Isla Martín Garcia - Puerto Escobar 54,20Km

Después de un día completo de descanso y caminata por la Isla, de una cena tranquila en el comedor Solís y de un desayuno con submarino y galletitas me tocaba encarar la vuelta. Había llevado temprano el primer viaje del equipo y con el segundo ya estaba listo para zarpar, dimos el aviso en prefectura y pedimos los partes de meteorológico y de mareas. Un lujo estibar el kayak en el muelle de madera y con iluminación. Había que sacarse el exceso de abrigo y meterse pronto en el kayak, era noche cerrada y la temperatura apenas superaba los 0°C. El pronóstico era calma y la marea se había desfasado unas 3 hs de lo que yo tenía previsto esperando hacer con creciente la última remontada del Paraná. Con los antecedentes que he tenido de corriente en el Canal Buenos Aires me pasé de precavido, remonte primero pegado a la costa de Timoteo y después le apunté a la boya de estribor que veía más hacia el Oeste, apenas pude ver con las primeras luces del amanecer la boca del Petrel viré para encararle directo con corriente a favor, recién ahí empezaba a amanecer. Estaba todo en calma así que pare varias veces a sacar fotos y a tomarme una taza de te caliente. Pasé la isla Oyarvide y le apunté a un monte de sauces que se veía más adelante, en el monte había un canal en el que ingresé y aproveché para desembarcar, cambiarme algo de ropa y tomar y comer algo. Ya me había demorado bastante así que le pegue derecho al extremo sur de la boca del Miní que se veía claramente desde donde estaba. Un islote se interpone en mi camino, lo esquivo por detrás cosa de no quedar varado, para la próxima hay un paso justo por el medio. Sigo contra la orilla, hay un pescador que controla sus mallones desde una canoa. Me cruzo un par de lanchas de pescadores de fin de semana bastante abrigados. Hay sol y el río está en absoluta calma. Como a la ida corto derecho hasta punta Moran, a esta altura ya la corriente me viene en contra. Me meto entre los juncos y trato de llegar a la orilla para comer algo y estirar las piernas. No me puedo bajar, pero parado en el kayak pude sacar algo. Me costó salir marcha atrás, ya eran como las 11, sin parar tengo 5 hs hasta el Puerto. Seguimos por un camino conocido, me acuerdo cuando hasta la boca del Chaná era todo agua y ahora tardé un rato en llegar. Me venía distrayendo con las aves, los Carau, algunos Caranchos, un Taguató parado en un poste, una pareja de Chajáes a los gritos y de golpe apareció un bicho enorme todo oscuro que al pasar identificamos como águila negra, con mucha paciencia fuimos remontando el Aguaje, pasé el Caracoles, llegamos al recodo donde sale el Ciego. La idea era parar a almorzar pasando el Capitancito que está más tranquilo. Una vez que llego al cruce, el Durazno siempre estaba medio cerrado así que lo consulto al Islero que vive en la esquina. Está cerrado me dice, yo lo usaba para ir hasta el Paycarabí pero hay 300m de camalote. Como la tapia estaba a unos cientos de metros le encaré a ver como estaba, pero terminó siendo inviable, me tuve que regresar y salir por el Capitancito. Otra demora, y ya que estamos aproveché para almorzar bien, hice una fogata, acomodé la carga para llegar cómodo. El Capitancito es un canal así que las costas son muy bajas y accesibles para desembarcar. Suele tener mucho tránsito, pero con el frío que hacía anda poca gente, se llega rápido al Paraná y aprovecho para cruzar enseguida porque no está corriendo mucho y el viento me pega de frente. Sigo remontando con el sol de frente, pasando entre los palos de los muelles, lo más pegado a la orilla. Se me hace muy largo llegar hasta el Arias, apenas lo cruzo me meto en el canalcito que esta al costado de Isla del Sol me tomo un te que ya no estaba caliente y como algo. Me queda todavía hora y media, el día esta destemplado y se esta nublando. Sigo muy pegado a la orilla y en los muelles que hay pasando el Arias se me arrima desde la isla un ave oscura, me pasa volando tranquila unos metros arriba de mi cabeza. Otra tremenda águila negra. Enfrente se ve la boca del Toledo, sigo avanzando lento hasta la entrada del Leber, ya se ve la antena del hospital de Carabelas y el astillero, que lindo a la ida no me había dado cuenta, pero ahora se ven 8 barcos a la par. Me tengo que ir hasta el medio del río, una vez que los paso me quedan unos minutos hasta la playa del club. Arribo a las 6 casi once horas y media en el agua. La vuelta siempre es más dura que la ida.