Travesía lineal cerros del Gallo, Vilo y La Torca, desde Alfarnate a la Aldea de Guaro (Arco Calizo)

Trazado lineal que nos permite recorrer en travesía la cordal de la Sierra de Enmedio, sumando las cotas de los cerros Gallo y Vilo, y prolongar la marcha sobre las estribaciones occidentales de la Sierra de Alhama, anotando el paso por la Torca y Marchamona.
Nos movemos en la Alta Axarquía de Málaga
Recorrido, en mayor parte fuera de pista, donde disfrutaremos de una jornada plenamente invernal, con una gélida mañana mientras remontamos hacia el Vilo, y una incesante nevada una vez estamos caminando por la Sierra de Alhama.

Como llevamos un trazado lineal tendremos que marcar nuestros puntos de inicio/fin y una logística de coches óptima.
Según nuestro sentido de la marcha, establecemos el punto de inicio en Alfarnate, en un amplio aparcamiento junto al Camino del Águila , y el punto de fuga en la misma Aldea de Guaro junto al mismo Nacimiento de Guaro.
El enlace con los coches lo haremos por la estrecha carretera que une Alfarnate y Periana y que pasa a escasos metros de la Aldea de Guaro. Esta misma carretera pasa por el Puerto del Sol, hito de paso que nos servirá igualmente para enlazar ambas sierras y posible punto de escape en el ecuador de la ruta.

Tras toda la logística de coches, iniciamos la marcha en Alfarnate, en la salida del pueblo hacia la sierra por el Camino del Águila. Fría mañana en la que la pista forestal que remonta hacia la loma del <Águila nos ayuda a entrar en calor, rampa continua pero sin unos desniveles muy acusados.
Alcanzamos la divisoria en las inmediaciones del complejo de antenas que domina el morrón oeste de la Sierra de Enmedio, avanzando una centena de metros ya rumbo este y atentos al vallado que nos acompaña sobre la dorsal.
Cuando éste se aparta será el momento de abandonar el camino y adentrarnos en el bosquete del Águila y coger de lleno la parte alta de la sierra.

De momento caminamos fuera de traza, siempre sobre la suave dorsal que nos encamina hacia el Cerro del Gallo. Sin adivinar traza o veredilla alguna nos tendremos objeciones en avanzar por el roquedo de la arista.
En la mañana disfrutamos de un día de claros y nubes, ganando rápidamente la enormes vistas hacia el estilizado Arco Calizo, los Tajos de Sabar, Sierra Groda de Loja y los envites occidentales de Sierra de Alhama. Vistas que no harán si no crecer a lo largo del ascenso, aunque las nubes que entran desde levante irán robando panorámicas según marchemos.

Sumada la cota del Cerro del Gallo emprendemos un corto descenso hacia el collado que nos separa de la cumbre del Vilo. Aprovechamos una amplia cañada donde ahora sí apreciamos una pisada, aunque caminamos por terreno más agradable.
Será al alcanzar el collado, en el perímetro del pinar que viste toda la ladera del Vilo, donde enlazamos primero con una clara senda. Esta marca nos conduce en pocos metros a enlazar con el sendero balizado de ascenso al Vilo.

Sólo nos resta ganar algo de altura por el denso pinar para situarnos en una gran explanada que hace de antecima, estamos ya a escasos metros de la pequeña planicie donde estratégicamente se sitúa el vértice geodésico del Vilo.

Al frente aparece íntegramente nuestro próximo objetivo, la blanca dorsal de la Torca, el resto de Sierra Alhama de pierde hacia la cresta del Hoyo del Toro inmersa en amenazantes nubes. A la vista se pierde Sierra Tejeda y la Maroma completamente cubiertas.

Continuamos con un descenso directo hacia la divisoria de sierras en el Puerto del Sol. Trazamos el rumbo a vista marcando el mismo puerto como referencia, perdemos altura campo a través rápidamente sin escollo alguno a tener en cuenta.
Tras cruzar la carretera, el plan sería descender unos metros hasta las inmediaciones del Cortijo Villa Ervira y virar por la vereda que arranca a su espalda.
Pero durante el descenso adivinamos la posibilidad de coger una trocha desde el puerto y enlazar con esa misma vereda algo más arriba, no perdiendo así altura y evitando caminar por la carretera.

Vista la posibilidad, sobrepasamos el puerto y vamos enlazando estrechas sendas de ganado a media ladera hasta dar con la clara rodada del camino que parte desde el cortijo. Viramos monte arribe en fuerte rampa y no abandonamos su huella hasta que nos encontramos en el pequeño llano de la Majada de Vacas.

Ya tenemos las nubes encima y no tardan en sumergirnos en una niebla fría y espesa. Se anulan las referencias visuales a media distancia cuando abandonamos la Majada de Vacas y comenzamos el ascenso fuera de pista hacia la Torca.

En esta ocasión nos apartamos un poco de la directa y nos decidimos a recorrer la parte alta de la cuerda que ascienda hacia la Peña, sin perder nunca la referencia de la dorsal ya que de momento nos encontramos con una visual reducida a unos pocos metros.
A esta altura, el aguanieve pasa a convertirse en una copiosa nevada que nos acompañará durante toda la travesía de la Torca hasta que perdamos altura en su salida hacia el collado de Veredas Blancas.

Limitados por la niebla, la nieve y el frío viento, además de no tener referencia visual tendremos que sumar todo lo que conlleva avanzar sobre roca mojada.
Seguimos sin perder la línea de la cuerda hasta que al fin alcanzamos cota junto al vértice geodésico de la Torca. Será una para rápida.

Tendremos que seguir avanzando hacia el este sobre roca en un leve descenso hasta pisar hierba helada en el llanete del Lagunillo del Pozuelo, hoy completamente helado.
Avanzamos de forma más cómoda por la suave rampa que nos sirve de enlace con su arista este. Y aunque avanzamos unos metros paralelos a su parte aérea por la incesante nevada, llegado el momento nos vemos obligados a retomar la arista ya que el avance a media ladera se complica.

De nuevo sobre la arista seguimos avanzando hasta alcanzar su extremo. En ese momento abandonamos la travesía aérea y volcamos la marcha hacia el flanco izquierdo.
A escasos metros adivinamos una nueva trocha que nos mantiene en nuestro rumbo, dejando de lado el espolón este de la arista y marcando un descenso directo por una amplia cañada que nos lleva hacia el Collado de Veredas Blancas.

Cae la tarde y desistimos pasar por el collado y el Mirador del Polje, en su lugar recortamos la marcha para enlazar más abajo con la clara vereda que termina por descendernos a Marchamona.

Desde aquí sólo nos resta el camino hacia la Aldea de Guaro mientras cae la noche.

Nos vemos en las montañas.

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