1ª Etapa: Lisboa - Ericeira (Camino de Santiago portugués por la Costa)

Me levanto por la mañana y me pongo manos a la obra, cargo los bultos en la bici y comenzamos la jornada.
Desde la puerta del hotel voy cogiendo el carril bici prácticamente hasta la Praça do Comercio. La salida de Lisboa se va alternando entre calles sin mucho tráfico y carriles bici pegados a los paseos marítimos a orillas de la desembocadura del río Tajo.
Se nota que es domingo por la mañana, todavía queda gente que está de fiesta, se les nota en la cara.
Poco a poco voy llegando al barrio de Belem, con su famosa Torre. Había decidido hacerme la primera foto del viaje en ella, como punto de partida.
Continúo por la Avenida Marginal y la A6, a orillas del Tajo, si bien el carril bici aparece y desaparece a su antojo.
En Caxias, se acaba de repente el carril bici y tengo que dar un rodeo para salir a la carretera A6, los coches van rápido y algunos pasan muy juntos, pero bueno.
Voy pasando por Estoril, Cascais, en ocasiones salgo a la carretera, otras voy por el paseo marítimo con abundante gente, hace buen día y la gente ha ido a la playa. Conforme avanza la mañana cada vez hay más gente.
Después de Cascais cojo la N-247 (carretera sin arcen) y continuo por ella hasta la Praia do Abano, donde hay un bar. Decido almorzar allí porque a partir de aquí el camino se complicaba según el track, y no se equivocaba.
Empiezo cogiendo unos senderos que parecen impracticables para ir en bici, sobre todo al principio, aunque poco a poco van mejorando y aún se puede ir montado. Al llegar a Biscaia, varios tramos de "sendero" se los han comido las zarzas, los pequeños arbustos y las hierbas, es muy difícil transitar por ellos. Al pasar acabo con las piernas llenas de arañazos. Casi prefiero la carretera sin arcén, aunque en la última hora no paran de oírse motos por ella.
Al final acabo cogiendo durante un tramo la carretera, aunque al poco tiempo llega el desvío para ir al Cabo de Roca (el cabo más occidental de la Península Ibérica).
Decido ir a verlo, muchísimas motos yendo y viniendo. Lo bueno que es todo de bajada, lo malo será la vuelta, a subir.
Al llegar al aparcamiento me sorprende que igual hay unas 200 o 300 motos, una barbaridad.
Hago las fotos de rigor con el faro. Muchísima gente. Gran contraste con la soledad que llevaba durante la mañana desde que empecé a coger los senderos costeros. Así que decido irme pronto.
A mitad de subida por la carretera me desvío a la izquierda hacia un camino nada transitado, lo que agradezco debido a la cantidad de tráfico que hay en la carretera del cabo. Tengo que esperar un ratillo para poder cruzar los dos carriles.
Llego a la Praia de Adraga. No hay salida salvo un sendero muy arenoso que sube bastante hacia arriba. Pregunto a una chica que lo acaba de bajar y me dice que es muy bonito, me enseña algunas fotos, pero que con la bici no me lo recomienda. El track me marca por allí así que decido cogerlo.
Subir me cuesta un montón, empujar la bici con las alforjas y por la arena me deja reventado.
Arriba las vistas de los acantilados sí que merecían la pena, aunque transitar en bici es difícil.
Ir por los senderos de la costa me está dejando bastante cansado, sobre todo por los fuertes desniveles y la dificultad de ir montado en bici. A todo ello hay que sumar el aire cada vez más fuerte que viene en contra, el cual me acompañará durante todo el viaje hasta prácticamente llegar a España.
Al llegar a Praia das Maças, me tengo que descalzar y vadear un río, y empujar la bici por una playa bastante larga.
Esto hace que decida coger al final la carretera, aunque improvisando, lo que hará que me pierda más de una vez, y quiera volver al track, pero al volverme a meter en sendas con mucha vegetación las vuelva a evitar y perderme varías veces.
En Arneiro dos Marinheiros decido parar a comer y tomar una cerveza para recuperar.
Se agradece coger fuerzas, aunque ya he desistido de llegar a mi objetivo, Praia de Santa Cruz, así que llamó a mi amigo Raúl y le digo que nos veremos en Ericeira.
Él llega antes que yo y aprovecha para bañarse en la playa. El pueblo es bonito, creo que no nos hemos equivocado.
Tardeo con cervezas, paseo, cervezas, cena, cervezas, y a dormir.