Travesía Ermua-Santa Pola. Etapa 12: Artajona-Tafalla-Olite

Comienzo donde lo dejé ayer, en la parada de bus de la preciosa villa medieval de Artajona. De nuevo, salgo a primerísima hora de la mañana, aún a oscuras, aunque no tan temprano como la etapa anterior.
Al salir del pueblo, camino por una estrecha carretera que, al contrario de lo que esperaba, circulaban bastantes coches.

Enseguida, la luz del amanecer empezó a asomar, y con ello, el cielo se tiñó ligeramente de rojo y naranja. Bonita vista en los alrededores, con la localidad de Artajona por atrás, y un viñedo y montes al fondo por la derecha.

Más adelante, llego a un lugar que tenía apuntado visitar, el dolmen y ermita de San Bartolomé. El primero fue una decepción, lo único que vi fue una acumulación de pequeñas rocas, que supongo será lo poco que queda del dolmen. Y el segundo, la ermita, se ubica al final de una arboleda, siendo este algo más interesante.

Este lugar lo podría haber evitado yendo por una pista que había más atrás, pero quise pasar por aquí para ver ambos monumentos. La pega sería a que se aquí en adelante tendría que andar por carretera. No me importó lo más mínimo, así que seguí recto.

Al final le saqué partido al asfalto, ya que por un lado, éste tenía largos tramos donde han puesto una especie de arcén extra grande donde podía caminar cómodamente sin miedo a atropellos. Y por otro lado, las vistas, espectaculares. La carretera iba cuesta arriba, y eso me permitió disfrutar de una panorámica muy amplia hacia los alrededores de Artajona.

Sigo varios km por carretera, hasta llegar a la altura de un canal de agua. Se trata del Canal de Navarra, una inmensa obra que abarca la zona media y Sur de Navarra, y que se construyó con el fin de abastecer de agua a miles de habitantes de toda esta zona, el regadío de los campos, y la generación de electricidad.

Aprovecho que el canal dispone de una pista, para abandonar el asfalto. Avanzo por aquí un buen rato, para luego desviarme a la derecha, y descender directo al municipio de Tafalla.
Recorro buena parte de la localidad, y después, tras superar un paso subterráneo, camino hacia el Sur rumbo a mi destino, el municipio de Olite.

Avanzo por una ancha y cómoda pista, prácticamente en línea recta. Aquí hay buenas vistas a los lados. De hecho, por la izquierda, hacia el Este, observo un conjunto de montañas, y algo pequeño pero que sobresale claramente en un alto. No estoy seguro al 100%, pero diría que es el destino de mi próxima etapa, el pueblo medieval de Ujué.

Tras varios km, consigo divisar por el lado derecho la localidad de Olite.
Continuo brevemente por una carretera, hasta adentrarme al fin en la ciudad medieval de Olite. Que decir de este lugar... me ha dejado sin palabras. Largo rato me he tirado en este lugar (motivo principal por el que he tardado tanto en completar esta ruta), especialmente en el Palacio Real. Aquí he sacado fotos sin parar, razón por la que he puesto tanto waypoint del palacio.

Hay que pagar para acceder a su interior, pero bien merece la pena hacerlo. La belleza de ésta fortaleza, y las vistas que hay desde cada una de sus torres es descomunal. Buen ejercicio de cardio haréis aquí, subiendo y bajando a lo alto de todas ellas.

Igualmente bonito es recorrer cada una de las calles de la ciudad, observar sus monumentos, las edificaciones... sencillamente espectacular, una gozada.
Por último, camino hacia una de las paradas de bus que tiene Olite, y pongo punto y final a esta sencilla y preciosa ruta. Muy recomendable.