188. Villanueva de Puerta, Fuencivil, e Icedo
near Villanueva de Puerta, Castilla y León (España)
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Trail photos
Itinerary description
📸 FOTOS:
▶ Las 6 primeras seleccionan aspectos de interés (con descripción al pie).
▶ Las siguientes se ordenan según el itinerario (asociadas a cada 'waypoint').
📝 TEXTO (5 secciones):
▶ Índice IBP de la ruta,
▶ Preámbulo: antecedentes y motivos,
▶ La Ruta: recorrido y dificultades,
▶ Destacado: rasgos sobresalientes, y
▶ Anécdota: hechos curiosos.
INDICE IBP de Dificultad de la Ruta
Para Criterios y Tabla de Interpretación, Ir a:
https://www.ibpindex.com/index.php/es/
El resultado del análisis IBP es de 53 (para Senderismo): dificultad 'Media' para una preparación física 'Media'.
El cómputo del desnivel acumulado de la ruta por parte de IBP es de 424 metros (superior al que estima Wikiloc).
PREÁMBULO
Si te gusta hacer rutas con todo señalizado, no hagas ésta. Y menos si eres de los que criticas una ruta en su conjunto porque le falte señalización. Estás en tu derecho. Pero ésta no es la tuya. No te flageles. Evítala; por tu bien.
Si te gusta explorar, hacer camino, afrontar incertidumbres, sopesar opciones sobre la marcha, en tiempo real, aquí estarás en tu salsa. Si, además, no te importa un cierto grado de incomodidad (sin peligro), no te quejarás de ésta.
Y, si te vas de marcha para sumergir tu mente y tus sentidos en el entorno natural, y taponar los ‘malos pensamientos’ sobre el otro (mundo), apartando tus ojos y oídos de los devaneos cotidianos, aquí tendrás una buena oportunidad.
Esta ruta es ‘artesanal’. Durante el recorrido no verás ninguna (0,0%) señalización. Miento, verás una: un letrero desvaído en un poste solitario, que es irrelevante para la ruta y te llevaría a otro lugar (si quisieras ir). Lo demás es ‘a palo seco’.
Es más, en torno al 50% del itinerario lo harás monte a través; por borrosos senderos, en el mejor de los casos. El resto son caminos rurales. Para la orientación, tendrás que arreglártelas tú sólo; con tu cabeza. Acumulando autoestima.
El suelo fuera de los caminos tiene ciertas incomodidades (en dosis moderadas): hierbajos y algo de maleza; algo de pedregal; alguna pendiente de las de ir pasito a pasito; algún barbecho; alguna lindera entre sembrados.
Pero no te preocupes. Siempre (casi) tendrás todo a la vista en muchos km a la redonda. El paisaje se moverá lentamente. Tendrás tiempo para contemplarlo mientras decides hacia dónde ir y dónde poner el pie para tu siguiente huella.
A nosotros nos encantó (y no somos masoquistas). Siguiendo esta guía, no tendrás problemas de orientación. Por donde nosotros pasamos, puedes hacerlo tú también. Sin heroicidades, pero sin remilgos tampoco.
No te quejes luego de que no te avisé.
LA RUTA
El recorrido parte del pueblo de Villanueva de Puerta. Bajo su iglesia comienza (y concluye) la ruta. Sin tiempo de precalentamiento, encaramos la primera subida de más de un km. Por un semi-sendero y por las lindes de algunas tierras de labranza.
Luego, descendiendo, los cultivos voraces se han apropiado del sendero. Tenemos que destripar tabones por encima de donde iba aquél (‘el pez grande que se come al chico’). Pero por fin cogemos el primer trecho de camino (del km 2,0 al 3,1).
Desde el km 3,2 hasta el 5,4, nos espera puro monte pelado (como no irás de noche, no hace falta que te pongas el poema sinfónico de Mussorgsky con ese nombre; pero bien podrías). La parte exigente de subida son sólo 800 m (del km 3,2 al 4,0).
Tras bordear los acantilados que dan a Los Valcárceres, descendemos por un cómodo camino hacia el segundo pueblo de la ruta, Fuencivil (km 6,7). Después de unos 200 m por carretera local, retomamos una pista entre campos, hasta el km 9,9.
Allí encontramos las ruinas del antiguo poblado de Icedo. Quedan restos de las paredes de algunas casas. La estructura de su iglesia (impresionante, por su estado y por el emplazamiento) se mantiene en pie en lo alto. Un lugar para detenerse.
