Vía Verde del Chicharra Cieza (Cieza)
near Ascoy, Murcia (España)
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Trail photos
Itinerary description
Aunque una vía verde suele ser monótona y se acaba haciendo pesada si uno va caminando, debo reconocer que esta Vía Verde del Chicharra Cieza me ha gustado más de lo que esperaba. Si se reserva para febrero - marzo, cuando la floración del melocotón, el espectáculo debe ser glorioso.
El inicio lo encontramos en el polígono de Ascoy, donde vemos un gran panel informativo y un área de descanso. Los primeros metros son un carril asfaltado que nos saca del polígono para acercarnos al club de tenis, junto a la carretera de la presa del Embalse del Judío. Pronto deberemos cruzarla (con precaución) para empezar a transitar por el tipico firme de tierra de las vías verdes.
Nada más acceder a este terreno llegamos al viaducto sobre la Rambla del Judío. Es la infraestructura más notable de nuestro itinerario, la cual fue instalada expresamente para hacer posible esta vía verde. Las vistas desde aquí son muy bonitas, y la flamante pasarela, de un vistoso color rojo, hace un vivo contraste con el paisaje circundante.
Avanzamos rodeados de un entorno muy árido. Tal como se nos explica en algún panel, toda esta zona era cerealista, hasta la llegada del trasvase Tajo - Segura en los años ochenta, lo que modificó absolutamente todo, cultural, económica y paisajísticamente.
Durante un tramo iremos junto a la autovía. Al lado de un puente que la cruza hay señalizado un itinerario que permite conectar esta vía verde con la de la Floración de Cieza, próximas entre sí, y que también recomiendo.
Torceremos diagonalmente a la derecha, alejándonos de la autovía y adentrándonos en un mar de melocotoneros, con presencia también de albaricoqueros.
En el kilómetro 6 un pino de buenas dimensiones ampara una nueva área de descanso, la de El Elipe. Hay varias casas por la zona, así como el Centro de interpretación del melocotón de Cieza. Curiosamente ahí dormí una noche, hace exactamente seis años (concretamente el 2 de mayo de 2018), cuando realicé a pie el Camino de la Cruz de los Templarios, desde Roncesvalles hasta Caravaca de la Cruz.
En este tramo nos vemos envueltos de millones de melocotoneros. Estamos en mitad de un océano verde (en esta época del año), que cubren los alomados suelos de este valle.
El antiguo tren atravesaba a continuación una loma, a cuya salida encontramos, a la derecha, primero una cantera abandonada, y enseguida una vieja y ruinosa casa con palomar. A la izquierda, una granja, supongo que de cerdos, y al frente la Sierra del Picarcho, que hace de límite provincial con Albacete y comunitario con Castilla La Mancha.
De nuevo entre frutales, salimos a la carretera de la Venta del Olivo a Jumilla, que deberemos cruzar con mucha precaución. Por suerte la visibilidad es buena, pero a pesar de que el límite de velocidad en este lugar es de cincuenta kilómetros por hora, coches, motos y camiones pasan endiabladamente rápido.
Enfrente tenemos el apeadero de Las Lomas, y también aquí se ha habilitado una sencilla área de descanso. Llevamos casi diez kilómetros, y este último sector va paralelo a la carretera, al principio a su lado, para poco después hacer un giro de 90º a la izquierda y otro igual a la derecha, enfilando así los dos últimos kilómetros de vía verde.
A la izquierda nos acompaña la Sierra del Picarcho (o Picacho), a media distancia a la derecha, Sierra Larga, y al frente la Sierra de Santa Ana, y a su izquierda la inconfundible silueta de la Sierra del Buey, más allá de Jumilla.
Un panel informa de la posibilidad de conectar con el tramo yeclano de la Vía Verde del Chicharra, a más de cincuenta kilómetros de aquí, básicamente siguiendo el GR 251 Camino del Altiplano.
Nuestro recorrido finaliza unos cientos de metros más adelante, junto a la Casa del Manchego, también en ruinas. Casi catorce kilómetros que se me han hecho bastante amenos.
Pero toca regresar, desandar todo este kilometraje, y si a la ida ha predominado el sol y una temperatura bastante fresca, ahora me encuentro un cielo encapotado que empieza a soltar agua. Perfecto, así haré el regreso con un ambiente totalmente distinto, y con lo poco que llueve en nuestra Región de Murcia, cada vez que lo hace es un gusto salir a mojarse una miaja.
