515. BORA BORA EN BARCO, POLINESIA FRANCESA (ES-ENG)

Si te has parado a mirar esta entrada de wikiloc, antes de seguir leyendo mira la isla de Bora Bora desde arriba, vista satélite. Una laguna interior de un color increíblemente turquesa, con unas montañas de un fuerte verde en el centro. Todo ello rodeado de unos atolones que lo aíslan del océano. Hay tan poco espacio disponible, que el mismo aeropuerto está enclavado sobre un escaso trozó de roca en el exterior.
Dentro de estas murallas de piedra el mar siempre está calmado, lo que ha originado que estemos en uno de los paraísos sobre la tierra, en el que además se han construido estas cabañas “over the wáter”, que están en los fondos de pantallas de nuestros ordenadores.
Recorrer este lagoon, o laguna interior, va a ser nuestro objetivo de las siguientes horas.
Embarcamos en un barco a motor polinesio, con una pala estabilizadora en uno de sus lados. Iremos haciendo algunas paradas para hacer snorkel, y contemplando el increíble entorno. Veamos algunos de los puntos significativos de nuestra travesía:

LOS HOTELES. Situados en los islotes, pasamos por las cercanías del Intercontinental y el Conrad, auténticos paraísos aislados. No hace falta salir de ellos, playas privadas, restaurantes, etc. Eso sí, preparémonos para sacar la cartera, a partir de los 2.000 euros diarios, y bastante más. El paraíso tiene precio.
CON TIBURONES Y MANTAS. Con el agua a la cintura, convivimos con tiburones de arrecife y mantas. Una vez vencidos nuestros recelos, vemos que la convivencia es posible, ni siquiera hace falta bucear en este punto.
PASADIZOS DE CORALES. Vamos haciendo snorkel entre corales, nadamos esquivando el coral, que llega a la superficie o se queda en el fondo. Seguimos a nuestro guía haciendo eses e intentando no herirnos con sus bordes.
LAS MANTAS RAYA. Gigantes de la laguna. De nadar pausado, parece que abren sus grandes bocas. Mucho más grandes que las mantas que hemos visto anteriormente, desprenden majestuosidad.
Cuando retornamos, llueve sobre Bora Bora, y nos salpica el agua de esta laguna. El GPS se ha agotado, nuestra capacidad de admiración también.

ENGLISH VERSION:
If you have stopped to look at this wikiloc entry, before continuing reading look at the island of Bora Bora from above, satellite view. An interior lagoon of an incredibly turquoise color, with deep green mountains in the center. All of this surrounded by atolls that isolate it from the ocean. There is so little space available that the airport itself is located on a small piece of rock outside.
Within these stone walls the sea is always calm, which has meant that we are in one of the paradises on earth, where these “over the toilet” cabins have also been built, which are on the wallpapers of our computers.
Touring this lagoon, or interior lagoon, will be our objective for the next few hours.
We board a Polynesian motor boat, with a stabilizer blade on one side. We will make some stops to snorkel, and contemplate the incredible surroundings. Let's look at some of the significant points of our journey:
HE HOTELS. Located on the islets, we passed near the Intercontinental and the Conrad, authentic isolated paradises. There is no need to leave them, private beaches, restaurants, etc. Of course, let's prepare to take out our wallet, starting at 2,000 euros a day, and much more. Paradise has a price.
WITH SHARKS AND MANTAS. With water up to our waists, we coexist with reef sharks and manta rays. Once our misgivings are overcome, we see that coexistence is possible, it is not even necessary to dive into this point.
CORAL PASSAGES. We snorkel among corals, we swim avoiding the coral, which reaches the surface or stays at the bottom. We follow our guide, doing weaves and trying not to hurt ourselves with his edges.
THE MANTA RAYS. Giants of the lagoon. From swimming slowly, it seems that they open their big mouths. Much larger than the blankets we have seen previously, they exude majesty.
When we return, it rains on Bora Bora, and the water from this lagoon splashes us. The GPS has been exhausted, and so has our capacity for admiration.