilómetros aprox.).

La hora de nuestro regreso a Cali estaba pactada para las 4:30 a.m. Con algo de lluvia salimos de Dosquebradas, entre la oscuridad y la tenue luz que iluminaba las calles cruzadas por autos rápidos y algunos borrachos en moto. Bajamos de Pereira a Cerritos y de aquí a Cartago, que atravesamos sobre las 6:30 a.m. Pedaleamos constantemente por la vía La Victoria-La Paila durante tres horas más, con lo cual completamos cinco sin hacer pie. Antes de llegar a Zarzal empezó a llover con fuerza, temporal prolongado hasta el Parador Rojo de Uribe, donde mi compañero quiso volver a desayunar.
Elegir esta ruta fue acertado, pues incluye vías de doble calzada con bermas seguras, además de que evita aquellos desagradables "columpios" de la zona BRUT. Pasamos por Obando, Bugalagrande, La Paila y El Cerrito, donde almorzamos hacia la 1:40 p.m.
A estas alturas nos quedaba el último tramo del camino: El Cerrito-Amaime-Palmira, que nos pareció extrañamente corto. Con enorme satisfacción pusimos nuestra firma en el asfalto de Cali sobre las 4:40 p.m.