Autopista Medellín Bogotá - Aquitania

Por: Marco Antonio Gomez Galeano

El 5 de diciembre de 2015 a las 3 de la mañana ya estábamos en pie José Edison Henao Carmona, Jorge Humberto Bedoya Avalos, Jesús Antonio Gallego Higuita y yo, Marco Antonio Gómez Galeano, el objetivo, desplazarnos a la vereda de Altavista, ubicada sobre la autopista Medellín Bogotá en jurisdicción del Municipio de San Luis.

De allí, desplazarnos al corregimiento de Aquitania, perteneciente al Municipio de San Francisco a 34 kms de la autopista, todo por carretera destapada, pero en muy buenas condiciones.

De Zamora salimos aproximadamente a las 4:15 de la mañana y a las 7:00 a.m. ya estábamos en el lugar donde se dejarían los vehículos. A las 7:43 a.m. después de unrico desayuno, partimos con rumbo hacia el destino (Aquitania).

A unos 4 kms de la partida tomamos las primeras fotos, donde se visualizaba parte de las canteras de Rio Claro, ubicadas en Jerusalén, esto fue a la altura de Guamal.

Proseguimos el camino lleno de naturaleza, de esa que insinúa aire puro, salud, frescura y más ganas de pedaleo. Luego pasamos por la Fé, Playa Alta. Un poco más delante de la entrada a la hermosa, ocurrió el primer percance, aunque muy fácil d solucionar; se trató de un pinchazo que sufrió la bicicleta de José Edison, tardamos solo unos diez minutos en desvararnos, luego continuamos el recorrido, en donde más adelante encontraríamos a Toño acostado en un arrume de madera, debido a que éste compañero es de alto rendimiento, creemos que ya había dormido el primer sueño del día. Seguidamente pasamos por la mesa, la florida y llegamos a positos, en donde paramos a recargar baterías en la tienda del Señor Luis Daza y en vista de que no había todo lo que queríamos ingerir, nos desplazamos unos 100 mts, a donde el señor Francisco Hoyos, alias Pacho, en donde si encontramos lo que queríamos.

Allí paramos José Edison, Jesús Antonio y Marco Antonio, mientras que el compañero Jorge Humberto siguió de largo; una vez que tomamos el refrigerio continuamos la marcha, ahí se iniciaba el terreno más pendiente, había que subir hasta el topacio, pasando por la entrada para la vereda los yerbales, en esta subida, el compañero Jesús Antonio se nos escapó para el premio de montaña de primera categoría, seguro con el fin de alcanzar a Jorge Humberto.

José Edison y Marco Antonio coronaron el alto y empezaron a descender rumbo a la vereda la Unión, la cual es habitada por las familias soto, los cuales son apodados “PELUZAS”, hasta ese momento no habíamos podido alcanzar a ninguno de los dos compañeros, pero una vez que empezamos a descender del alto de la vibora, no sé si nos esperaba, lo cierto es que ahí nos juntamos de nuevo con Jorge Humberto, para ese momento ya íbamos tres compañeros juntos y el amigo toño por ningún lado.

Mientras se subía y subía por un carreteable muy empedrado, ya en los últimos kilómetros, arriba se observaba Aquitania, pero no parecía que uno se acercara, siempre se veía ahí igual de lejos y alto. Humberto estaba muy pendiente de eso y nos decía continuamente que porque se pedaliaba y pedaliaba y se dejaba una curva tras otra y nada que nos acercábamos y fue en una de esas cantaleticas que de pronto hubo un extraño silencio, y cuando volvimos las cabezas estaba tendido en el suelo, …. Ja ja ja … de mirar para la montaña buscando el pueblo, tocó la rueda trasera de Edison y zaz a comer pelo se dijo, aunque no pasó a mayores ni para Él, ni para su cicla.

Proseguimos la ruta y ya una vez habíamos cruzado la vereda Agua Bonita, un poco más arriba encontramos a nuestro compañero (Toño), relajado, fresco y charlando con algunas personas de la familia de Rafael Mejía, allí también paramos nosotros y tomamos una deliciosa limonada casera preparada por los habitantes de ésta casa, repetimos varias veces, debido a que la deshidratación ya hacía mella en nuestros organismos.

Retomamos el recorrido, para ese momento ya estábamos a unos dos kilómetros del pueblo, pero hacía mucho calor y el terreno era un poco pedregoso, lo cual dificultaba un poco el desplazamiento, posteriormente llegamos a la entrada para a quiebra, seguidamente al Yali y por fin a la virgen, una estatua ubicada en la entrada al pueblo.

