Tocón-Cortijos del Hervidero-Linarejos-Cerro Cárcabal por umbría
near Agustinos, Andalucía (España)
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Itinerary description
Se ha hecho habitual subir al Cerro Cárcabal por el Oeste, desde las inmediaciones de los Cortijos del Hervidero, por ásperas laderas con poca sombra y mucha cuesta descarnada. Como me gusta sufrir lo justo, y habiendo recorrido con placer la umbría de Linarejos en diversas ocasiones, al final me planteé la subida completa al cerro por dicha umbría (Norte-Norte) y pasando por el Cortijo de Linarejos, que por sí solo merece la visita. Como además soy un poco cabra, pensé que sería posible abordar los escarpes que por encima hace el cerro y complementar la placentera subida por el pinar-quejigar con unos pasitos en roca que hicieran el recorrido más interesante. Así fue, y lo cierto es que entre una cosa y otra te pones cerca de la cima casi “sin sentí”, aunque hay que reconocer que con algo más de dificultad técnica. Vamos al lío:
Salimos de Tocón por el carril que remonta el Arroyo del Tocón y lo seguimos sin pérdida durante unos 3 km hasta el primer desvío a los Cortijos del Hervidero (wp), algo desvencijado, que vadea el arroyo, generalmente con poca agua. Tras los cortijos (wp “Cortijos del Hervidero”) y cruzando un haza de frutales embocamos el barranco de Linarejos (wp “Entrada al Barranco de Linarejos”), bien por el cauce, donde la vegetación es más espesa, o más cómodamente por la vereda que acompaña a la goma que trae el agua desde Linarejos. Tras un umbroso recorrido por el barranco -donde tendremos que sortear un vallado reciente, pero sin mucha dificultad-, acabaremos saliendo de la espesura al cortafuegos (wp) que corta la zona. A partir de ahí el valle es despejado hasta la cercana alameda del Cortijo de Linarejos, cuyos árboles caídos invitan a seguir por su borde izquierdo. En la cercanía del cortijo cruzaremos el arroyo e ingresaremos en los paradisíacos bancales cubiertos de hierba que van subiendo suavemente por la otra ladera. Con el cortijo en uso, lo prudente es mantenerse cerca del borde izquierdo del claro hasta un sorprendente enclave de castaños en su parte superior. Al encontrarlo abandonado, el track refleja en cambio el cruce por mitad del claro. En todo caso hay que acabar en la esquina superior derecha. Allí encontramos un caminillo poco marcado que continúa hacia arriba. Gracias a J Carlos Álvarez (https://es.wikiloc.com/wikiloc/user.do?id=5225175) ahora sé que se puede seguir dicha senda hasta el carril de la umbría, aunque lo que he trackeado es mi aproximación tradicional: abandonando ese caminillo por la derecha (wp “Hacia el arroyo”), iremos prácticamente a cota por un pinar aclarado hasta un rellano verde, en cuyo borde izquierdo una coqueta senda entre pinos y encinas nos introduce en un barranquito que cruzaremos por donde mejor veamos para subir unos metros del otro lado y salir a un llano ocupado por pinos bastante aclarados (wp “Primera pinada”). Subiendo en dirección al cerro saldremos por la derecha a una segunda pinada (wp), bastante más en cuesta, por cuyo borde izquierdo salpicado de quejigos llegaremos a un rellano (wp “Tercera pinada”), en cuya parte superior encontramos el carril de la umbría, que tomaremos hacia la izquierda.
Tras cruzar un pintoresco arroyito con medidor de caudal llegamos a wp “Curva de los quejigos”, cuyo nombre se entenderá perfectamente una vez allí, y que es más o menos a donde sale la “vía directa” desde el claro del Cortijo. Desde allí -y esto es lo importante- sigue el caminillo hacia arriba, dejando el carril principal. Tras unos 200 m de cierta pendiente llegamos a un nuevo claro en el bosque, y allí nos sorprende un quejigo (wp “Quejigo majestuoso”) que ríete tú de otros con más fama: soberbio ejemplar con tronco de más de 1m de diámetro, campea como rey rodeado por un séquito de pinos. Aquí el camino girará 90º a la derecha, y por eso buscaremos su continuación al fondo del claro y de ese lado. Sigue entonces una cuesta exigente, y aunque no sea un camino con todas las de la ley, ha sido desbrozado exhaustivamente para que el ganado progrese sin impedimentos (wp “Senda de las vacas”). Al cabo de otros 150m completamos la subida e ingresamos en una faja de terreno casi llano, incluso en leve descenso, a la izquierda de la cual empezamos a ver los pináculos y muros de la fortaleza de roca que defiende esta cara del cerro. En la dirección que llevábamos acabamos por divisar, bajo pinos y encinas, las piedras de un canchal que invade el bosque (wp “Enfilamos el roquedo”). Es nuestra guía hacia las alturas, porque baja directamente desde la vaguada central que rompe la línea de tajos, y que será nuestro paso hacia la cima. Por el borde derecho del canchal, en unos metros llegamos a un segundo venerable quejigo. Por encima, todo un castillo de dientes