En la iglesia de Icedo (km 10,2) podríamos tomar un camino a la derecha (noroeste), que nos llevaría enseguida de vuelta a Villanueva de Puerta. Pero eso sería demasiado fácil. Optamos por una alternativa más larga y algo más compleja.
Subimos a una loma (km 10,9) y oteamos el paisaje. Ponemos la primera velocidad y el freno para bajar por un remedo de trocha. Es una pendiente corta, pero más bien resbalosa (son 35 metros de desnivel en 100 metros lineales).
En un tirón final, ascendemos de nuevo para obtener las mejores panorámicas del valle (km 11,0 al 12,3). No desesperes por descender de los acantilados antes de tiempo. Al terminar éstos (km 12,3), podrás bajar al camino que te deja a la entrada del pueblo.
Posibles Dificultades:
Como indiqué en el Preámbulo, no contarás con ayuda de señales externas en el recorrido. Nuestra guía (o la que tú prediseñes sobre ella) serán tus ojos. No te perderás.
También indiqué en el Preámbulo que sólo la mitad del recorrido se hace por caminos desahogados. El resto conlleva ligeras (ligeras, a nuestro parecer) incomodidades.
Hay varios tramos con acantilados. El sendero se mueve cerca de ellos. Vete con cuidado, aunque no hay ningún peligro si mantienes la prudencial distancia.
Un punto donde es necesario moverse con precaución es el descenso en el km 10,9, recién mencionado. Despacio y con algún bastón debería bastar. Juro que no nos caímos.
*Importante: Tienes la opción de acortar la ruta en casi 2 km. En el regreso, a partir de Icedo (km 10,2), puedes coger un camino hacia el noroeste, en lugar de hacia el suroeste (el actual). Por el primero llegarás antes de vuelta a Villanueva de Puerta y te ahorrarás algunas (leves) molestias. Pero también perderás vistas y tiempo de disfrute de la ruta.
DESTACADO
Dos días después de realizar la ruta, dejando que el tiempo ‘separe el grano de la paja’, me pongo a escribir esta sección. Mientras refresco mi memoria mirando las fotos, me sorprendo preguntándome, en sentido inequívocamente afirmativo:
“¡¿Cómo una ruta tan supuestamente austera puede parecerme tan sustanciosa?!” Tan variada; tan interesante; tan bonita. Destacaré algunos aspectos sobresalientes.
No son sólo los paisajes, en el exterior, ahora realzados por la primavera. Son también, y no con menos peso, las sensaciones que resuenan en el interior del observador.
(1) Los Paisajes:
Estamos en el borde meridional del Geoparque de Las Loras. Mirando al norte, tenemos la dorsal, con varios cortes, que va desde Rebolledo de la Torre (oeste) hasta Huérmeces (este). Peña Amaya y, más cercana, Peña Ulaña conforman las torres del homenaje de ese cordal.
Abajo se despliega la hondonada de Villanueva de Puerta y Los Valcárceres. Los sembrados brotan ya con descaro, una vez superados (“?”) los estertores del invierno. Su verde llega hasta las laderas grises del cordal. Pronto se teñirán también de verde sus robles.
Abandonamos la vista del valle norte, temporalmente. Nos deja una impronta de dilatación, de expansión. Entramos en los más suavizados valles del sur, de Fuencivil, Quintanilla de la Presa, e Icedo. Ahora es el proceso espiritual inverso: trasmiten recogimiento.
(2) El Despoblado de Icedo:
El punto álgido de impacto emocional lo constituyen las ruinas de Icedo y el propio paraje en que se ubicaba la población. Fantástico entorno para contemplar en el presente; también para dejarte impregnar por la historia humana allí enterrada.
He buscado información en internet. El lugar lo merece. En la siguiente web se proporcionan algunos retazos de esa historia y cultura. https://www.lospueblosdeshabitados.net/2013/01/icedo-burgos.html . Sirva también como homenaje a sus gentes. Admirable.
Según informa el autor, los dos últimos habitantes, “el matrimonio formado por Delfín González y Concepción Alonso, después de 12 años viviendo allí solos, en 1975 decidieron cerrar su casa para siempre. Con su marcha se terminó el ciclo de vida humana en Icedo”.
Después de siglos de arraigo. No es sólo que su iglesia sea del siglo XIII. Hay datos de poblamiento desde épocas prehistóricas (entre los siglos V y I antes de Cristo) y también en la época de la colonización romana de Hispania.
