Tetuaneando por las FAR
near Hay Touilae, Tanger-Tetouan-Al Hoceima (Morocco)
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Trail photos
Itinerary description
Tetuaneando por las FAR, aunque empezó mucho antes, porque yo salí con intención de comprar jabón negro, de ese que le gusta a las mujeres porque las rejuvenece y las pone mocitas, vete tú a saber. Pero ya puestos, cuando iba por la Plaza Primo enfilé hacia la derecha, porque el Gorgues me llamó, y allí estaba majestuoso, dominando el vulgar asfalto de Tetuán.
Bajé por la derecha del jardín de los enamorados (es un decir), y seguí hacia el Museo de Arte Contemporáneo de Tetuán, sufragado y sostenido con fondos de los españoles, qué se le va a hacer, habrá que pagar la herencia del Protectorado y mantener lazos culturales, y sufrir conferenciantes mediocres, que no llenan pero sí rebosan soberbias y bolsillos. Allí lo dejé a mi derecha y continué por la avenida de la Marcha Verde, que esa es otra, que colea en algunas conciencias que tienen callos endurecidos por la afrenta, mientras los cobardes se auparon en los escaños, y ahí siguen sus hijos y nietos y toda la caterva de adláteres que no saben de vergüenzas ajenas ni propias. Y sigo, sigo hasta casi el final de las FAR y después de dos kilos de polución, giro a la izquierda, es decir, intento seguir la paralela que desemboca en el makbar. Lo primero que veo es un swa kibir bzaaaaf, mirado y remirado por los masculinos, ay que joderse cómo les gusta, pero yo no me corto y voy y le digo a uno que estaba asomado a la puerta de un taller de tapicería, le dije que swa kibir bzaf y él se ríe y de qué, del culo, de mí o de las dos cosas. Yo sigo al culo embutido en vaqueros, para observar las reacciones del personal cómo ejercitan cuello, ojos y torso y sonrisas complacientes. De pronto, no sé ni cómo, el culo y su propietaria desaparecen de mi vista y alrededores y yo me quedo sin tema hasta que topo con el makbar y la tristeza de los callados. Me acuerdo de Saad Mesri, de su entierro y de su afición desmedida por el Barcelona. Pero ahí te dejo Saad, yo sigo hasta Bab Okla y ¡ostias! dónde están los vendedores de la puerta...ni uno, todo despejado, solo los tenderos oficiales, digo yo, los que han pagado, de manera que se puede andar con más holgura así que la atravieso rápidamente y salgo por Bab Ruah, en donde se encuentra mi calle favorita, la de los frutos secos, y me digo un zumito, pero no, mejor me voy, y me digo, ve a buscar un libro de Lezama Lima, en la librería antigua, la que está al lado de los periódicos, pero tampoco, me aperreo y sigo hasta la plaza del Fedan, al edificio Fénix y allí está en ángel exterminador, que un día caerá y aplastará a ese gran pecador, al que le habrá llegado su día y su hora, y su cráneo se desparramará sin solución ni contrición posible porque todos los pecados le habrán reventado las inmensidades de sus malditas neuronas... y en esos pensamientos tan edificantes estaba, cuando el sol decadente que entraba por Mohamed V ,me recordó que tenía que comprar jabón, ese que a las mujeres les gusta porque las pone mocitas y fui a la tienda, la de la cúrcuma precisamente, y allí que me dijo: asra dirham y yo le dije: waja, ateni ashra, y ella sorprendida me dijo: ashra? y yo le respondí: ashra, ashra. Y en esto que una madre me saluda y además me recomienda un té pero yo contraataqué con el jenjibre. Total que me traje el jabón con rebaja, diez jabones por ciento cuarenta dirhams. Buena compra, ah sahbi.
Pero ahí no queda la cosa porque tenía que comprar latitas atún y enfilo hacia la Plaza Primo, (con dos cojones, a ver quién le quita el nombre) para seguir hacia el supermercado el Maghrebí, pero no hay, me cagoenlaputa, son grandes pero, ah, la próxima semana vendrán stitos, jamdulilá. Mi ruta va terminando cuando al lado del cine Avenida veo al rifeño: Ah Najib , y él que se gira y saluda, y cuánto tiempo, y qué tal, y qué haces y a ver si nos vemos y quedamos.