y muros de piedra, en cuya base se arraciman espinos y arces, en un paisaje diríase de dibujo japonés. Ascenderemos de rellano en rellano, con la vista puesta en la melladura que la vaguada hace entre poderosos tajos a ambos lados (ver las fotos, que ilustran bien todo este pasaje). El terreno, en todo caso, sigue siendo de tierra, piedras y hierba, sin más dificultad que el esfuerzo del empinado ascenso... hasta llegar a un escalón de roca que cierra el paso. El canuto que ha excavado el agua, a la derecha, parece impracticable, tanto más por los espinos que lo defienden; pero hacia la izquierda el suelo terroso asciende hasta un trepadero de roca escalonada, de 2 o 3 m de altura, a la vera de una encina, y que no asustará a gente acostumbrada a estas vicisitudes. No asusta, por cierto, a mi perro Chopo, que en un par de saltos lo supera (es un campeón). Con algo más de tiento pero sin sentirnos más expuestos de la cuenta, lo negociaremos haciendo uso de pies y manos. Y entonces ¡ya está! hemos superado lo difícil, y la vaguada por encima, aunque rocosa, constituye ya camino franco hacia las alturas. Paralelos a la misma ascenderemos, cruzándola tras superar un primer grupo de pinos a la derecha para llegar a una coqueta hondonada de pasto (wp “Hoya”), a cuya izquierda comienza otra pinada más densa (por donde luego bajaremos). Siguiendo otro par de hoyas en ascenso, ganamos la divisoria del cerro, tras la cual ya nos aparecen los Llanos de la Remonta. Por la divisoria, hacia la derecha, completamos el ascenso (a wp “Cima Cárcabal”) en un periquete.
Para la vuelta desandamos camino por la divisoria, y sin necesidad de bajar a la hoya buscamos la pinada de antes (wp “Pinada guía”). Cruzándola, por su borde izquierdo hacemos camino hasta que el terreno comienza a bajar y se convierte luego en vaguada (wp “Vaguada de bajada”), trochada por las bestias, que nos deja en el camino/cortafuegos entre los pinos y los llanos del Hornillo (wp). Una delicia dejarse caer por estos últimos hasta la cancela y carril de la Remonta, que tomaremos a la izquierda hasta que, cerca de los Llanos del Castillejo (en wp “Sendero”), abandonaremos en favor del sendero que nos devuelve al cortafuegos y al Barranco de Linarejos, que desandaremos hasta el bar de Tocón, como quien dice.
En atención al desnivel y teniendo en cuenta los pasos del roquedo la califico de moderada. Esos pasos no son complicados para gente con manejo, pero pueden desalentar... a gente sin manejo, no sé si me explico. En todo caso, es mucho más entretenido que los cuestarrones del Oeste. A disfrutal.
Salimos de Tocón por el carril que remonta el Arroyo del Tocón y lo seguimos sin pérdida durante unos 3 km hasta el primer desvío a los Cortijos del Hervidero (wp), algo desvencijado, que vadea el arroyo, generalmente con poca agua. Tras los cortijos (wp “Cortijos del Hervidero”) y cruzando un haza de frutales embocamos el barranco de Linarejos (wp “Entrada al Barranco de Linarejos”), bien por el cauce, donde la vegetación es más espesa, o más cómodamente por la vereda que acompaña a la goma que trae el agua desde Linarejos. Tras un umbroso recorrido por el barranco -donde tendremos que sortear un vallado reciente, pero sin mucha dificultad-, acabaremos saliendo de la espesura al cortafuegos (wp) que corta la zona. A partir de ahí el valle es despejado hasta la cercana alameda del Cortijo de Linarejos, cuyos árboles caídos invitan a seguir por su borde izquierdo. En la cercanía del cortijo cruzaremos el arroyo e ingresaremos en los paradisíacos bancales cubiertos de hierba que van subiendo suavemente por la otra ladera. Con el cortijo en uso, lo prudente es mantenerse cerca del borde izquierdo del claro hasta un sorprendente enclave de castaños en su parte superior. Al encontrarlo abandonado, el track refleja en cambio el cruce por mitad del claro. En todo caso hay que acabar en la esquina superior derecha. Allí encontramos un caminillo poco marcado que continúa hacia arriba. Gracias a J Carlos Álvarez (https://es.wikiloc.com/wikiloc/user.do?id=5225175) ahora sé que se puede seguir dicha senda hasta el carril de la umbría, aunque lo que he trackeado es mi aproximación tradicional: abandonando ese caminillo por la derecha (wp “Hacia el arroyo”), iremos prácticamente a cota por un pinar aclarado hasta un rellano verde, en cuyo borde izquierdo una coqueta senda entre pinos y encinas nos introduce en un barranquito que cruzaremos por donde mejor veamos para subir unos metros del otro lado y salir a un llano ocupado por pinos bastante aclarados (wp “Primera pinada”). Subiendo en dirección al cerro saldremos por la derecha a una segunda pinada (wp), bastante más en cuesta, por cuyo borde izquierdo salpicado de quejigos llegaremos a un rellano (wp “Tercera pinada”), en cuya parte superior encontramos el carril de la umbría, que tomaremos hacia la izquierda.
