Topes de Collantes - Cascada Vegas Grandes - Trinidad

Paradisíaca ruta en la zona de Topes de Collantes, a unos 25 km de Trinidad.

Nuestra idea inicial era subir hasta Topes por nuestra cuenta, pero la dura crisis del país, con el brutal desabastecimiento que están sufriendo, nos lo ha hecho imposible, ya que la falta de combustible subía el coste hasta los más de 120€ incluyendo la entrada al parque natural. Por tanto y muy a nuestro pesar, acabamos cediendo y comprando la excursión en grupo. Y menudo acierto.

La excursión cuesta 30 dolares por persona, e incluye traslado en un camión con tintes soviéticos sacado de la Segunda Guerra Mundial (muy chulo por cierto), un guía local (Yasier, un ingeniero de caminos muy simpático y con respuestas para todo, un lujo de guía), el acceso al parque (que son 10€ pax), visita a una plantación de café con explicaciones sobre su elaboración, un expreso, una prueba de dulces del país, la ruta, tiempo de baño, parada en un mirador para admirar la montaña u el mar Caribe de fondo, y un almuerzo con una bebida y café.

Como dijimos, un acierto total, pues el sendero como tal carece de encanto como para hacerlo por libre como cuando disfrutas de una ruta de montaña en España o cualquier otro sitio, pues se trata de un camino ancho sin pérdida ni opciones que se quedaría corto, pero las explicaciones continuas del guía de la fauna y flora han hecho que el trayecto de apenas 6km haya sido muy ameno y enriquecedor.

Destacable el poder observar al ave nacional, el Tocororo, donde se distinguen el color rojo, azul y blanco, colores de la bandera cubana.

Además, durante la caminata vimos colibrís, llamados Zunzún en el país (por el sonido que emiten sus alas al volar), además del ave más pequeña del mundo, el Zunzunito, un colibrí de apenas 5cm de tamaño, autóctono de Cuba.

Abundan además de eucaliptos que no habíamos visto hasta el momento por la isla, las Mimosas, cuyas hojas se retraen y encojen si las tocas como medio de protección, las Bromelias, con su característico color rojo intenso, el árbol de Guaraná, cuyas semillas, de aspecto semejante a unas píldoras bicolor, amarillo y negro, base de algunas bebidas energéticas, pues tiene 4 veces más cafeína que el café, y se usa además como planta medicinal contra el Parkinson, la demencia, diarreas etc. También nos encontramos con Prunnus Occidentales o cuajani, cuya corteza desprende un olor a almendra muy intenso y agradable, o el Caisimon de Anís, cuyas hojas desprenden olor a anís.

La caminata no es nada exigente, solo la humedad y el calor pesan un poco, pero el premio de la cascada merece la pena. Es un rincón paradisíaco que pudimos disfrutar en nuestro reducido grupo de apenas 6 personas, con agua fría (por fin agua fría de verdad) para refrescarse, una cascada de 120 metros desde su nacimiento preciosa y un entorno espectacular. La vuelta de la cascada es lo único un pelín exigente ya que es cuesta arriba pero en unos 10 minutos salvas el obstáculo.

La ruta además de la cascada, tiene un pequeño mirador y una cueva de unos 30 metros con doble entrada o salida.