Villarejo de Salvanés: Al despoblado de Salvanés -Valle de San Pedro-.

El yacimiento arqueológico o despoblado de Salvanés, se sitúa en la mitad sur del término municipal, a una distancia aproximada de 7 km en línea recta del casco urbano en dirección sureste. Se enclava en el valle de San Pedro, cuyo nombre le viene dado precisamente por la advocación de la Iglesia del antiguo despoblado medieval, que más tarde, a partir del siglo XIV, derivó en ermita aislada, tras el abandono de la aldea en favor del actual núcleo de Villarejo.
El de San Pedro es un valle labrado en los páramos del sur del municipio por un arroyo que tiene su origen en el paraje de Santa María y discurre con orientación Norte-Sur hasta desembocar en el río Tajo. Orográficamente es un valle muy marcado en los terrenos yesíferos de la zona y tiene laderas abruptas que delimitan una franja de vega muy fértil y productiva que ha sido foco de atracción del poblamiento desde la Prehistoria hasta la actualidad. El agua, la fertilidad de la vega, la disposición de recursos forestales y cinegéticos y el paso de algunas rutas de comunicación tradicionales por la zona, han sido factores importantes en la presencia de distintos asentamientos diseminados a lo largo del valle y, especialmente, de la aldea de Salvanés.

Para acceder al yacimiento hemos aparcado en un vía paralela a la A-3. a la altura del Km. 54, poco antes de la figura gigante del toro de Osborne, a la que se accede desde una rotonda a la salida de Villarejo de Salvanés.
Cruzamos la carretera bajo un puente, y atravesamos la Dehesa de Pozo Lobo. Es un paisaje variado, abarcando olivares y viñedos, espartales o zonas de ribera. Un camino cómodo de pista en suave descenso nos llevará hasta la vega del arroyo San Pedro, y ya en esta, al antiguo despoblado de Salvanés.

El yacimiento consiste básicamente en los restos visibles de la iglesia excavados en primera campaña en 2017, que sería el edificio principal de aquel caserío medieval entre los siglos XII y XIV, y el último que se mantuvo en pie como ermita aislada hasta la segunda mitad del XVIII, que comenzó su abandono y su ruina.

Volveremos igualmente por pista, en suave subida, encontrando alguna cueva y bonitas vistas, sobre todo del Cerro de la Atalaya, emblemático de la zona y que jugó su protagonismo como punto de control, defensa y vigilancia en esos tiempos de reconquista.