Río Luján - Las Rosas - Paraná - Correntino 39 Km

Un recorrido de los clásicos, vaya a saber por que circunstancia nunca lo había grabado. Lo debo haber hecho mas de cincuenta veces. Las últimas tratando de elegir días de lluvia porque los pescadores que hay en el camino ribereño entre el Puente Mercante y el NECC se ponen bastante pesados
El Sabado fue el día ideal, impecablemente despejado después de una copiosa lluvia y bastante fresco. Zarpé 7:30 de la toma de agua de Puertos, el lugar es de acceso restringido, pero se puede zarpar de la arenera de Dique Luján agregando unos Km más al recorrido ó desde el Puente Gobernador Mercante (Ruta 25). También cualquier acceso desde el Puerto Escobar o desde alguno de los camping que hay sobre el Correntino.
Empecé maso porque el río estaba muy bajo. Ayer a la tarde lo había visto alto y limpio, pero en algunas horas se había llevado un poco más de un metro de agua. Tuve que usar un par de troncos para estirar la rampa de cemento y no embarrarme los pies. Con el río así de bajo la corriente viene en contra y el agua no está tan limpia como cuando está alto, pero todo dentro de lo normal. Los primeros siete kilómetros de costa, hasta el puente, la margen derecha del río es la Reserva de Puertos, donde hay varios espacios para bajar y hacer picnic y la izquierda es la quinta San Luis. Temprano para parar pero ideal para mirar bichos. Una parejita de Juan Chiviro muy confiados, Celestinos, Chiricotes y Garzas que aprovechan para cazar en las playitas con la bajante. Antes de llegar a la Ruta 25 se pasa por la escuela 22 y por varias casas bastante bien mantenidas. Desde lejos se ve el puente iluminado por el sol, desde allí la margen derecha del río esta acompañada por el camino ribereño que da acceso a la costa. Como nadie lo cuida está lleno de basura, autos robados, arboles quemados/hachados y todo lo que se pueda llegar a ver en un lugar abandonado en los confines del conurbano. Así y todo quedan unos lindos ceibales. Sobre la margen izquierda hay algunas quintas viejas cuidadas, otras abandonadas y destruidas y muchas casillas de los nuevos habitantes que se las arreglan como pueden con maderas y chapas.
Con los años el río Luján se está embancando, en unos meandros que hay pasando la entrada del lago del barrio el Cazal suele estar tapiado de Camalote, por suerte esta vez estaba despejado. En el caso de las tapias del Luján no es lo mismo que en Victoria. Acá son mitad camalote mitad basura, así que mejor no haber tenido que meter mano.
Más adelante el río se embanca más, donde llega la calle del Cazador al fondo hay una guardería náutica muy antigua que se mantiene a duras penas. En el medio del río la profundidad era mitad de la pala (1m 1,3m como mucho) y el ancho 5 metros nomás. En ese pasaje angosto se me apareció el primer lobito del día, asomo la cabeza y se escapó enseguida. Ya desde ahí se ve la cortina donde desemboca el arroyo Las Rosas. Imposible pasarse la entrada, de ahí aguas arriba el Luján es un zanjón casi cerrado mientras que Las Rosas es ancho y está flanqueado por dos montes de Eucaliptos que deben tener como 30m de alto.
El día va mejorando, ingreso por Las Rosas, dejo atrás el último grupo de pescadores. No me tiraron nada, no estaban con ganas de hablar. Para mejor el río empieza a crecer así que la corriente me empuja hacia el Paraná. Sale el sol e ilumina los colores del Otoño, no sé por qué le habran puesto Las Rosas porque Rosas no hay. Pero además de los Caquis que se ponen desde bordo hasta amarillo pasando por varios tonos de rojos y anaranjados, también hay en este arroyo una cortina de Robles (En la quinta Los Robles, ahora sí bien justificado el nombre) que son una visita obligada durante el Otoño. Para justificar la próxima visita dentro de unos meses, tenemos lo Aromos, que son únicos de este arroyo y que florecen en Julio Agosto, pero que ya están pimpollando tupido. Aparte de la flora nos sorprende la fauna, no solo aves que las hay y muchas sino un lobito de río que se asoma nada un poco y desaparece y bastante más adelante otro que se queda retozando a unos metros del kayak, se sumerge y vuelve a salir. Mas o menos a la mitad del arroyo está la quinta de las orquídeas (Gomesa bifolia) o Patito como le dicen en la isla es una orquídea autóctona del Delta que un Islero ha “plantado” una en cada árbol de la orilla. Cuando florecen en primavera son cientos de metros de cascaditas amarillas de flores.
En la medida que avanzamos el monte de las orillas se pone más tupido, al llegar al Paraná tenemos sobre nuestra derecha el ex recreo de Aerolíneas Argentinas que otrora se llegaba por un camino que está cortado. También tenía un muelle con techo de chapa rojo y postes blancos que ya medio abandonado se vino abajo con una creciente. Para no perdérselo río arriba por el Paraná se va a ver en el recorrido que nos desviamos aguas arriba por el Fermín, un arroyito sin salida que es de lo más lindo que hay por toda la zona. Ahí adentro todavía quedan Ingás, Bugres, Laureles, Mata Ojo y Canelones que son muy raros de ver en esta zona del Delta todos juntos.
La curva del Paraná dónde entra Las Rosas es un lugar complicado, siempre pega el viento en este caso venía del Noroeste y además hay algunos bancos y palos que se ponen peligrosos cuando coinciden con el paso de los cargueros, por el movimiento de agua que se arma. Yo salí del Fermín y crucé en línea recta a la boya de babor del Km 77,500 no es tan famosa como otras, pero es una buena referencia. De ahí navegamos río abajo bien pegado a la costa en la más completa calma. En muy poco tiempo estábamos en la desembocadura del arroyo Largo que está completamente embancado y ya no es navegable menos con esta altura del río. Se suceden las referencias conocidas, la toma de agua de Aysa, la cortina de casuarinas, el puerto, el muelle de las lanchas, Prefectura y la enorme playa del Club de Remo de Escobar donde paramos a almorzar en buena compañía.
Zarpamos después de comer y tomar un te caliente, hay que esquivar las barcazas del astillero que cuando el río baja con fuerza como hoy son bastante peligrosas, después tranqui hasta el Correntino. Es imposible pifiarle a la boca, está ahí nomás del muelle del Club de Pescadores y casi enfrente de Boca Carabelas. Ya en el Correntino no nos pega el viento, la corriente nos empuja a favor hacia el Luján y aprovechamos para disfrutar del solcito y la temperatura tan agradable. Este es el lugar más conflictivo con las embarcaciones a motor, nos cruzamos varias, la mayoría reducen amablemente la velocidad, pero hay que estar atentos porque no todos lo hacen. Acá también suele haber muchos pescadores, pero hoy por el fresco y el barro andamos más tranquilos. Llego al Lujan y me cruzo con dos kayaks, más adelante un kayakista solitario (como yo) y otro grupito haciendo picnic en la reserva de Puertos. Sigo por el Lujan bajando tranqui hasta la toma de agua donde me espera Ale que esta vez no se sumó a la salida.