Y a mí ya me dolían las uñas de los pies, ya,ya, las uñas no duelen porque cuando te las cortas no sangran, ni gritas de dolor. Vale, me dolían los alrededores y llego a casa y agua fría y agua caliente, ahhhhh
¿Me dejará dormir el ángel exterminador?
Bajé por la derecha del jardín de los enamorados (es un decir), y seguí hacia el Museo de Arte Contemporáneo de Tetuán, sufragado y sostenido con fondos de los españoles, qué se le va a hacer, habrá que pagar la herencia del Protectorado y mantener lazos culturales, y sufrir conferenciantes mediocres, que no llenan pero sí rebosan soberbias y bolsillos. Allí lo dejé a mi derecha y continué por la avenida de la Marcha Verde, que esa es otra, que colea en algunas conciencias que tienen callos endurecidos por la afrenta, mientras los cobardes se auparon en los escaños, y ahí siguen sus hijos y nietos y toda la caterva de adláteres que no saben de vergüenzas ajenas ni propias. Y sigo, sigo hasta casi el final de las FAR y después de dos kilos de polución, giro a la izquierda, es decir, intento seguir la paralela que desemboca en el makbar. Lo primero que veo es un swa kibir bzaaaaf, mirado y remirado por los masculinos, ay que joderse cómo les gusta, pero yo no me corto y voy y le digo a uno que estaba asomado a la puerta de un taller de tapicería, le dije que swa kibir bzaf y él se ríe y de qué, del culo, de mí o de las dos cosas. Yo sigo al culo embutido en vaqueros, para observar las reacciones del personal cómo ejercitan cuello, ojos y torso y sonrisas complacientes. De pronto, no sé ni cómo, el culo y su propietaria desaparecen de mi vista y alrededores y yo me quedo sin tema hasta que topo con el makbar y la tristeza de los callados. Me acuerdo de Saad Mesri, de su entierro y de su afición desmedida por el Barcelona. Pero ahí te dejo Saad, yo sigo hasta Bab Okla y ¡ostias! dónde están los vendedores de la puerta...ni uno, todo despejado, solo los tenderos oficiales, digo yo, los que han pagado, de manera que se puede andar con más holgura así que la atravieso rápidamente y salgo por Bab Ruah, en donde se encuentra mi calle favorita, la de los frutos secos, y me digo un zumito, pero no, mejor me voy, y me digo, ve a buscar un libro de Lezama Lima, en la librería antigua, la que está al lado de los periódicos, pero tampoco, me aperreo y sigo hasta la plaza del Fedan, al edificio Fénix y allí está en ángel exterminador, que un día caerá y aplastará a ese gran pecador, al que le habrá llegado su día y su hora, y su cráneo se desparramará sin solución ni contrición posible porque todos los pecados le habrán reventado las inmensidades de sus malditas neuronas... y en esos pensamientos tan edificantes estaba, cuando el sol decadente que entraba por Mohamed V ,me recordó que tenía que comprar jabón, ese que a las mujeres les gusta porque las pone mocitas y fui a la tienda, la de la cúrcuma precisamente, y allí que me dijo: asra dirham y yo le dije: waja, ateni ashra, y ella sorprendida me dijo: ashra? y yo le respondí: ashra, ashra. Y en esto que una madre me saluda y además me recomienda un té pero yo contraataqué con el jenjibre. Total que me traje el jabón con rebaja, diez jabones por ciento cuarenta dirhams. Buena compra, ah sahbi.
Pero ahí no queda la cosa porque tenía que comprar latitas atún y enfilo hacia la Plaza Primo, (con dos cojones, a ver quién le quita el nombre) para seguir hacia el supermercado el Maghrebí, pero no hay, me cagoenlaputa, son grandes pero, ah, la próxima semana vendrán stitos, jamdulilá. Mi ruta va terminando cuando al lado del cine Avenida veo al rifeño: Ah Najib , y él que se gira y saluda, y cuánto tiempo, y qué tal, y qué haces y a ver si nos vemos y quedamos.
Y a mí ya me dolían las uñas de los pies, ya,ya, las uñas no duelen porque cuando te las cortas no sangran, ni gritas de dolor. Vale, me dolían los alrededores y llego a casa y agua fría y agua caliente, ahhhhh
¿Me dejará dormir el ángel exterminador?
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