PUERTO VALDEZ AL GLACIAR COLUMBIA X EL FIORDO WILLIAM - KENAI FJORDS NATIONAL PARK - ALASKA

Recorrido en barco realizado el martes 28 de julio de 2015
AVISO: Se entiende, que todo aquel que quiera realizar esta misma ruta, asume la responsabilidad que conlleva una actividad no exenta de posibles riesgos o incidentes, en un entorno en el que el sentido común y las circunstancias pueden marcar la diferencia entre pasar un buen día o todo lo contrario.
Y que aún quede gente que niegue el cambio climático… Sólo encuentro dos posibles respuestas, la primera tiene que ver con la ignorancia, producto de no ver más allá de las narices de uno mismo, o de no haber salido nunca de su pueblo – ciudad. Pero siendo preocupante esta primera, aún me parece mucho más la segunda, que no vendría de la ignorancia sino de posturas interesadas y que sólo tienen que ver con la posibilidad de enriquecerse “cueste lo que cueste”, y nos está costando un planeta que además de ser nuestro hogar, al parecer algunos no se merecen. El glaciar Columbia, al que nos dirigimos hoy, no parece haber corrido mejor suerte. En las fotos de los noventa, este impresionante y gigantesco glaciar nos recuerda al Perito Moreno en sus mejores tiempos, hoy en día su lengua ha retrocedido más de quince kilómetros, así como su espesor que ha adelgazado (quedando al borde de la anorexia) cientos de metros. Pero antes de ver y comprobar todo esto, hemos salido desde el puerto de Valdez, y cogiendo rumbo oeste, hemos retrocedido por el impresionante fiordo William en dirección a Wittier. Lógicamente no se llega ni de lejos a esta población, de la que partíamos el día anterior, sino que como a mitad de camino, la embarcación que nos lleva hasta el Columbia, vira a la derecha y enfila el fiordo que recibe el mismo nombre del glaciar al que acoge. En los ochenta kilómetros que hemos hecho para llegar, se han visto leones marinos, que no se conforman sólo con sus atalayas rocosas, sino que también utilizan para sus siestas las boyas que hay con diferentes funciones. También hemos visto, como no, grupos de juguetonas nutrias marinas, que no parecen asustarse ni alterarse lo más mínimo por el continuo paso de embarcaciones de pesca o de recreo. La variedad y cantidad de aves marinas es notoria, pero tampoco podía faltar el encuentro, que hemos tenido de forma un tanto inesperada, con la reina de la pesca o águila calva. Según nos vamos acercando al frente glaciar del Columbia, en algunos bloques de hielo, también ha grupos de nutrias que nos deleitan con sus picados al agua y sus bajadas por el hielo, como si de un tobogán se tratara. Desde que hemos visto a lo lejos el frente del Columbia hasta que nos hemos acercado a él han pasado una buena cantidad de kilómetros, que nos da una idea de la pérdida irreparable que ha sufrido un glaciar, que en sus buenos tiempos, no sólo era un espectáculo de la naturaleza, sino también un ser vivo, al igual que lo es un río o un lago. La embarcación ha ralentizado al mínimo la marcha, para evitar una posible colisión con la gran cantidad de hielo que hay flotando. También mantiene una distancia de seguridad con el frente actual, que a pesar de la regresión, sin embargo mantiene una altitud y cantidad de hielo bastante respetables. Tras dejarnos disfrutar durante un buen rato de las vistas y fotos de rigor, la embarcación vuelve a su velocidad de crucero, no sin antes haberse parado en un par de ocasiones, tras avistar alguna que otra ballena que se ha internado a lo largo del fiordo William. A lo lejos ya vemos por la derecha la refinería del petróleo que llega hasta aquí, y que cuando nos dirigíamos hacia Wittier pudimos ver las larguísimas tuberías por las que hasta aquí se canalizaba. También hemos empezado a ver el pequeño y resguardado puerto de Valdez, que tras el tsunami de los años sesenta cambió, al igual que la población, su ubicación, buscando algo más de seguridad.