Tramborrios - Castro viejo por el valle del Portilla
near Gallinés, La Rioja (España)
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Trail photos
Itinerary description
Trambosríos (1.060 metros)
Aquí mismo, en Trambosríos, en donde se juntan los ríos Urbión y Hormazal, iniciamos hoy la marcha. La ansiedad se palpa entre los compañeros. Realmente, el aspecto del cielo es poco alentador en unamañana de este mes de Mayo que ha decidido “marzear”. Polainas, chubasqueros, paraguas y gorros de lluvia. Y a caminar.
Mirador del Urbión (1.070 metros)
Según nuestro guía, Román, desde este punto se divisa el Pico Urbión, pero hoy no es el caso, ni siquiera se divisan las zonas altas de los cerros inmediatos. Las nieblas, todavía altas, amenazan con participar en la fiesta.
La Chorrera (1.123 metros)
Pese a la sequía, esta cascada baja un nada desdeñable caudal. Da gusto escuchar su melodía fresca ycantarina. Cerca de aquí, un reguero de sangre abundante y espesa, atraviesa la senda hacia el río. No hay restos de animal alguno. Se intuye la presencia del temido cánido. Román asegura que la carnicería ha sido cosa del lobo.
Ermita de San Millán (1.153 metros)
Verdaderamente, aquellos santos eremitas escogían territorios bien apartados para purificar su vida. La lluvia va tomando vigor, justo cuando el camino se encabrita de veras por una diabólica senda que sube al Collado Grande. Por estos pagos debe de andar la Fuente Fría, pero se ha debido de esconder, la pillina.
Collado Grande (1.469 metros)
El nombre está muy bien puesto, ya lo creo. Y en días de bonanza el espectáculo debe ser soberano. Pero hoy, no. Descendemos hacia el Portilla. La Marcha está diseñada así, qué le vamos a hacer... En este subibaja para cambiar de valle, dilapidamos una porción importante de energías que, sin duda, luego vamos a echar en falta. Como terreno ganadero que han sido las Viniegras desde tiempos inmemoriales, las chozas y corrales se reparten con generosidad por la zona. La pena es el estado decrépito que presentan.
El Villar (1.130 metros)Hemos llegado tarde. Aquellos hippies que hicieron de este hermoso lugar su hogar por un tiempo, se fueron a otra parte con su melodía llena de bucólica quimera. Almorzamos. La presi, en su papel institucional, despliega la bandera de Sherpa y el momento queda reflejado para la eternidad. Seguimos camino.
Jo qué (1.147 metros)Con este nombre tan estrambótico y fuera de lugar se denomina una zona amplia del valle llena de pedruscos. Al poco, el barranco se comprime, las laderas caen a pico dejando apenas sitio al río y menos aún a la senda. Así que el camino se las apaña como puede para seguir adelante, permitiendo malamente nuestro avance con maleza, raíces, piedras, escalones, barros... Y lluvia. No hay un metro estable y el que firma esta crónica sufre y se le aflige el ánimo y se arma de paciencia en este largo tramo, y confía en que cambie su suerte.Haya Remojaculos(1.180 metros)Este poético nombre denomina un hermoso ejemplar de noble y atrevido porte, que de forma temeraria se cuelga sobre el ribazo del cauce, expuesta a los embates del río.
Vega la Teja (1.220 metros)
Por estos pagos, el camino se torna más estable, que ya era hora. Con una caja más ancha y un suelo más regular, la tensión se alivia y el montañero puede mirar al frente, contemplar y disfrutar.
Pozo Negro (1.295 metros)
En lugares tan apartados, un sencillo puentecillo de maderas es un regalo emocionante. El río por aquí es apenas un arroyuelo que no precisa puentes pero aún así, se agradece.
Refugio Pie los Porqueros (1.411 metros)
Y no digamos en estos lugares en donde Jesucristo perdió la sandalia... Un refugio así, humilde pero muy digno,vale un Potosí. Hacemos un receso para tomar un leve refrigerio y seguimos adelante. El camino vuelve a encabritarse, ahora bajo la cobertura de un frondoso hayedo.
