Turquía. Valles de las Espadas, Rojo y Rosa. Zelve. Cavusin

Los valles de Güllüdere y Kizilcukur, conocidos como los valles Rosa y Rojo, se encuentran próximos a Çavuşin y no lejos de Göreme.

Desde las alturas de Uçhisar se tiene gran visibilidad de estos valles y de la Montaña Bozdağ, una meseta plana de cuya erosión se formaron los valles. Tanto el Rosa como el Rojo se pueden caminar de un extremo a otro, en interesantes excursiones en las que podrá admirar el peculiar paisaje y visitar algunas de las doce iglesias que existen en ellos.

A la entrada del Valle Rojo, andando desde Ortahisar se puede visitar la Iglesia de las Uvas, excavada en un cono de toba totalmente ahuecado que antiguamente albergara un complejo monástico. Esta iglesia tiene una planta cuadrada con un ábside y una sola nave y en su decoración, con predomino del color naranja, abundan las figuras geométricas y los racimos de uvas, de donde toma su nombre.

Continuando en el Valle Rojo se encontrará más adelante la Iglesia de la Cruz, a la que se accede por un estrecho camino hasta la cima de la colina en que fue excavada, con hermosas vistas del valle. Esta iglesia en particular se distingue por su acústica perfecta. Al descender de ella nos encontraremos la Iglesia de las Cuatro Columnas, al pie de la colina.

Ya conectando con el Valle Rosa usted se topará en su periplo la Iglesia de San Agatángelo, a mano izquierda y a unos dos kilómetros de Çavuşin. La iglesia fue construida con un diseño de planta cuadrada, techo plano y un amplio ábside, añadido posteriormente a la estructura original, que data de entre los siglos VI o VII.

En el techo se puede apreciar una cruz en un círculo, hecha a relieve, rodeada de guirnaldas y hojas de palmas. La cruz es un símbolo recurrente en los frescos y decoraciones de las construcciones excavadas de Capadocia, por lo que no es nada extraño que más adelante nos encontremos también la conocida Iglesia de las Tres Cruces, excavada en la pared de un acantilado y que del mismo modo cuenta con tres cruces a relieve como parte del decorado del techo.

Ambos valles están conectados entre sí, señalizados y cuentan con pequeños cafés y tiendas improvisadas en dónde se puede hacer una pausa para tomar un té, agua u otra bebida refrescante.

Zelve presenta tres valles dispuestos secuencialmente, a los cuales se puede acceder por una sola entrada, formando un recinto natural donde se estableció el Museo Al Aire Libre de Zelve. Las rocas del valle son más rojizas que en el resto de Capadocia, lo cual le da al museo un aire de paisaje marciano, por las formas caprichosas de las rocas y la coloración natural de las mismas.

El valle tiene varias iglesias, las cuales tienen la peculiaridad de no poseer frescos murales, a diferencia de Göreme y otras áreas de Capadocia. La razón supuesta es que los habitantes de Zelve ya estaban en contra de las imágenes, aún antes de que en Bizancio se impusieran las tendencias iconoclastas. Destaca la iglesia del venado, cuyo techo está cubierto por una cruz en relieve.

Zelve permaneció habitado hasta mediados del siglo XX, cuando la población fue desalojada por el gobierno, debido a los peligros de derrumbes en la frágil estructura de las cuevas; la cual se continuaba debilitando por la erosión natural de la zona.

Precioso recorrido por una sucesión de valles empezamos por el valle de las espadas, valle muy cerrado en el que parece que se está remontando un barranco, con algún tramo por lo que parece que fue un canal de agua.

Seguimos por el Valle Rojo, destacando las iglesias que nos vamos encontrando. Pasamos luego al Valle Rosa, con más sucesión de iglesias.

Continuamos por senderos hasta llegar al espectacular paraje de Pasagabi, ya solo nos queda seguir el sendero para llegar al museo de Zelve.

La vuelta se hace por el mismo camino pero desviándonos al pueblo de Cavusin con unas edificaciones también muy interesantes.