Para esa altura el sol daba de golpe y Edison presentó un cuadro de recalentamiento del motor, lo que le obligó a bajar el ritmo y llegar con la famosa pálida al parque del pueblo, según nos expresó estaba al límite y vió al bus de las 2pm como su tabla de salvación para el regreso.

Ya ubicados en el pueblo, nos dirigimos a la tienda de Miguel Duque, en donde tomamos gaseosa, agua y todo aquello que considerábamos beneficioso para hidratar.

Después de unos 20 minutos de descanso nos dirigimos a almorzar a la casa de Crisanto Gómez, en donde encontramos un suculento almuerzo, sancocho de gallina criolla. Este almuerzo fue una recarga de energía total, aunque no podemos negar que nos dio sueño, o más bien nos mareó de lo rico que estaba. El compañero José Edison se apoderó de una cama y durmió unos 25 minutos, lo que le permitió recargar baterías después de los masajes que le practicó Jesús Antonio para aliviarlo de los calambres que lo estaban aquejando. (subimos 12 y 16).

A la 1:46 partimos de regreso y en la entrada para la quiebra, en donde Marco Antonio mientras se despedía de un amigo, accidentalmente pisó un perro gigante, que por fortuna lo mordió levemente, porque donde este canino lo haga con todas sus fuerzas hubiera quedado con el pie en la boca, porque grande si era, por fortuna el perrito lo hizo en su defensa y solo fue un aviso de lo que era capaz de hacer si lo volvía a pisar, lo anterior no pasó de unos raspones o señas leves que de todas maneras fueron curadas por el enfermero y ciclista Jorge Humberto, un poco más abajo.

Proseguí en solitario y me los encontré a la orilla de la carretera desvarando precisamente al enfermero Bedoya, por un lado uno de los tornillos que sujetan al manillar las palancas de los cambios de los platos, se le soltó y este accesorio quedó volando y por otro, la llanta de atrás de su cicla pinchó, todo en el mismo momento (raro no?). Tardamos un buen rato en cambiar el neumático, y tratar de ajustar el accesorio pero no se pudo, por lo que le toco seguir en un solo plato y jugar con los piñones.

Paramos de regreso en positos, donde el señor Luis daza, allí tomamos agua en buena cantidad y llenamos nuestros tarritos de agua, porque lo que seguía era largo.
Luego del alto de la Florida comenzamos a bajar y hay Dios mio, de un momento a otro vimos a José Edison queriendo sacar petróleo en seco, allí quedo debajo de esa bicicleta y se revolcaba como gusano en aceite tratando de bajarse la cicla de encima de su cuerpo, la risa que sentí , era impresionante, pero no lo hacía temiendo que Henao se enojará, porque de verdad parecía sobrado de tigre, (polvo, raspaduras, sangre, calzones abajo, en fin), algo de espectáculo pues estaba empolvado y revuelto con sangre, dañada de cateye, torcida de manubrio de la bicicleta, aunque a decir verdad, esto casi que era un trayecto plano, no sabemos qué le pasó a nuestro compañero, lo cierto es que aquí le tocó más trabajo al enfermero Jorge Humberto, quien al parecer tiene experiencia en el tema, porque lo hace bastante bien.

En la mesa nos encontramos con un lote de ganado (vacas) que traían por la carretera con el fin de cambiarles de potrero, entre estos animales había uno muy arisco, que al vernos se devolvió por la carretera y fue un problema volverlo a reintegrar a la manada, lo cierto es que nos tocó coger el monte para que el animalito retomará su rumbo.

Ya con la fresca de la tarde y con una tendencia al descenso de la carretera fuimos devorando los últimos kilómetros hasta alcanzar la autopista y llegar al sitio de salida en donde nos recibieron con un rico claro con bocadillo y luego de que la señora de la casa, que es enfermera en el puesto de salud de San Luis limpiara las heridas de Edison y los mordiscos del perro a mi pierna, y mientras su esposo (mi primo) nos hablara de otras rutas por la Danta, salimos para Medallo hacia las 6 y media pm. satisfechos y por sobre todo mis compañeros me expresaron estar muy agradecidos por la especialidad de la gente de la región en sus atenciones para con el grupo al brindarnos alimentos, bebidas y los saludos de las personas y motociclistas a lo largo del camino.