Escobar Isla Martín García ida 50,36 Km

Después de más de 20 años encaramos nuevamente el derrotero Puerto Escobar Isla Martín García, el lugar que elegí para zarpar fue la playa del CRNBE. Traté de salir lo más temprano posible para poder llegar a la Isla con luz de día. Ahora con pronósticos mucho más certeros se anticipa un día de calma con algunas lloviznas. La pleamar estaba prevista para las 7am aproximadamente por lo que el viaje lo íbamos a hacer con bajante.
Zarpé de la playa del CRNBE a las 6:45 en la más absoluta calma, el Paraná corría pero no mucho y había algo de niebla. Enfrente se veían las luces del recreo El Rosario, era noche cerrada todavía y apenas zarpando un carguero navegaba aguas abajo por el canal. Me mantuve sobre la margen derecha del río, cruzar con escasa visibilidad era un riesgo innecesario. Tuve que esquivar el “estacionamiento” del astillero y el amarradero Guanabany. El empuje seguía firmemente amarrado, pero los motores estaban en marcha, el olor del diesel mezclado con el aire de madrugada anticipa buenos momentos en mi memoria olfativa. Vacaciones, alguna salida de pesca, una buena travesía en kayak. Al llegar a La Rosalía me cruzo con una canoa, hay poco tránsito, más adelante una chata viene de arribada a toda máquina, prendo mi luz roja más que nada para que no lo tome de sorpresa, sobra espacio para esquivarla. Al llegar al Leber ya empieza a clarear pero la niebla sigue cerrada, aprovecho un hueco para cruzar lo más perpendicular posible. Contra la orilla opuesta la niebla es menos densa, una vez que cruzo el canal De La Serna me relajo un poco, ahora la visibilidad es buena y le apunto a un monte alto que se ve a lo lejos con un hueco en el medio. Es la punta de la vuelta que está frente al canal Honda. Mientras tanto la orilla es un eterno juncal interrumpido por la desembocadura del Paycarabí primero y del Capitancito después. En la punta hay varias casas nuevas, la mayoría están a la venta les paso cerca, una tiene una playa enorme. Estimo hacer la primera parada en la barcaza varada del Sueco, antes tengo que pasar otro juncal interminable, se ve enfrente el complejo Bajos del Paraná en la entrada del Honda, también se ve el boyado del canal que en algún momento desvía hacia el Canal Mitre.
Sigo pegado a la orilla, la barcaza no se ve, pero enfrente se ve la grúa oxidada y el canal que divide la isla Lucha de la isla Nutria. En unos minutos aparece la barcaza, como me lo esperaba la altura del río es suficiente para desembarcar, pero no tanto como para subir el kayak. Estiro las piernas con mucha precaución porque la cubierta de hierro está carcomida por el óxido y en algunos lugares ya está perforada, de ceder estaríamos con un accidente serio. Recuerdo en los 90’s que apenas saliendo de la barcaza a la izquierda se podía llegar entre los juncales al Durazno y hacia la derecha ya era río abierto. La isla Nutria debe ser ahora más del doble de larga. Busco profundidad hacia la costa del Delta desviándome por un canal marcado con dos palos, ya se ve los montes altos de Punta Moran. Si hubiera seguido derecho, el camino era más directo, pero preferí no arriesgarme a quedar varado. Valió la pena porque pasé al lado de una bandada de federales. El río estaba completamente planchado, así que le pegue derecho al juncal más alejado que podía divisar, pase bastante lejos de la boca del Baldozas y de la boca del Diablo. Paré en un juncal frente a la boca del Diablito y a flote nomás me comí unas frutas y un té caliente. Seguí costeando, de juncal en juncal, hasta que pude ver la boca del Miní, me reporté sano y salvo y empecé a encarar el cruce. Pasé la boca del Miní que es ancha y con buena profundidad, pero al llegar a la boca de la Barquita y la boca falsa se complica con los bancos y juncales. El objetivo es evitar a toda costa remontar los Pozos del Barca Grande, donde la corriente me ha jugado varias malas pasadas. El cruce lo hago a último momento y trato de llegar al extremo Norte de la boca del Petrel, paso con 20 cm de agua, pero en ningún momento me exige la corriente. Una vez que empieza el canal me pega un poco pero contra la orilla es bastante manejable. Unos minutos antes de las 2 estoy en la orilla de enfrente del Petrel donde entra desde el Canal Buenos Aires, ya se ve Martín García, pero hay que contener la ansiedad. Todavía no almorcé y tengo tiempo de sobra para comer algo recuperarme y ordenar la carga para encarar el cruce. Zarpe el ultimo tramo del recorrido apuntando un poco arriba del muelle cosa de no pasarme, pero con el río totalmente calmo y con poca corriente fue el más relajado que recuerdo. Un poco arriba del muelle, está la marca con dos palos blancos de la bajada del CANE, tuve que arrastrar un poco el kayak en el barro y después arribé al muelle, el mejor desembarco que tuve en la isla me recibió Hector, deje mi equipo asegurado y me dediqué a llevar los pertrechos hasta Grumetes, pero esa travesía fue a pié.