Val d' Aosta: Pont Saint-Martin - Hône-Bard.
near Pont-Saint-Martin, Valle d’Aosta (Italia)
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Itinerary description
Val d' Aosta. Via Francigena. Via delle Gallie. Cammino Balteo.
El pequeño municipio (Comune) de Pont St. Martin se sitúa en la frontera entre las regiones italianas del Piamonte y Valle d'Aosta -perteneciendo a esta última-, y es así principio o final de las numerosas rutas que discurren por dicho valle a los pies de los Alpes, en su apertura hacia la llanura del Po.
Sea la peregrina Vía Francígena, que la histórica Vía de las Galias o el Camino Balteo, antiguo trazado de herradura siguiendo la Dora Baltea, esta modesta ruta es una mezcla de todas ellas, y combina vías romanas, viñedos, pueblos medievales y fortalezas. Está hecha de estación a estación ferroviaria y es de creación propia, aunque su trazado esté más que pisado en el pasar de los siglos, aprovechando la abundante señalización.
Parto de la estación de tren de Pont St. Martin y bordeo la población por la Via Caduti del Lavoro, Via Nazionale o Statale y Via Sant'Erasmo; corto trayecto que comparto con los automóbiles. Antes de encontrarme de nuevo con la Statale, tomo subida a la derecha entre casas y viñedos y salgo de nuevo a la Via E. Chaneaux -otro nombre para la Statale-, a los pies del puente romano que da nombre a la población.
En honor a San Martín de Tours, es un puente romano del siglo I a.c. construido en tiempos de Augusto que ha funcionado hasta el siglo XIX -que se construyó uno moderno-, uniendo las regiones de Ivrea, antigua Eporedia, y Aosta, la Augusta Pretoria Salassorum de los romanos. Cruza el torrente del Lys, que a su vez desemboca en la Dora Baltea.
Atravieso el puente y me dirijo hacia el Castillo Baraing tras una breve subida de escaleras.
El Castillo Baraing es una fantasía neogótica de finales del XIX, construido por un notable doctor de Pont Saint Martin y ahora propiedad del municipio y sede de la asociación montañera Mont Rose.
Un poco de carretera y curva -con cuidado-, y subiendo hasta alcanzar un camino asfaltado entre viñedos de muy poco tránsito y muy bien señalizado para numerosas rutas.
Por el camino y en suave descenso atravieso los famosos viñedos de Donnas, con denominación de origen propia, hasta alcanzar la propia población.
Salgo de la carretera principal por la Av. Selve para adentrarme en el núcleo fundacional de la población, el antiguo Borgo di Donnas.
Es apenas una calle central puesta sobre la vía romana consular, pero debió tener cierta importancia administrativa y comercial en dicho camino desde antiguo, incluso con hospicio y leprosería, al igual que murallas, de la que se conserva la puerta oriental -por la que entramos-. El "Borgo" parece casi deshabitado pero aun conserva restos de cierto esplendor.
Salgo al oeste junto a la Capilla de Sant'Orso, fundada según la tradición en 1176 para invocar protección divina contra las inundaciones de la Dora Baltea -sí, en italiano algunos ríos son femeninos-.
Nada más pasar el edificio religioso me topo con la espectacular via consular romana tallada en la misma roca; conserva la impronta de las ruedas de carros y el desgaste de su antiguo uso. Atraviesa un arco, igualmente tallado en un espolón de la roca, de 4 metros de altura por 4 de profundidad y casi 3 entre ambas jambas. Señaliza la vía un miliario que nos indica que hay XXXVI millas romanas desde Augusta Praetoria Salassorum, la actual Aosta. En la Edad Media era la puerta a la aldea y se cerraba de noche. También sobre la pared rocosa se aprecia el vano que ocupaba una lápida conmemorativa de tan importante paso.
Sigo junto a la pared y un panel me informa que también estoy en el Camino Balteo, es decir, antiguo camino y paso de herradura del Val d'Aosta que transcurría paralelo a la Dora Baltea, la espina dorsal del valle. Hay una desviación alternativa y obligatoria reciente por desprendimientos en la pared que me hace bajar y subir poco antes de llegar a Bard.
Bard es un municipio medieval dominado desde la altura por el imponente Fuerte de Bard, un importante castillo construido para proteger la entrada del Valle d'Aosta desde tiempos de los ostrogodos, y reconstruido en el XIX. Napoleón lo arrasó tras la fuerte resistencia ofrecida por el ejército austro-piamontés. Tras una reciente restauración se puede visitar y tiene fácil acceso gracias a un funicular. Alberga también el Museo de los Alpes.
Por Bard pasaba la antigua Vía de las Galias, es el pueblo más pequeño del valle y está considerado uno de los pueblos más bonitos de Italia. Muy turístico, conserva su trazado medieval y edificios singulares.
