Tour del Mont Blanc Ago/13 - Etapa 2: Bionnassay TresLaTete NantBorrant

(Track de todo el Tour, consideraciones generales y lista de etapas en:
http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=5134010)
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Antes de nada, decir que he calificado esta ruta como "Difícil" no porque tenga alguna dificultad técnica, sino por su longitud y por los casi 2.000 m de desnivel acumulado. Pero vamos, con un par de piernas fuertes y buenas condiciones meteorológicas (como fue en nuestro caso) basta y sobra.

Empezamos el día retomando el camino hasta el Col de Voza: 45 minutos de subida fuerte que cuesta abordar en frío, pero las vistas del Glaciar de Bionnassay y del sol que se refleja en sus neveros hacen olvidar la pendiente. En el Col de Voza seguimos más o menos paralelos a la vía del tren hasta la estación de Bellevue, donde cruzamos la vía e iniciamos la bajada (dir: Col de Tricot) hasta cruzar el glaciar de Bionnassay por un precioso puente tibetano. Ahora no se cruza el glaciar sino el desagüe del mismo, con el estruendo de sus aguas y la Aguja de Bionnassay de fondo. Todavía no hemos visto el Mont Blanc, escondido tras la niebla, pero el paisaje es sobrecogedor.

La subidita al Col de Tricot es empinada y se hace larga, pero la subimos acompañados de un crío de 6 años que no quería que le adelantáramos: en Francia los niños van a la montaña desde bien pequeños y están fuertes como toros. En el Col la vista de los Pâturages de Miage y de las Dômes de Miage (3670m) es espectacular. Merece la pena detenerse un rato.

Desde ahí bajamos al Chalet de Miage (bar restaurante de fácil acceso desde Contamines) y en vez de mantenernos en el valle pasando por el pueblo de Les Contamines, decidimos seguir la variante del libro y recorrer el valle a media altura, subiendo primero al Auberge Truc (donde mucha gente pernocta tras su primera etapa; nos hablaron muy bien de él), bajando por bosque a Les Branges de la Frasse, y ahí evitando de nuevo el pueblo para remontar el cauce de un torrente por unas cómodas zetas para seguir por una "faja" a media altura que nos lleva al Albergue de Très-La-Tete, con unas vistas espectaculares del valle y unas tumbonas que invitan poco a continuar. Los refugios franceses son, en general, muy acogedores y cómodos, sin caer en el pijerío, y el ambiente suele ser fantástico: montañeros de todas las edades, desde bebés a octogenarios trotando los caminos. Un ejemplo, a mi modo de ver.

La bajada al valle se nos hace larga porque llevamos muchos km en las piernas, pero los rincones que recorre el camino siguen siendo preciosos, especialmente la cascada de la Combe Noir, a poca distancia ya del final, con sus aguas turbulentas de ese color azul verdoso que nos hemos ido encontrando cada día.

Nant Borrant es un precioso y florido Albergue solitario, situado junto al camino, con una pradería estupenda donde disfrutar de una buena cerveza y dortoirs pequeños (de 10-12 plazas...cuanta menos gente, menor posibilidad de que te toque un roncador). Cómo nos supieron esas salchichas con gratin de patatas y queso, madre mía! La pena es que al ser la cena a las 7 (como en prácticamente todos los refugios), apenas quedó tiempo para la cervecita previa, pero no se puede tener todo...