Camino del Cid - decimosexta etapa, Algemesí - Ontinente

Hoy la etapa fue… bueno tuvimos de todo, a las seis y cuarto ya salimos dirección Alzira, cruzamos Alzira y Carcaixent, y nuestro pedalear relajado pero a ritmo ligerito nos llevo a Puebla Larga y a partir de ahí nuestro ritmo de pedaleo se vio ralentizado, mi rueda trasera perdía aire, así que a parar e hincharla y seguir ruta, al poco tuvimos que parar porque por algún sitio seguía perdiendo aire, mire por todo y no se veía nada, no dábamos por donde podía estar perdiendo aire, vuelta a hinchar y seguir camino, a los pocos kilómetros vuelta a parar, esto ya era mosqueante, revisando mas a fondo descubrí una pequeña raja en la cubierta, por ahí era donde perdía el aire, raja que poco a poco iba a más, así que vuelta a hinchar y mientras buscar alguna tienda en el lugar mas próximo de donde nos encontrábamos, llegamos aun pueblecito llamado Manuel pero ahí no había tienda ninguna de bicicleta, así que seguimos como se podía, cada pocos kilómetros parando e hinchando la rueda, a poco llegar a Játiva nos encontramos con un ciclista al que le explicamos lo sucedido y si conocía alguna tienda no muy lejos, fue muy amable llevándonos hasta la tienda, una vez allí tuvimos que esperar a que abriesen, pues hasta las diez no habrían, así que a esperar, una vez puesta la cubierta nueva, seguimos ruta hasta llegar a Alfarrasí, luego Montaberner, más tarde llegamos a Albaida para seguir pedaleando y cruzar Agullent y finalmente llegar a Ontinyent.
Pero antes de llegar a Ontinyent, unos cinco kilómetros antes me llamo la señora donde teníamos la reserva hecha y me dice que a donde vamos a dormir están en obras, que se les inundo el día de antes dos habitaciones y que nos traslada a dormir a otro lugar, que tomase nota donde teníamos que ir, no estaba lejos pero era en otra calle, así que íbamos preguntando a la gente y nadie conocía esa calle, mientras el tiempo pasaba y la señora me dijo que a ver si podíamos llegar antes de las dos y media pues tenia que irse al medico y tenia que darnos las llaves del apartamento, se acercaban las dos y media y no dábamos con la calle, al final siempre llega la ayuda.
En una gasolinera se encontraba un motorista que al preguntarle por la calle, nos dijo seguirme, os llevo hasta la calle, de joven viví en ella cinco años, así que nos guió hasta la calle y por fin llegamos por los pelos, después de alojarnos y ducharnos teníamos que comer y ya eran las tres y media y tuvimos suerte de que casi enfrente donde nos alojamos había un Café Bar Atenea - Restaurante, que fue nuestra salvación.
Mis compañeros y yo le damos las gracias por su atención hacia nosotros, pues iban a cerrar y nos atendieron de lujo, y no nos sacaron más de comer porque ya no podíamos más, muchas gracias a los dos, pues eran padre e hijo, a los dos mil gracias.