ANÉCDOTA
Hacía casi dos años, no siendo entomólogos, tuvimos un encuentro indeseable. Por primera (y única) vez se nos pegó una garrapata. Lejos de aquí. La descubrimos ya en casa, sobre la rodilla. Tan primerizos éramos, que yo iba en pantalón corto por el monte.
Desde entonces, antes de ponernos en marcha, durante la primavera y el verano, nos ponemos repelente en la ropa por debajo de las rodillas y en el calzado. Eso, aparte de añadir unas polainas (multi-útiles) sobre el pantalón.
En aquella ocasión pasamos por una zona de maleza, cruzándonos con un par de corzos. Parece que las garrapatas les parasitan con preferencia. Nos quedó fuertemente establecida la asociación; a pesar de que la garrapata la vimos horas después.
Hoy, en una vaguada (km 4,2) de la zona paramera, bastante despejada, pasaron tres corzos juntos por delante de nosotros (25 m, aprox.). Inesperados. Disparé (‘más lento que el malo’) una foto ‘al tuntún’. Nada aparece en ella.
Dije: “Corzos de culera blanca; probablemente hembras”. Pero, curiosamente, mi acompañante dijo, más económicamente: “Garrapatas”. (‘Hombre’, pensé, ‘algo comen [los corzos] de los sembrados, pero no es para tanto’).
Pocos metros después, puse una rodilla en tierra para sacar una foto; más o menos por donde habían pasado los corzos. Instintivamente, unos 15 segundos más tarde, me resonó el eco en la cabeza: “¡Ah, garrapatas!”.
Me miré en la rodillera hincada del pantalón. Allí estaba; allí había una. Inconfundible. Me la sacudí sin pedirle que se pusiera guapa antes para hacerle una foto de recuerdo, y salimos pitando.
Por encima del repeluco del encuentro, lo curioso, lo anecdótico, que se eleva a rango de ley general sobre el funcionamiento de nuestra mente (la de mi acompañante, al menos) fue el mecanismo automático de asociación:
Un encuentro previo (lejano en el tiempo y el espacio): Coincidencia corzo-garrapata. Consecuencias aversivas (previas): La garrapata enganchada a la piel de la rodilla. Conexión mental en un único ensayo y perdurable.
Elucubración teórica: ¿Quién dice que los humanos tropezamos no sé cuántas veces en la misma piedra? (‘No deberíamos…’).
Recomendación práctica: Hay que empezar a ponerse repelente anti-ácaros ya (‘Ya es primavera…’).
▶ Las 6 primeras seleccionan aspectos de interés (con descripción al pie).
▶ Las siguientes se ordenan según el itinerario (asociadas a cada 'waypoint').
📝 TEXTO (5 secciones):
▶ Índice IBP de la ruta,
▶ Preámbulo: antecedentes y motivos,
▶ La Ruta: recorrido y dificultades,
▶ Destacado: rasgos sobresalientes, y
▶ Anécdota: hechos curiosos.
INDICE IBP de Dificultad de la Ruta
Para Criterios y Tabla de Interpretación, Ir a:
https://www.ibpindex.com/index.php/es/
El resultado del análisis IBP es de 53 (para Senderismo): dificultad 'Media' para una preparación física 'Media'.
El cómputo del desnivel acumulado de la ruta por parte de IBP es de 424 metros (superior al que estima Wikiloc).
PREÁMBULO
Si te gusta hacer rutas con todo señalizado, no hagas ésta. Y menos si eres de los que criticas una ruta en su conjunto porque le falte señalización. Estás en tu derecho. Pero ésta no es la tuya. No te flageles. Evítala; por tu bien.
Si te gusta explorar, hacer camino, afrontar incertidumbres, sopesar opciones sobre la marcha, en tiempo real, aquí estarás en tu salsa. Si, además, no te importa un cierto grado de incomodidad (sin peligro), no te quejarás de ésta.
Y, si te vas de marcha para sumergir tu mente y tus sentidos en el entorno natural, y taponar los ‘malos pensamientos’ sobre el otro (mundo), apartando tus ojos y oídos de los devaneos cotidianos, aquí tendrás una buena oportunidad.
Esta ruta es ‘artesanal’. Durante el recorrido no verás ninguna (0,0%) señalización. Miento, verás una: un letrero desvaído en un poste solitario, que es irrelevante para la ruta y te llevaría a otro lugar (si quisieras ir). Lo demás es ‘a palo seco’.
Es más, en torno al 50% del itinerario lo harás monte a través; por borrosos senderos, en el mejor de los casos. El resto son caminos rurales. Para la orientación, tendrás que arreglártelas tú sólo; con tu cabeza. Acumulando autoestima.