Refugio La Isla (1.610 metros)
Cuando el escribano que esto redacta da vista a este inmenso valle alpino cree estar soñando. No lo esperaba. No le cuadra que algo así estuviera aquí. Es un escenario más propio de los mejores Pirineos. Y aún de Alpes. El refugio, las vacas, el arroyo serpenteante, los soberbios paredones que delimitan el valle... en ese inmenso escenario los montañeros parecen apenas hormiguitas multicolores
El Chorrón (1.613 metros)
El recién nacido río Portilla comienza su viaje hacia el embalse de Mansilla dando brincos por empinadas laderas y despeñándose por quebraduras en donde forma algunas bellas cascadas como ésta del Chorrón. El camino, que parecía que poco más tenía que subir, se burla de nosotros con unos repechones consecutivos que quitan el hipo y cortan el aliento. Los últimos metros, antes de salir al collado, se hacen terribles. Al repertorio de elementos adversos, se une la niebla, el viento y el frío. Desde la retaguardia miro a los que van conmigo. No me atrevo a preguntarles qué tal van por si acaso me dicen que mal. Les animo, les ayudo, no quiero imaginar si alguno de ellos sufre un desfallecimiento.Le grito a Román por la emisora que no les diviso entre la niebla, que detenga la comitiva. Y me hace caso. Quizás haya pensado que de suceder algo, mejor estar juntos. Ya se sabe aquello que dice: “La desgracia en compañía es menos desgracia". Por un instante, la niebla descorre el telón y nos deja contemplar la grandiosa inmensidad de la cabecera del Portilla. Visto y no visto, se cierra el telón.
Collado Tres Provincias (1.964 metros)
Salimos al cordal. estamos casi a dos mil metros, pero por momentos no se ve un carajo y el ventarrón inmisericorde nos despacha de allí de mala manera. Apenas nos vencemos unos metros al Sur del cordal, las condiciones mejoran radicalmente. La comida, emboscados entre pinos, nos recompone el cuerpo y el alma. Pero la humedad de las ropas nos deja destemplados y aligeramos el bocado.
Bunker (1.770 metros)
Pasamos junto a este mamotreto de hormigón, que no sabemos qué labor hace ahí, todavía espantando la friura del cuerpo. Y al poco salimos a una pista, por la que ya podemos caminar cómodos y ligeros. El sol decide quitarse la ropa y empieza a lucir sus encantos que, hoy sí, se agradecen de verdad. Así, en un largo tramo sin apenas desnivel, llegamos reconfortados a Castroviejo.
Castroviejo (1.550 metros)
En este término de Duruelo de la Sierra, singular escenario rocoso, damos porfinalizada esta compleja y meritoria travesía entre las Viniegras y las tierras sorianas de Pinares
Aquí mismo, en Trambosríos, en donde se juntan los ríos Urbión y Hormazal, iniciamos hoy la marcha. La ansiedad se palpa entre los compañeros. Realmente, el aspecto del cielo es poco alentador en unamañana de este mes de Mayo que ha decidido “marzear”. Polainas, chubasqueros, paraguas y gorros de lluvia. Y a caminar.
Mirador del Urbión (1.070 metros)
Según nuestro guía, Román, desde este punto se divisa el Pico Urbión, pero hoy no es el caso, ni siquiera se divisan las zonas altas de los cerros inmediatos. Las nieblas, todavía altas, amenazan con participar en la fiesta.
La Chorrera (1.123 metros)
Pese a la sequía, esta cascada baja un nada desdeñable caudal. Da gusto escuchar su melodía fresca ycantarina. Cerca de aquí, un reguero de sangre abundante y espesa, atraviesa la senda hacia el río. No hay restos de animal alguno. Se intuye la presencia del temido cánido. Román asegura que la carnicería ha sido cosa del lobo.
Ermita de San Millán (1.153 metros)
Verdaderamente, aquellos santos eremitas escogían territorios bien apartados para purificar su vida. La lluvia va tomando vigor, justo cuando el camino se encabrita de veras por una diabólica senda que sube al Collado Grande. Por estos pagos debe de andar la Fuente Fría, pero se ha debido de esconder, la pillina.
Collado Grande (1.469 metros)
El nombre está muy bien puesto, ya lo creo. Y en días de bonanza el espectáculo debe ser soberano. Pero hoy, no. Descendemos hacia el Portilla. La Marcha está diseñada así, qué le vamos a hacer... En este subibaja para cambiar de valle, dilapidamos una porción importante de energías que, sin duda, luego vamos a echar en falta. Como terreno ganadero que han sido las Viniegras desde tiempos inmemoriales, las chozas y corrales se reparten con generosidad por la zona. La pena es el estado decrépito que presentan.
El Villar (1.130 metros)Hemos llegado tarde. Aquellos hippies que hicieron de este hermoso lugar su hogar por un tiempo, se fueron a otra parte con su melodía llena de bucólica quimera. Almorzamos. La presi, en su papel institucional, despliega la bandera de Sherpa y el momento queda reflejado para la eternidad. Seguimos camino.