Y así, lloviendo intermitentemente y a baja intensidad, recorro nuevamente la vía verde para acumular veintisiete kilómetros y medio y completar una mañana bastante satisfactoria, mucho más de lo que esperaba de esta ruta.
El inicio lo encontramos en el polígono de Ascoy, donde vemos un gran panel informativo y un área de descanso. Los primeros metros son un carril asfaltado que nos saca del polígono para acercarnos al club de tenis, junto a la carretera de la presa del Embalse del Judío. Pronto deberemos cruzarla (con precaución) para empezar a transitar por el tipico firme de tierra de las vías verdes.
Nada más acceder a este terreno llegamos al viaducto sobre la Rambla del Judío. Es la infraestructura más notable de nuestro itinerario, la cual fue instalada expresamente para hacer posible esta vía verde. Las vistas desde aquí son muy bonitas, y la flamante pasarela, de un vistoso color rojo, hace un vivo contraste con el paisaje circundante.
Avanzamos rodeados de un entorno muy árido. Tal como se nos explica en algún panel, toda esta zona era cerealista, hasta la llegada del trasvase Tajo - Segura en los años ochenta, lo que modificó absolutamente todo, cultural, económica y paisajísticamente.
Durante un tramo iremos junto a la autovía. Al lado de un puente que la cruza hay señalizado un itinerario que permite conectar esta vía verde con la de la Floración de Cieza, próximas entre sí, y que también recomiendo.
Torceremos diagonalmente a la derecha, alejándonos de la autovía y adentrándonos en un mar de melocotoneros, con presencia también de albaricoqueros.
En el kilómetro 6 un pino de buenas dimensiones ampara una nueva área de descanso, la de El Elipe. Hay varias casas por la zona, así como el Centro de interpretación del melocotón de Cieza. Curiosamente ahí dormí una noche, hace exactamente seis años (concretamente el 2 de mayo de 2018), cuando realicé a pie el Camino de la Cruz de los Templarios, desde Roncesvalles hasta Caravaca de la Cruz.
En este tramo nos vemos envueltos de millones de melocotoneros. Estamos en mitad de un océano verde (en esta época del año), que cubren los alomados suelos de este valle.
El antiguo tren atravesaba a continuación una loma, a cuya salida encontramos, a la derecha, primero una cantera abandonada, y enseguida una vieja y ruinosa casa con palomar. A la izquierda, una granja, supongo que de cerdos, y al frente la Sierra del Picarcho, que hace de límite provincial con Albacete y comunitario con Castilla La Mancha.
De nuevo entre frutales, salimos a la carretera de la Venta del Olivo a Jumilla, que deberemos cruzar con mucha precaución. Por suerte la visibilidad es buena, pero a pesar de que el límite de velocidad en este lugar es de cincuenta kilómetros por hora, coches, motos y camiones pasan endiabladamente rápido.
Enfrente tenemos el apeadero de Las Lomas, y también aquí se ha habilitado una sencilla área de descanso. Llevamos casi diez kilómetros, y este último sector va paralelo a la carretera, al principio a su lado, para poco después hacer un giro de 90º a la izquierda y otro igual a la derecha, enfilando así los dos últimos kilómetros de vía verde.
A la izquierda nos acompaña la Sierra del Picarcho (o Picacho), a media distancia a la derecha, Sierra Larga, y al frente la Sierra de Santa Ana, y a su izquierda la inconfundible silueta de la Sierra del Buey, más allá de Jumilla.
Un panel informa de la posibilidad de conectar con el tramo yeclano de la Vía Verde del Chicharra, a más de cincuenta kilómetros de aquí, básicamente siguiendo el GR 251 Camino del Altiplano.
Nuestro recorrido finaliza unos cientos de metros más adelante, junto a la Casa del Manchego, también en ruinas. Casi catorce kilómetros que se me han hecho bastante amenos.
Pero toca regresar, desandar todo este kilometraje, y si a la ida ha predominado el sol y una temperatura bastante fresca, ahora me encuentro un cielo encapotado que empieza a soltar agua. Perfecto, así haré el regreso con un ambiente totalmente distinto, y con lo poco que llueve en nuestra Región de Murcia, cada vez que lo hace es un gusto salir a mojarse una miaja.
Y así, lloviendo intermitentemente y a baja intensidad, recorro nuevamente la vía verde para acumular veintisiete kilómetros y medio y completar una mañana bastante satisfactoria, mucho más de lo que esperaba de esta ruta.
Waypoints
Intersection
1,098 ft
Conexión Itinerario Ecoturístico El Picarcho - Calasparra y GR 251 Camino del Altiplano
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