Teresa de Cofrentes. Quebradas y Rambla Argongeña

Teresa de Cofrentes, una población del valle de Ahora próxima a Zarra y por cuya franja occidental corre el río Reconque (que recibe en las proximidades de Teresa al río de Zarra para formar entre ambos el río Cautabán, afluente del Júcar) es la zona a la que nos dirigimos hoy para completar un recorrido que nos ha parecido de extraordinaria belleza. Todo el término está ocupado por el macizo cretácico del Caroig, en una sucesión de muelas y barrancos que configuran un paisaje muy complicado y de gran belleza. Aparte de las alturas del Pico del Caroig, el Alto de Tona, el Pino Alto o la Pedriza destacan otros lugares, como los barrancos de la Argongeña y de la Sima, y la rambla de Murell.
Los primeros habitantes de los que se tiene constancia en la comarca son los íberos (300-200 a. C.). La era romana, de cuya época son los cimientos del antiguo castillo de Teresa, se caracterizó por las pugnas por el poder. Tras el periodo visigodo, en el siglo VIII, comienza la etapa de dominación musulmana, y con Abderramán III (912-961) llegó el esplendor del Al-Ándalus; los habitantes de la zona formaron parte del ejército de Almanzor, y en el siglo XI la Algemia, o romance mosaraví, seguía siendo el habla popular de la comarca. En 1221, Fernando III de Castilla queda a las puertas del Valle pero no lo conquista, al igual que hizo, en 1239, Jaime I de Aragón.
Para llegar a esta población, desde Valencia, tomamos la A-3, para cambiar a la altura de Requena a la N-330, que nos deja a la entrada del pueblo Desde aquí seguimos las indicaciones al río Nacimiento y las Quebradas, hasta llegar a un área recreativa (conocida como del Nacimiento de los Albares) bastante amplia, aunque con sitio escaso para el aparcamiento, donde comenzará nuestra ruta a pie.
Las quebradas son un conjunto de fracturas abiertas en conglomerados terciarios, dispuestas en general en sentido norte-sur, compuesto por dos tramos unidos entre sí, con una anchura entre 5 y 10m y una profundidad que supera los 30 metros en algunos puntos. Es un paisaje ruinoso y espectacular de paredes verticales, simas y bloques caóticos desprendidos de las paredes. Las Quebradas coinciden exactamente con la falla que deja al Este las calizas del Cretácico Superior y al Oeste los paquetes de conglomerados miocenos. Antes de llegar a las Quebradas y en plena rambla de la Argongeña, encontramos el Nacimiento de los Albares o Fuente de Teresa. Hay que ser muy prudentes si se entra en esta zona de fracturas, y permanecer siempre en alerta ante cualquier contratiempo; la cobertura telefónica no está nunca garantizada en este sector y ante cualquier eventualidad dependeréis siempre de vosotros mismos.
En si misma la ruta que seguimos es muy simple de describir: Iniciamos el camino a nivel del área recreativa, volviendo hacia atrás para coger una pista no asfaltada en buen estado y bien señalizada, a nuestra derecha, que nos sube a las Quebradas (aquí llamadas Quebrás), Una vez superadas seguimos por la pista hasta encontrar el barranco de la Rambla Argongeña, a cuyo nivel giramos a la derecha, antes de cruzarlo, para seguir un sendero a veces bastante estrecho y con algunos pasos complicados, que continúa por el borde de la Rambla Argongeña, aunque a un par de km. aproximadamente inicia un progresivo descenso hasta alcanzar la altura del lecho de la rambla, donde vemos preciosas pozas de agua transparente al principio, pero que posteriormente se transforma en una rambla de cantos rodados, en la que la vista del agua es bastante rara, y más adelante aún se entra en dos zonas de caos de piedra, en las que la progresión se complica algo, pero sin demasiadas dificultades si se escoge el camino menos peligroso. Al final salimos de la rambla para volver al área recreativa de la que partimos.
En conjunto, una ruta muy interesante en las Quebradas, y de gran belleza en la zona de la Rambla, que merece, y mucho, la pena visitar.