Berberana-Salto del Nervión-Sierra de Arkamo-Berberana

IBP 85

Ruta en solitario para conocer la sierra alavesa de Arkamo, sierra que se despeña en el paso de Subijana y que no se deja acceder con facilidad, como luego diré.

Salgo de Berberana, en el confín oriental de las Merindades burgalesas, siguiendo el GR-282 Senda del Pastoreo y un track de Rota (¡Gracias!) que me viene al pelo. Esta senda cambiante y a veces difusa, irá apareciendo y desapareciendo en la ruta con frecuencia. La idea era seguirla hasta la pista del monte Santiago, pero las lluvias de los últimos días han dejado en la tierra seca una cama de barro pegajoso que entorpece demasiado un ascenso que en otras condiciones no resultaría exigente. Sabiamente opto por abandonar la senda en cuanto veo una escapatoria y subo por asfalto hasta encontrar aquella pista. Me acerco al Salto del Nervión, con agua y sin gente, cosas ambas muy poco habituales en estas fechas.

Desando unos metros, retomo el GR-282 y bajo hasta la carreterilla que conduce a Luna y Arriano. Una zona bonita, bucólica, con vistas al murallón de la sierra de Arkamo sobre campos de un cereal que ya comienza a amarillear. Poco después de Arriano abre la subida al portillo Melaria, una subida de nota por un camino irregular y pedregoso que la endurece aún más si cabe. Al terminar el primer zig-zag de curvas tengo que echar pie a tierra, y el último kilómetro -ultraduro (una sucesión de rampas del 20%)- lo salvó más tiempo junto a la bici que sobre ella. Vaya desde aquí mi admiración si alguien ha conseguido completar este ascenso sin plantar pie.

Una vez en el portillo abandono el track de Rota (que se dirige a Osma) y enfilo hacia el este por la Senda del Pastoreo para recorrer Arkamo casi de punta a cabo pero sin cumbrear ninguna de sus cimas. A diferencia de sus gemelas del norte (Sálvada, Carbonilla, Montes de la Peña y demás), mucho más vistosas, Arkamo es una sierra solitaria. Más allá de un par de bikers que encuentro circulando en sentido contrario a la altura del pico Cruceta -tan sorprendidos de verme como yo de verlos-, ni un ser vivo que no sea vaca. El trayecto hasta las antenas del Azkorri es un sube y baja sin grandes perfiles, aunque por terreno desigual y pedregoso que te va dejando el culo como un tambor. Es pura caliza. Desciendo a Artaza por una pista que parece haber estado acondicionada en algún momento, pero ahora carga bastante piedrilla suelta, así que ojo con desfasar.

Desde ahí, por carreteras estrechas, de vuelta a Berberana.