Tras cruzar un pintoresco arroyito con medidor de caudal llegamos a wp “Curva de los quejigos”, cuyo nombre se entenderá perfectamente una vez allí, y que es más o menos a donde sale la “vía directa” desde el claro del Cortijo. Desde allí -y esto es lo importante- sigue el caminillo hacia arriba, dejando el carril principal. Tras unos 200 m de cierta pendiente llegamos a un nuevo claro en el bosque, y allí nos sorprende un quejigo (wp “Quejigo majestuoso”) que ríete tú de otros con más fama: soberbio ejemplar con tronco de más de 1m de diámetro, campea como rey rodeado por un séquito de pinos. Aquí el camino girará 90º a la derecha, y por eso buscaremos su continuación al fondo del claro y de ese lado. Sigue entonces una cuesta exigente, y aunque no sea un camino con todas las de la ley, ha sido desbrozado exhaustivamente para que el ganado progrese sin impedimentos (wp “Senda de las vacas”). Al cabo de otros 150m completamos la subida e ingresamos en una faja de terreno casi llano, incluso en leve descenso, a la izquierda de la cual empezamos a ver los pináculos y muros de la fortaleza de roca que defiende esta cara del cerro. En la dirección que llevábamos acabamos por divisar, bajo pinos y encinas, las piedras de un canchal que invade el bosque (wp “Enfilamos el roquedo”). Es nuestra guía hacia las alturas, porque baja directamente desde la vaguada central que rompe la línea de tajos, y que será nuestro paso hacia la cima. Por el borde derecho del canchal, en unos metros llegamos a un segundo venerable quejigo. Por encima, todo un castillo de dientes y muros de piedra, en cuya base se arraciman espinos y arces, en un paisaje diríase de dibujo japonés. Ascenderemos de rellano en rellano, con la vista puesta en la melladura que la vaguada hace entre poderosos tajos a ambos lados (ver las fotos, que ilustran bien todo este pasaje). El terreno, en todo caso, sigue siendo de tierra, piedras y hierba, sin más dificultad que el esfuerzo del empinado ascenso... hasta llegar a un escalón de roca que cierra el paso. El canuto que ha excavado el agua, a la derecha, parece impracticable, tanto más por los espinos que lo defienden; pero hacia la izquierda el suelo terroso asciende hasta un trepadero de roca escalonada, de 2 o 3 m de altura, a la vera de una encina, y que no asustará a gente acostumbrada a estas vicisitudes. No asusta, por cierto, a mi perro Chopo, que en un par de saltos lo supera (es un campeón). Con algo más de tiento pero sin sentirnos más expuestos de la cuenta, lo negociaremos haciendo uso de pies y manos. Y entonces ¡ya está! hemos superado lo difícil, y la vaguada por encima, aunque rocosa, constituye ya camino franco hacia las alturas. Paralelos a la misma ascenderemos, cruzándola tras superar un primer grupo de pinos a la derecha para llegar a una coqueta hondonada de pasto (wp “Hoya”), a cuya izquierda comienza otra pinada más densa (por donde luego bajaremos). Siguiendo otro par de hoyas en ascenso, ganamos la divisoria del cerro, tras la cual ya nos aparecen los Llanos de la Remonta. Por la divisoria, hacia la derecha, completamos el ascenso (a wp “Cima Cárcabal”) en un periquete.
Para la vuelta desandamos camino por la divisoria, y sin necesidad de bajar a la hoya buscamos la pinada de antes (wp “Pinada guía”). Cruzándola, por su borde izquierdo hacemos camino hasta que el terreno comienza a bajar y se convierte luego en vaguada (wp “Vaguada de bajada”), trochada por las bestias, que nos deja en el camino/cortafuegos entre los pinos y los llanos del Hornillo (wp). Una delicia dejarse caer por estos últimos hasta la cancela y carril de la Remonta, que tomaremos a la izquierda hasta que, cerca de los Llanos del Castillejo (en wp “Sendero”), abandonaremos en favor del sendero que nos devuelve al cortafuegos y al Barranco de Linarejos, que desandaremos hasta el bar de Tocón, como quien dice.
En atención al desnivel y teniendo en cuenta los pasos del roquedo la califico de moderada. Esos pasos no son complicados para gente con manejo, pero pueden desalentar... a gente sin manejo, no sé si me explico. En todo caso, es mucho más entretenido que los cuestarrones del Oeste. A disfrutal.
Waypoints
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4,084 ft
Inicio de Carcabal por umbria Linarejos
domingo 17 de abril de 2022 18:50 CEST
Elevación: 1229 m
Waypoint
4,311 ft
Desvío a Cortijos del Hervidero
Desvío a Cortijos del Hervidero
Waypoint
5,524 ft
Cancela Remonta
Cancela Remonta
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