Alto Tajo 3 (Molina - Sta. Eulalia)
near Molina de Aragón, Castilla-La Mancha (España)
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Trail photos
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Itinerary description
Fin de la trilogía en compañía de Alakan siguiendo el track de Hartz Beltza. Debemos volver a Santa Eulalia, donde dejamos el coche, y el día se presenta complicado, con posibles lluvias, bastante viento y casi 100 km tras dos días alforjeros.
No merece la pena temblar ante el esfuerzo que nos espera, sino afrontarlo, y salimos de Molina en dirección Calatayud, con su castillo de testigo. La lluvia no viene, el sol se asoma, la chaqueta sobra. Rodamos sobre los campos del antiguo Señorío de Molina, disputado por Castilla y Aragón, y con unos habitantes muy suyos, que no dudaban en levantarse contra el rey si no le gustaban sus decisiones... No tenemos queja de las gentes de la comarca en este loco siglo XXI, siempre saludando y dispuestos a echar unas palabras contigo, y a indicarte el camino que debes seguir, tengas dudas o no las tengas.
Por los campos de cultivo quedan girasoles sin cosechar, y un jabalí, que nos huele de lejos, escapa de nuestro alcance. Llevamos buen ritmo, pese a que no terminamos de perder altura, camino del Jiloca.
Dejamos atrás el asfalto, rodando por pistas de labranza algo rotas. Vamos cruzando pueblos donde podemos tomar agua; hoy el sol y el viento, que pega de culo, genial, nos obligan a no descuidar la hidratación.
La laguna de Gallocanta asoma a lo lejos, aunque pocas aves migratorias vemos, por no decir ninguna.
Tras cruzar Villalba de los Morales ahora sí que bajamos al Valle del Jiloca, donde nos recibe Caminreal... bueno, no llegamos a Caminreal, sino que giramos 90º hacia el Sur. Ahora el viento pega bien de costado, por pistas asfaltadas, camino a Santa Eulalia. Se agradece cruzar los pueblos, donde los edificios nos dan una tregua; aun así, al salir al campo abierto, llevamos un ritmo mucho más alto del esperado, no parece que sea nuestro tercer día seguido y más de 200 km en las patas. Y como la verdad es que por aquí ya no queda mucho paisaje que merezca la pena ver, llegamos pronto a Santa Eulalia, donde estamos a tiempo de encontrar un restaurante con la cocina abierta.
No merece la pena temblar ante el esfuerzo que nos espera, sino afrontarlo, y salimos de Molina en dirección Calatayud, con su castillo de testigo. La lluvia no viene, el sol se asoma, la chaqueta sobra. Rodamos sobre los campos del antiguo Señorío de Molina, disputado por Castilla y Aragón, y con unos habitantes muy suyos, que no dudaban en levantarse contra el rey si no le gustaban sus decisiones... No tenemos queja de las gentes de la comarca en este loco siglo XXI, siempre saludando y dispuestos a echar unas palabras contigo, y a indicarte el camino que debes seguir, tengas dudas o no las tengas.
Por los campos de cultivo quedan girasoles sin cosechar, y un jabalí, que nos huele de lejos, escapa de nuestro alcance. Llevamos buen ritmo, pese a que no terminamos de perder altura, camino del Jiloca.
Dejamos atrás el asfalto, rodando por pistas de labranza algo rotas. Vamos cruzando pueblos donde podemos tomar agua; hoy el sol y el viento, que pega de culo, genial, nos obligan a no descuidar la hidratación.
La laguna de Gallocanta asoma a lo lejos, aunque pocas aves migratorias vemos, por no decir ninguna.
Tras cruzar Villalba de los Morales ahora sí que bajamos al Valle del Jiloca, donde nos recibe Caminreal... bueno, no llegamos a Caminreal, sino que giramos 90º hacia el Sur. Ahora el viento pega bien de costado, por pistas asfaltadas, camino a Santa Eulalia. Se agradece cruzar los pueblos, donde los edificios nos dan una tregua; aun así, al salir al campo abierto, llevamos un ritmo mucho más alto del esperado, no parece que sea nuestro tercer día seguido y más de 200 km en las patas. Y como la verdad es que por aquí ya no queda mucho paisaje que merezca la pena ver, llegamos pronto a Santa Eulalia, donde estamos a tiempo de encontrar un restaurante con la cocina abierta.
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