2018-11-02 CIRCULAR ALGARVIANA+ECO VIA DEL ALGARVE (PARCIALES): II MONCHIQUE-SILVES-ALVOR.
near Monchique, Faro (Portugal)
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Trail photos
Itinerary description
Ruta que pertenece a la segunda de las tres etapas que permite una visión integral del Algarve, no solo playa, que no es lo de menos. Dejo el coche en Vila do Obispo y cargo en una pequeña mochila lo estrictamente indispensable. Es de tener en cuenta que la carga penaliza bastante la marcha sobre todo en las duras subidas.
Dia 2º Monchique-Silves-Portimao-Alvor.
He dormido en Monchique como un nenú, el cansancio de ayer me venció enseguida. A la 8 estoy en la calle, hace frio, paseo Monchique, es un pueblo agradable, comienza la vida, se ve movimiento. Hay mucho europeo andando de ruta por aquí. Voy a desayunar, no hay nadie, dos franceses y yo, todo auto servicio, espectacular, mermeladas caseras, tartas de varios tipos, bizcocho, zumo, salados … de todo, pero nadie no he visto a nadie que dirija el negocio. Me voy del lugar sin ver a nadie increíble.
La ruta de hoy tiene una salida brutal por un camino complicado de andar en bici, tramos del ramal y de potencia, las vistas de Monchique y alrededores espectaculares. Subo por medio de un alcornocal color canela divino. Voy camino de Picota, veo la torre de vigía y el vértice, creo que por ir fijándome en esos puntos en algún momento perdí el camino porque no me creo que con pistas a mi alrededor haya tenido que hacer treking-bici para subir al Picota un tramo y cuando cambio de ladera veo la pista a 100 mts, estoy seguro que me equivoque en algún punto. Han sido más o menos unos 5 kilómetros en los que he invertido bastante más de una hora. Se inicia una bajada espectacular, larga y disfrutona, pero triste... Desde aquí hasta Silves lo que debió de ser un vergel es una desolación total, aun así, tiene su encanto. El fuego debió ser bestial, todo quemado negro, las ramas ennegrecidas de los árboles y las hojas ocres de los arbustos es lo que queda, en algunos lugares las palas remueven la tierra para mezclar la muerte en busca de la vida, casa quemadas. Paso cañones con el rio a un lado donde las ramas negras son esperpentos que se ciernen sobre la ruta árida, pedregosa y ocre, increíble. La vida emerge de la base de los árboles quemados. Hasta Silves la ruta es un continuo tobogán. Grupos de motos de trial rugen subiendo pendientes inverosímiles fuera de pista. No hay grandes poblaciones, como anécdota, un camino junto a una casa está cerrado con una cadena, me aproximo salen una señora, le pregunto y salen dos buenas razones de 4 patas a indicarme que de la vuelta mientras la señora me grita algo así como “la estrada”, con el GPS busco plan B y listo.
Llegado Silves aún están los restos de la fiesta de todos los santos con los restos del cerdo asado sobre el rulo, el castillo luce esplendió. Aquí concluye la via Algarviana y da comienzo una transición en busca de la Ecovia del Algarve. Visito y paro a comer algo, se me antoja que las dificultades gordas han concluido. Me relajo a sabiendas de que ya hay más población en el entorno de la ruta. Muchísimo europeo de turismo, está lleno me llama la atención dadas las fechas que son. Me he fijado que hay mucho coche con el volante a la izquierda lo cual puede significa que son residentes.
Desde Silves a Portimao, la ruta se inicia paralela al rio Arade, camino de tierra sin problema alguno hasta dar con el asfalto que me llevara directo a la marina de Portimao donde recuerdo “el Algarve en familia” como si fuera hoy mismo. Desde aquí hasta concluir esos recuerdos afloraran en mi mente a cada kilómetro. Portimao ya luce distinto, el Algarve colorido, turístico, playero hace su acto de presencia. El Portugal rudo montes hizo su transición en Silves. La Ecovia se inicia para mí en Portimao, la señalización nula, así como la Algarviana hasta que desaprecio por la quema estaba relativamente bien esta es nula.
La Ecovia se deja llevar, hasta Alvor no hay sobresaltos, sencilla, rodar con sus repechitos, sus encantadoras playas, se piensan que es junio, están las terrazas llenas y las playas con gente bañándose, realmente no hace frio. Me detengo en Alvor, lo siguiente para alojarme seria Lagos, pero hay unos 24 kmt, es pronto, pero hay un tramo de marismas que recuerdo estrecho y no quiero pasarlo de noche, aunque tengo luz no es lo mismo caerse al mar que en tierra firme. Busco alojamiento, duchita, paseo que me confirma la presencia de europeos asentados en la zona de forma permanente. Muchísimo bar abierto de copas de comidas, cervecerías. Ceno en Don Joan (lo saque de Google) muy bien, un restaurante pequeñito atendido por un matrimonio, él cocina en vivo al carbón después de enseñarte el pescado que seleccionaste, tengo tal frio que me tomo una “sopa do día” previo al pescado, las mesas que tiene se han llevado todas, en su mayoría son europeos, pero los conoce a todos son habituales, me sorprende. Tras la cena corto paseo y a la cama.