Saliendo ya de Bard cruzo el puente sobre la Dora Baltea que lo une al municipio de Hône y, girando a la derecha, me lleva a la llamada estación de Bard-Hône.
El pequeño municipio (Comune) de Pont St. Martin se sitúa en la frontera entre las regiones italianas del Piamonte y Valle d'Aosta -perteneciendo a esta última-, y es así principio o final de las numerosas rutas que discurren por dicho valle a los pies de los Alpes, en su apertura hacia la llanura del Po.
Sea la peregrina Vía Francígena, que la histórica Vía de las Galias o el Camino Balteo, antiguo trazado de herradura siguiendo la Dora Baltea, esta modesta ruta es una mezcla de todas ellas, y combina vías romanas, viñedos, pueblos medievales y fortalezas. Está hecha de estación a estación ferroviaria y es de creación propia, aunque su trazado esté más que pisado en el pasar de los siglos, aprovechando la abundante señalización.
Parto de la estación de tren de Pont St. Martin y bordeo la población por la Via Caduti del Lavoro, Via Nazionale o Statale y Via Sant'Erasmo; corto trayecto que comparto con los automóbiles. Antes de encontrarme de nuevo con la Statale, tomo subida a la derecha entre casas y viñedos y salgo de nuevo a la Via E. Chaneaux -otro nombre para la Statale-, a los pies del puente romano que da nombre a la población.
En honor a San Martín de Tours, es un puente romano del siglo I a.c. construido en tiempos de Augusto que ha funcionado hasta el siglo XIX -que se construyó uno moderno-, uniendo las regiones de Ivrea, antigua Eporedia, y Aosta, la Augusta Pretoria Salassorum de los romanos. Cruza el torrente del Lys, que a su vez desemboca en la Dora Baltea.
Atravieso el puente y me dirijo hacia el Castillo Baraing tras una breve subida de escaleras.
El Castillo Baraing es una fantasía neogótica de finales del XIX, construido por un notable doctor de Pont Saint Martin y ahora propiedad del municipio y sede de la asociación montañera Mont Rose.
Un poco de carretera y curva -con cuidado-, y subiendo hasta alcanzar un camino asfaltado entre viñedos de muy poco tránsito y muy bien señalizado para numerosas rutas.
Por el camino y en suave descenso atravieso los famosos viñedos de Donnas, con denominación de origen propia, hasta alcanzar la propia población.
Salgo de la carretera principal por la Av. Selve para adentrarme en el núcleo fundacional de la población, el antiguo Borgo di Donnas.
Es apenas una calle central puesta sobre la vía romana consular, pero debió tener cierta importancia administrativa y comercial en dicho camino desde antiguo, incluso con hospicio y leprosería, al igual que murallas, de la que se conserva la puerta oriental -por la que entramos-. El "Borgo" parece casi deshabitado pero aun conserva restos de cierto esplendor.
Salgo al oeste junto a la Capilla de Sant'Orso, fundada según la tradición en 1176 para invocar protección divina contra las inundaciones de la Dora Baltea -sí, en italiano algunos ríos son femeninos-.
Nada más pasar el edificio religioso me topo con la espectacular via consular romana tallada en la misma roca; conserva la impronta de las ruedas de carros y el desgaste de su antiguo uso. Atraviesa un arco, igualmente tallado en un espolón de la roca, de 4 metros de altura por 4 de profundidad y casi 3 entre ambas jambas. Señaliza la vía un miliario que nos indica que hay XXXVI millas romanas desde Augusta Praetoria Salassorum, la actual Aosta. En la Edad Media era la puerta a la aldea y se cerraba de noche. También sobre la pared rocosa se aprecia el vano que ocupaba una lápida conmemorativa de tan importante paso.
Sigo junto a la pared y un panel me informa que también estoy en el Camino Balteo, es decir, antiguo camino y paso de herradura del Val d'Aosta que transcurría paralelo a la Dora Baltea, la espina dorsal del valle. Hay una desviación alternativa y obligatoria reciente por desprendimientos en la pared que me hace bajar y subir poco antes de llegar a Bard.
Bard es un municipio medieval dominado desde la altura por el imponente Fuerte de Bard, un importante castillo construido para proteger la entrada del Valle d'Aosta desde tiempos de los ostrogodos, y reconstruido en el XIX. Napoleón lo arrasó tras la fuerte resistencia ofrecida por el ejército austro-piamontés. Tras una reciente restauración se puede visitar y tiene fácil acceso gracias a un funicular. Alberga también el Museo de los Alpes.
Por Bard pasaba la antigua Vía de las Galias, es el pueblo más pequeño del valle y está considerado uno de los pueblos más bonitos de Italia. Muy turístico, conserva su trazado medieval y edificios singulares.
Saliendo ya de Bard cruzo el puente sobre la Dora Baltea que lo une al municipio de Hône y, girando a la derecha, me lleva a la llamada estación de Bard-Hône.
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