El suelo fuera de los caminos tiene ciertas incomodidades (en dosis moderadas): hierbajos y algo de maleza; algo de pedregal; alguna pendiente de las de ir pasito a pasito; algún barbecho; alguna lindera entre sembrados.
Pero no te preocupes. Siempre (casi) tendrás todo a la vista en muchos km a la redonda. El paisaje se moverá lentamente. Tendrás tiempo para contemplarlo mientras decides hacia dónde ir y dónde poner el pie para tu siguiente huella.
A nosotros nos encantó (y no somos masoquistas). Siguiendo esta guía, no tendrás problemas de orientación. Por donde nosotros pasamos, puedes hacerlo tú también. Sin heroicidades, pero sin remilgos tampoco.
No te quejes luego de que no te avisé.
LA RUTA
El recorrido parte del pueblo de Villanueva de Puerta. Bajo su iglesia comienza (y concluye) la ruta. Sin tiempo de precalentamiento, encaramos la primera subida de más de un km. Por un semi-sendero y por las lindes de algunas tierras de labranza.
Luego, descendiendo, los cultivos voraces se han apropiado del sendero. Tenemos que destripar tabones por encima de donde iba aquél (‘el pez grande que se come al chico’). Pero por fin cogemos el primer trecho de camino (del km 2,0 al 3,1).
Desde el km 3,2 hasta el 5,4, nos espera puro monte pelado (como no irás de noche, no hace falta que te pongas el poema sinfónico de Mussorgsky con ese nombre; pero bien podrías). La parte exigente de subida son sólo 800 m (del km 3,2 al 4,0).
Tras bordear los acantilados que dan a Los Valcárceres, descendemos por un cómodo camino hacia el segundo pueblo de la ruta, Fuencivil (km 6,7). Después de unos 200 m por carretera local, retomamos una pista entre campos, hasta el km 9,9.
Allí encontramos las ruinas del antiguo poblado de Icedo. Quedan restos de las paredes de algunas casas. La estructura de su iglesia (impresionante, por su estado y por el emplazamiento) se mantiene en pie en lo alto. Un lugar para detenerse.
En la iglesia de Icedo (km 10,2) podríamos tomar un camino a la derecha (noroeste), que nos llevaría enseguida de vuelta a Villanueva de Puerta. Pero eso sería demasiado fácil. Optamos por una alternativa más larga y algo más compleja.
Subimos a una loma (km 10,9) y oteamos el paisaje. Ponemos la primera velocidad y el freno para bajar por un remedo de trocha. Es una pendiente corta, pero más bien resbalosa (son 35 metros de desnivel en 100 metros lineales).
En un tirón final, ascendemos de nuevo para obtener las mejores panorámicas del valle (km 11,0 al 12,3). No desesperes por descender de los acantilados antes de tiempo. Al terminar éstos (km 12,3), podrás bajar al camino que te deja a la entrada del pueblo.
Posibles Dificultades:
Como indiqué en el Preámbulo, no contarás con ayuda de señales externas en el recorrido. Nuestra guía (o la que tú prediseñes sobre ella) serán tus ojos. No te perderás.
También indiqué en el Preámbulo que sólo la mitad del recorrido se hace por caminos desahogados. El resto conlleva ligeras (ligeras, a nuestro parecer) incomodidades.
Hay varios tramos con acantilados. El sendero se mueve cerca de ellos. Vete con cuidado, aunque no hay ningún peligro si mantienes la prudencial distancia.
Un punto donde es necesario moverse con precaución es el descenso en el km 10,9, recién mencionado. Despacio y con algún bastón debería bastar. Juro que no nos caímos.
*Importante: Tienes la opción de acortar la ruta en casi 2 km. En el regreso, a partir de Icedo (km 10,2), puedes coger un camino hacia el noroeste, en lugar de hacia el suroeste (el actual). Por el primero llegarás antes de vuelta a Villanueva de Puerta y te ahorrarás algunas (leves) molestias. Pero también perderás vistas y tiempo de disfrute de la ruta.
DESTACADO
Dos días después de realizar la ruta, dejando que el tiempo ‘separe el grano de la paja’, me pongo a escribir esta sección. Mientras refresco mi memoria mirando las fotos, me sorprendo preguntándome, en sentido inequívocamente afirmativo:
“¡¿Cómo una ruta tan supuestamente austera puede parecerme tan sustanciosa?!” Tan variada; tan interesante; tan bonita. Destacaré algunos aspectos sobresalientes.