La ruta de hoy tiene unos comienzos duros y hasta Silves es un rompe piernas total, después, la Ecovia la dulcifica. Aun así, creo que debe de considerarse dura.
Dia 2º Monchique-Silves-Portimao-Alvor.
He dormido en Monchique como un nenú, el cansancio de ayer me venció enseguida. A la 8 estoy en la calle, hace frio, paseo Monchique, es un pueblo agradable, comienza la vida, se ve movimiento. Hay mucho europeo andando de ruta por aquí. Voy a desayunar, no hay nadie, dos franceses y yo, todo auto servicio, espectacular, mermeladas caseras, tartas de varios tipos, bizcocho, zumo, salados … de todo, pero nadie no he visto a nadie que dirija el negocio. Me voy del lugar sin ver a nadie increíble.
La ruta de hoy tiene una salida brutal por un camino complicado de andar en bici, tramos del ramal y de potencia, las vistas de Monchique y alrededores espectaculares. Subo por medio de un alcornocal color canela divino. Voy camino de Picota, veo la torre de vigía y el vértice, creo que por ir fijándome en esos puntos en algún momento perdí el camino porque no me creo que con pistas a mi alrededor haya tenido que hacer treking-bici para subir al Picota un tramo y cuando cambio de ladera veo la pista a 100 mts, estoy seguro que me equivoque en algún punto. Han sido más o menos unos 5 kilómetros en los que he invertido bastante más de una hora. Se inicia una bajada espectacular, larga y disfrutona, pero triste... Desde aquí hasta Silves lo que debió de ser un vergel es una desolación total, aun así, tiene su encanto. El fuego debió ser bestial, todo quemado negro, las ramas ennegrecidas de los árboles y las hojas ocres de los arbustos es lo que queda, en algunos lugares las palas remueven la tierra para mezclar la muerte en busca de la vida, casa quemadas. Paso cañones con el rio a un lado donde las ramas negras son esperpentos que se ciernen sobre la ruta árida, pedregosa y ocre, increíble. La vida emerge de la base de los árboles quemados. Hasta Silves la ruta es un continuo tobogán. Grupos de motos de trial rugen subiendo pendientes inverosímiles fuera de pista. No hay grandes poblaciones, como anécdota, un camino junto a una casa está cerrado con una cadena, me aproximo salen una señora, le pregunto y salen dos buenas razones de 4 patas a indicarme que de la vuelta mientras la señora me grita algo así como “la estrada”, con el GPS busco plan B y listo.
Llegado Silves aún están los restos de la fiesta de todos los santos con los restos del cerdo asado sobre el rulo, el castillo luce esplendió. Aquí concluye la via Algarviana y da comienzo una transición en busca de la Ecovia del Algarve. Visito y paro a comer algo, se me antoja que las dificultades gordas han concluido. Me relajo a sabiendas de que ya hay más población en el entorno de la ruta. Muchísimo europeo de turismo, está lleno me llama la atención dadas las fechas que son. Me he fijado que hay mucho coche con el volante a la izquierda lo cual puede significa que son residentes.
Desde Silves a Portimao, la ruta se inicia paralela al rio Arade, camino de tierra sin problema alguno hasta dar con el asfalto que me llevara directo a la marina de Portimao donde recuerdo “el Algarve en familia” como si fuera hoy mismo. Desde aquí hasta concluir esos recuerdos afloraran en mi mente a cada kilómetro. Portimao ya luce distinto, el Algarve colorido, turístico, playero hace su acto de presencia. El Portugal rudo montes hizo su transición en Silves. La Ecovia se inicia para mí en Portimao, la señalización nula, así como la Algarviana hasta que desaprecio por la quema estaba relativamente bien esta es nula.
La Ecovia se deja llevar, hasta Alvor no hay sobresaltos, sencilla, rodar con sus repechitos, sus encantadoras playas, se piensan que es junio, están las terrazas llenas y las playas con gente bañándose, realmente no hace frio. Me detengo en Alvor, lo siguiente para alojarme seria Lagos, pero hay unos 24 kmt, es pronto, pero hay un tramo de marismas que recuerdo estrecho y no quiero pasarlo de noche, aunque tengo luz no es lo mismo caerse al mar que en tierra firme. Busco alojamiento, duchita, paseo que me confirma la presencia de europeos asentados en la zona de forma permanente. Muchísimo bar abierto de copas de comidas, cervecerías. Ceno en Don Joan (lo saque de Google) muy bien, un restaurante pequeñito atendido por un matrimonio, él cocina en vivo al carbón después de enseñarte el pescado que seleccionaste, tengo tal frio que me tomo una “sopa do día” previo al pescado, las mesas que tiene se han llevado todas, en su mayoría son europeos, pero los conoce a todos son habituales, me sorprende. Tras la cena corto paseo y a la cama.
La ruta de hoy tiene unos comienzos duros y hasta Silves es un rompe piernas total, después, la Ecovia la dulcifica. Aun así, creo que debe de considerarse dura.
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