223. GUIADOS POR HUELLAS. DESCENSO DEL ASIF MELLAH.

Cuando las huellas de un mulo se convierten en el camino a seguir es que nos hemos internado en otro mundo. Hay dos formas de disfrutar esta sorprendente ruta, que hará las delicias de los más aventureros: haciéndola o con nuestro ordenador. Los que, de momento, no tengáis la posibilidad de ir, os sugiero que amplieis en la pantalla la ruta, y vayas recorriéndola con el cursor. Vamos a hacerlo juntos.
Pongamos el cursor en nuestro inicio, donde subimos a la bici, pasado el puerto del Tizin Tizka, al iniciode la ruta de las Mil Kasbah. Estamos a 2.234 mts. de altura, y en el inicio del valle del Asif Ounila y el Tizi-n-Telouet. Parémonos para ver su importancia, pues ha sido el paso natural más utilizado por las caravanas para cruzar el Alto Atlas en dirección Marrakech desde las regiones situadas al este del Jebel Sirúa. Los habitantes de esta región, los Glagua, controlaban el paso montañoso, protegiendo y abasteciendo a las caravanas. Así en toda esta zona, desde Ait Benhaddou hasta el puerto, muchas Kasbah prosperaron prestando estos servicios. Junto a la vía más habitual, la que recorremos en esta ocasión fue una alternativa, más dificultosa y solitaria, pero probablemente menos sujeta a los peligros del bandidaje. A día de hoy ha sabido preservar su singularidad y aislamiento.
Un agradable descenso nos pone en contacto con la parte más amable del trayecto. En esta primavera los almendros en flor nos acompañaran hasta Telouet, hoy poco más que una ruina. Volvemos sobre nuestros pasos, desviándonos para adentrarnos en el valle del oued Mellah, por unas pistas rápidas que nos llevan a la aldea de Timentoute. Poco antes nos llama la atención una escuela, con dibujos que ponen una nota de color en este árido paisaje.
Pongamos el cursor en esta aldea. Veremos que el rio ser interna en un largo desfiladero, por lo que a partir as ahora ya sólo nos será posible avanzar, sin contar con salidas laterales. Al inicio, todavía existen pequeñas paratas cultivadas, y cogemos sendas ancestrales, que se van perdiendo por la falta de uso y las crecidas del rio. Y es cuando decidimos seguir por el mismo cauce que advertimos unas pisadas de mula. Será el “track” más fiable, el animal siempre toma el camino más idóneo. Cuando ocasionalmente las perdemos, debemos volver sobre nuestros pasos en su búsqueda. En el camino apenas unos caserios aislados, que parecen abandonados, cruzaremos el rio en numerosas ocasiones. Son 13 Kms. salvajes hasta llegar a Ankhssa, primera población con unos mínimos servicios. Ahora, tras cruzar el valle por una angosta senda, enlazamos con pistas. El recorrido se hace más abierto, y al poco nos encontramos con las primeras kasbah. Volvemos al presente en Tamedakhte, donde cogemos asfalto durante 5 kms. hasta la Kasbah de Ait Ben Haddou, fin de nuestro trayecto. Recomiendo vivamente la visita de esta, patrimonio de la humanidad y que ha sido escenario de múltiples películas.
Bueno, ya es hora de soltar el ratón del ordenador y pensar en cuando iremos a vivir esta ruta.