Jo qué (1.147 metros)Con este nombre tan estrambótico y fuera de lugar se denomina una zona amplia del valle llena de pedruscos. Al poco, el barranco se comprime, las laderas caen a pico dejando apenas sitio al río y menos aún a la senda. Así que el camino se las apaña como puede para seguir adelante, permitiendo malamente nuestro avance con maleza, raíces, piedras, escalones, barros... Y lluvia. No hay un metro estable y el que firma esta crónica sufre y se le aflige el ánimo y se arma de paciencia en este largo tramo, y confía en que cambie su suerte.Haya Remojaculos(1.180 metros)Este poético nombre denomina un hermoso ejemplar de noble y atrevido porte, que de forma temeraria se cuelga sobre el ribazo del cauce, expuesta a los embates del río.
Vega la Teja (1.220 metros)
Por estos pagos, el camino se torna más estable, que ya era hora. Con una caja más ancha y un suelo más regular, la tensión se alivia y el montañero puede mirar al frente, contemplar y disfrutar.
Pozo Negro (1.295 metros)
En lugares tan apartados, un sencillo puentecillo de maderas es un regalo emocionante. El río por aquí es apenas un arroyuelo que no precisa puentes pero aún así, se agradece.
Refugio Pie los Porqueros (1.411 metros)
Y no digamos en estos lugares en donde Jesucristo perdió la sandalia... Un refugio así, humilde pero muy digno,vale un Potosí. Hacemos un receso para tomar un leve refrigerio y seguimos adelante. El camino vuelve a encabritarse, ahora bajo la cobertura de un frondoso hayedo.
Refugio La Isla (1.610 metros)
Cuando el escribano que esto redacta da vista a este inmenso valle alpino cree estar soñando. No lo esperaba. No le cuadra que algo así estuviera aquí. Es un escenario más propio de los mejores Pirineos. Y aún de Alpes. El refugio, las vacas, el arroyo serpenteante, los soberbios paredones que delimitan el valle... en ese inmenso escenario los montañeros parecen apenas hormiguitas multicolores
El Chorrón (1.613 metros)
El recién nacido río Portilla comienza su viaje hacia el embalse de Mansilla dando brincos por empinadas laderas y despeñándose por quebraduras en donde forma algunas bellas cascadas como ésta del Chorrón. El camino, que parecía que poco más tenía que subir, se burla de nosotros con unos repechones consecutivos que quitan el hipo y cortan el aliento. Los últimos metros, antes de salir al collado, se hacen terribles. Al repertorio de elementos adversos, se une la niebla, el viento y el frío. Desde la retaguardia miro a los que van conmigo. No me atrevo a preguntarles qué tal van por si acaso me dicen que mal. Les animo, les ayudo, no quiero imaginar si alguno de ellos sufre un desfallecimiento.Le grito a Román por la emisora que no les diviso entre la niebla, que detenga la comitiva. Y me hace caso. Quizás haya pensado que de suceder algo, mejor estar juntos. Ya se sabe aquello que dice: “La desgracia en compañía es menos desgracia". Por un instante, la niebla descorre el telón y nos deja contemplar la grandiosa inmensidad de la cabecera del Portilla. Visto y no visto, se cierra el telón.
Collado Tres Provincias (1.964 metros)
Salimos al cordal. estamos casi a dos mil metros, pero por momentos no se ve un carajo y el ventarrón inmisericorde nos despacha de allí de mala manera. Apenas nos vencemos unos metros al Sur del cordal, las condiciones mejoran radicalmente. La comida, emboscados entre pinos, nos recompone el cuerpo y el alma. Pero la humedad de las ropas nos deja destemplados y aligeramos el bocado.
Bunker (1.770 metros)
Pasamos junto a este mamotreto de hormigón, que no sabemos qué labor hace ahí, todavía espantando la friura del cuerpo. Y al poco salimos a una pista, por la que ya podemos caminar cómodos y ligeros. El sol decide quitarse la ropa y empieza a lucir sus encantos que, hoy sí, se agradecen de verdad. Así, en un largo tramo sin apenas desnivel, llegamos reconfortados a Castroviejo.
Castroviejo (1.550 metros)
En este término de Duruelo de la Sierra, singular escenario rocoso, damos porfinalizada esta compleja y meritoria travesía entre las Viniegras y las tierras sorianas de Pinares
Waypoints
River
4,643 ft
Nacedero Fuente Fria
Waypoint
4,109 ft
Choza Cañas
Waypoint
4,086 ft
Pozo Negro
Waypoint
4,446 ft
7 Arroyos
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