No son sólo los paisajes, en el exterior, ahora realzados por la primavera. Son también, y no con menos peso, las sensaciones que resuenan en el interior del observador.
(1) Los Paisajes:
Estamos en el borde meridional del Geoparque de Las Loras. Mirando al norte, tenemos la dorsal, con varios cortes, que va desde Rebolledo de la Torre (oeste) hasta Huérmeces (este). Peña Amaya y, más cercana, Peña Ulaña conforman las torres del homenaje de ese cordal.
Abajo se despliega la hondonada de Villanueva de Puerta y Los Valcárceres. Los sembrados brotan ya con descaro, una vez superados (“?”) los estertores del invierno. Su verde llega hasta las laderas grises del cordal. Pronto se teñirán también de verde sus robles.
Abandonamos la vista del valle norte, temporalmente. Nos deja una impronta de dilatación, de expansión. Entramos en los más suavizados valles del sur, de Fuencivil, Quintanilla de la Presa, e Icedo. Ahora es el proceso espiritual inverso: trasmiten recogimiento.
(2) El Despoblado de Icedo:
El punto álgido de impacto emocional lo constituyen las ruinas de Icedo y el propio paraje en que se ubicaba la población. Fantástico entorno para contemplar en el presente; también para dejarte impregnar por la historia humana allí enterrada.
He buscado información en internet. El lugar lo merece. En la siguiente web se proporcionan algunos retazos de esa historia y cultura. https://www.lospueblosdeshabitados.net/2013/01/icedo-burgos.html . Sirva también como homenaje a sus gentes. Admirable.
Según informa el autor, los dos últimos habitantes, “el matrimonio formado por Delfín González y Concepción Alonso, después de 12 años viviendo allí solos, en 1975 decidieron cerrar su casa para siempre. Con su marcha se terminó el ciclo de vida humana en Icedo”.
Después de siglos de arraigo. No es sólo que su iglesia sea del siglo XIII. Hay datos de poblamiento desde épocas prehistóricas (entre los siglos V y I antes de Cristo) y también en la época de la colonización romana de Hispania.
ANÉCDOTA
Hacía casi dos años, no siendo entomólogos, tuvimos un encuentro indeseable. Por primera (y única) vez se nos pegó una garrapata. Lejos de aquí. La descubrimos ya en casa, sobre la rodilla. Tan primerizos éramos, que yo iba en pantalón corto por el monte.
Desde entonces, antes de ponernos en marcha, durante la primavera y el verano, nos ponemos repelente en la ropa por debajo de las rodillas y en el calzado. Eso, aparte de añadir unas polainas (multi-útiles) sobre el pantalón.
En aquella ocasión pasamos por una zona de maleza, cruzándonos con un par de corzos. Parece que las garrapatas les parasitan con preferencia. Nos quedó fuertemente establecida la asociación; a pesar de que la garrapata la vimos horas después.
Hoy, en una vaguada (km 4,2) de la zona paramera, bastante despejada, pasaron tres corzos juntos por delante de nosotros (25 m, aprox.). Inesperados. Disparé (‘más lento que el malo’) una foto ‘al tuntún’. Nada aparece en ella.
Dije: “Corzos de culera blanca; probablemente hembras”. Pero, curiosamente, mi acompañante dijo, más económicamente: “Garrapatas”. (‘Hombre’, pensé, ‘algo comen [los corzos] de los sembrados, pero no es para tanto’).
Pocos metros después, puse una rodilla en tierra para sacar una foto; más o menos por donde habían pasado los corzos. Instintivamente, unos 15 segundos más tarde, me resonó el eco en la cabeza: “¡Ah, garrapatas!”.
Me miré en la rodillera hincada del pantalón. Allí estaba; allí había una. Inconfundible. Me la sacudí sin pedirle que se pusiera guapa antes para hacerle una foto de recuerdo, y salimos pitando.
Por encima del repeluco del encuentro, lo curioso, lo anecdótico, que se eleva a rango de ley general sobre el funcionamiento de nuestra mente (la de mi acompañante, al menos) fue el mecanismo automático de asociación:
Un encuentro previo (lejano en el tiempo y el espacio): Coincidencia corzo-garrapata. Consecuencias aversivas (previas): La garrapata enganchada a la piel de la rodilla. Conexión mental en un único ensayo y perdurable.
Elucubración teórica: ¿Quién dice que los humanos tropezamos no sé cuántas veces en la misma piedra? (‘No deberíamos…’).
Recomendación práctica: Hay que empezar a ponerse repelente anti-ácaros ya (‘Ya es primavera…’).
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