Merzouga - Gargantas Todra y Dades - Boulmane Dades (Octubre 2022)

Merzouga – Gargantas del Todra y Dades – Boulmane Dades: los tracks fueron calculados con Basecamp, pero al trasladarlos aquí muestra líneas rectas, si los necesitas solo tienes que pedírmelos.

Como es costumbre en el grupo madrugamos para desayunar tranquilamente y ponernos en camino lo antes posible. Hassam nos lleva hasta las motos y emprendemos la marcha en dirección a Rissani, hacemos una foto a la salida de este pueblo junto a una puerta-arco precioso

Los siguientes kilómetros son una sucesión de llanuras resecas con pequeños arbustos que recuerdan a las sabanas africanas, apenas hay pueblos o asentamientos humanos, de vez en cuando aparecen en la orilla de la carretera niños y niñas pidiendo agua... lo hacen agitando una botella de plástico vacía... durísimo.

La zona es propicia para los amantes del cuatro por cuatro, nos cruzamos con interminables caravanas de Renault 4, todo terrenos modernos y motos de campo que levantan polvaredas visibles en kilómetros.

Descansamos en una kabila de apenas cien habitantes, en el cafetín tomamos unas coca colas a la sombra, enseguida la muchachada del lugar hace aparición, nos miran desde la distancia y tocan las motos como quien ve algo sobrenatural, les invitamos a unas bolsas de doritos y continuamos la marcha.

Llegamos a la Garganta del Todra, impresionantes muros de más de cincuenta metros de alto encajonando un rio de aguas cristalinas. El lugar está muy frecuentado por turistas y gentes del país, coincidimos con tres moteros de Palencia, intercambiamos impresiones, hacemos fotos y Rafa les pregunta que tal la carretera que une las dos gargantas… “toda recién asfaltada y sin tráfico apenas”, nos despedimos y tras hablarlo entre nosotros decidimos cambiar la ruta e ir por arriba.

Iniciamos una subida espectacular, cruzamos un pantano en construcción y decidimos parar para tomar algo, el lugar cuenta con wifi lo que nos permite dar señales de vida y hablar con nuestras familias.

Llegamos a Agoudal, cogemos la carretera de bajada que tal como dijeron los palentinos estaba recién asfaltada. Damos gas pues no se ve un alma, es ancha y vamos algo retrasados.

Sorpresaaaaaaaa!!... la calzada se acaba y lo que sigue es un camino de cabras por la falda de una montaña al que no se ve el fin, reunimos el conclave para ver que hacemos… decidimos continuar.

Lo que sigue es atención máxima por que los precipicios se suceden, concentración y marchas cortas (no más de segunda), durante más de cincuenta kilómetros. Solo vimos cabras montesas (salvajes), rebaños de ovejas y burros muy pequeños, aparte de eso... nada más... estábamos en medio de la nada y por si fuera poco... el sol empezaba a bajar...

De pronto apareció un chico de no más de quince años (creemos que es el pastor del rebaño que vimos antes), Jesús le regaló su saco de dormir… jamás he visto unos ojos brillar tanto y una sonrisa tan agradecida, marchó por aquellos barrancos con el saco bajo el brazo.

Con mucha tensión encima llegamos a un pequeño poblado que ya cuenta con “algo” de asfalto que nos permite ir algo más rápido.

Alcanzamos la Garganta del Dades, el lugar es un deleite para la vista y sentidos… muros de piedra, despeñaderos, agua corriendo y las curvas que tantas veces hemos visto en videos y fotos, y que ahora trazábamos con nuestras motos.

Llegamos al hotel de noche cansados pero satisfechos por la experiencia vivida y acordándonos de los palentinos como una parte más de nuestra aventura africana, ducha y al restaurante para la cena que regamos con unas cervezas que pagamos a cojón de pato (literalmente).