Tetuán ( Tamuda, Universidad)
near Bab Nouader, Tanger-Tetouan-Al Hoceima (Morocco)
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Itinerary description
No estaba yo muy perrunillero hoy, empero, díjeme yo a mi yo ausente y displicente: levántate y anda y, coño, como que surtió efecto; que me pongo las zapatillas, que me encasqueto la gorra, que me pongo los auriculares ( del árabe marroquí, otra vez), y que salgo pitando camino de la Paloma Blanca con la intención de hacer las tres rotondas, pero hete allí qué hacía un vientecino molesto, de manera que giré sobre mis pasos, media vuelta einnnn, y me dirigí por la carretera de Tánger hasta el Hotel La Paloma y después giro a la izquierda hasta Tamuda. Sí, también hacía viento pero al resguardo de las edificaciones parecía otra cosa, así que llegué a Tamuda y saludé: si vales, bene. No obtuve respuesta, los gladiadores están muertos.
Sigo camino de vuelta, hasta que aparezco por la fundación Hannan, cerca de la estación de autobuses y tenía pensado atrochar y llegar a casa pero decidí, en un arrebato de gasto energético continuar, así que tiré hacia la derecha en dirección a la universidad en donde los mozalbetes y mozalbetas se arremolinaban en la puerta, esperando yo que sé. Yo sigo mi camino contra el viento y sin marea hasta el museo de arte contemporáneo y ya, desde ahí, el camino se hace al andar por lo llano, hasta el instituto donde unas siluetas se movían por la sala de profesores y yo, zascandileando por las callejuelas tetuaníes.
Chacho, y cuando llegué a casa, tuve que quitarme con agua fría los ardores de mis cansados pies y recuperar esos doscientos gramos, con el zumo de cebada.
Amen ( y las fotos el próximo día, inshaalá)
Sigo camino de vuelta, hasta que aparezco por la fundación Hannan, cerca de la estación de autobuses y tenía pensado atrochar y llegar a casa pero decidí, en un arrebato de gasto energético continuar, así que tiré hacia la derecha en dirección a la universidad en donde los mozalbetes y mozalbetas se arremolinaban en la puerta, esperando yo que sé. Yo sigo mi camino contra el viento y sin marea hasta el museo de arte contemporáneo y ya, desde ahí, el camino se hace al andar por lo llano, hasta el instituto donde unas siluetas se movían por la sala de profesores y yo, zascandileando por las callejuelas tetuaníes.
Chacho, y cuando llegué a casa, tuve que quitarme con agua fría los ardores de mis cansados pies y recuperar esos doscientos gramos, con el zumo de cebada.
Amen ( y las fotos el próximo día, inshaalá)
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