Talavera de la Reina. VG CORONA
near Talavera de la Reina, Castilla-La Mancha (España)
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Itinerary description
Hoy es un día lluvioso en esta zona de España (en la mía de origen, ni de coña… sol y más sol…). De hecho, la previsión de hoy, sábado 16 de abril, era subir a Abantos y completar la ruta antes inacabada… pero la previsión de lluvia era entre el 56 y el 86 % y, además, según me cuenta Juanra, es acertada. Desde San Lorenzo del Escorial, ni se ve Abantos…
Parece, entonces, buen día para intentar cubrir algún vértice geodésico de Talavera de la Reina, los cuales (los cuatro…) tengo abandonados. Bueno… uno no. Uno lo he intentado en más de una ocasión… a pie… corriendo… pero siempre me he topado con una valla de una finca o recinto privado.
Tras el estudio previo de los vértices, decido salir en dirección al “Cruz del Niño”, que se encuentra en las proximidades de la N-502, entre Talavera de la Reina y Velada. En escasos kilómetros, en esa misma zona, se encuentran tres vértices: “Cruz del Niño”, “Cruz Quebrada” y “San Lorenzo”. Dos de ellos pertenecen al término municipal de Talavera de la Reina y el otro, el “Cruz Quebrada”, a Velada.
Tras tomar café (no es el mejor café del mundo, por sabor y precio…, ni por la simpatía y amabilidad el dueño) en el Casar de Talavera (primer bar que aparece a la derecha), busco el desvío que me lleva directo al “Cruz del Niño”. Aparco y recorro, bajo una fina e intermitente lluvia, unos 1800 metros hasta llegar a la base del Vértice. Acostumbrado a mi árida y seca tierra de origen, esto es una auténtica maravilla…. Vuelta al vehículo (1800 metros más) y continuo en dirección Velada. Cruzo una pequeña zona residencial y a la salida de la misma, a la altura del Helipuerto que queda a mi derecha, me desvío a la izquierda. Aparco y continúo a pie. Me esperan, según mis cálculos, 1300 metros de pista algo embarrada. ¡Efectivamente! 1300 metros y el “Cruz Quebrada”. Deshago el camino. Y con el vehículo, también. Llego de nuevo al El Casar de Talavera. Ahora me desvío hacia la derecha, a la altura del “magnifico” bar donde he desayunado. La travesía me lleva a la antigua N-Va. Aparco freten al Restaurante “San Cristobal” para buscar el V.G. del mismo nombre. Tras avanzar pocos metros, aparece en medio de la nada. Campo a través en unos minutos estoy a sus pies.
A cundido la visita. Me sobra tiempo. El clima parece respetar. ¿Intento buscar nuevamente el V.G. “Corona” que ya me empieza a perturbar? ¡Vamos a ello!
Circunvalo la “city” y me dirijo al mega puente sobre el Tajo que sirve de faro de Talavera de la Reina (después de unos 5 millones de euros… ¡para algo tiene que servir! ¿No?). Antes de llegar, me desvío por una vía pecuaria a la zona de “Las Olivillas”. Aparco frente a una fábrica de muebles de cocina y abandono el vehículo. Ahora toca caminar un poquito. Entro en el parque o en la zona de “Las Olivillas”, una pinada espectacular en la que correr se torna casi en orgásmico. Pero hoy he decidido visitarla a pie. Sé que el “Corona” no está lejos. Comienzo a caminar por el margen izquierdo. En escasos metros, encuentro un mirador. Sigo por la senda. Hoy está “algo peligrosa”. La lluvia hace que el barro resbale, que no asegure la pisada. La senda es estrecha en algunos tramos y no admite margen de error. La misma me lleva a una pista que ya conozco: una que nace en la circunvalación y que ya he pasado corriendo.
Llego a un cruce de caminos. El que traigo, continúa hacia la derecha. Otro sigue recto. Y el que yo quiero seguir, tiene una alambrada y una puerta con un cartel de “Prohibido el paso. Propiedad privada” o algo similar. ¡Qué le vamos a hacer! ¡Tendremos que arriesgar un poco! Saltamos la alambrada y seguimos el camino. Me lleva a una casa custodiada por tres canes… Dos saltan raudos ante mi presencia… pero no intimidan. La lluvia es constante. Y, a ratos, aumenta. Sigo el camino que va bordeando una rambla. Ya se ve, por fin, el V.G. “Corona” a unos 500 metros. Sigo bordeando la rambla y me dirijo al vértice. La lluvia se intensifica ¡qué suerte! Y el vértice está sobre un terreno sembrado que es mejor no pisar…
Ya el vértice, con la lluvia arreciando, hay que tomar una decisión: ¿Qué camino seguir de vuelta? Hay varias opciones. Tres en concreto: deshacer el camino y coger la rambla que nace en el mismo (no sé dónde me lleva); hacer campo a través y llegar a la alambrada lo antes posible, saltarla y salir de zona privada; o simplemente, volver por donde he venido. Hago un híbrido: deshago el camino hasta donde la valla esté más cercana (así se pisa el menor sembrado posible). La valla se salta fácil. Ahora hay pista hasta el final. Embarrada, con lluvia moderada intermitente, pero pista. Al llegar de nuevo a “Las Olivillas”, ya no llueve… ¡pero voy empapado! Vuelta a casa. Ducha. Caña y tapas para reponer…
Parece, entonces, buen día para intentar cubrir algún vértice geodésico de Talavera de la Reina, los cuales (los cuatro…) tengo abandonados. Bueno… uno no. Uno lo he intentado en más de una ocasión… a pie… corriendo… pero siempre me he topado con una valla de una finca o recinto privado.
Tras el estudio previo de los vértices, decido salir en dirección al “Cruz del Niño”, que se encuentra en las proximidades de la N-502, entre Talavera de la Reina y Velada. En escasos kilómetros, en esa misma zona, se encuentran tres vértices: “Cruz del Niño”, “Cruz Quebrada” y “San Lorenzo”. Dos de ellos pertenecen al término municipal de Talavera de la Reina y el otro, el “Cruz Quebrada”, a Velada.
Tras tomar café (no es el mejor café del mundo, por sabor y precio…, ni por la simpatía y amabilidad el dueño) en el Casar de Talavera (primer bar que aparece a la derecha), busco el desvío que me lleva directo al “Cruz del Niño”. Aparco y recorro, bajo una fina e intermitente lluvia, unos 1800 metros hasta llegar a la base del Vértice. Acostumbrado a mi árida y seca tierra de origen, esto es una auténtica maravilla…. Vuelta al vehículo (1800 metros más) y continuo en dirección Velada. Cruzo una pequeña zona residencial y a la salida de la misma, a la altura del Helipuerto que queda a mi derecha, me desvío a la izquierda. Aparco y continúo a pie. Me esperan, según mis cálculos, 1300 metros de pista algo embarrada. ¡Efectivamente! 1300 metros y el “Cruz Quebrada”. Deshago el camino. Y con el vehículo, también. Llego de nuevo al El Casar de Talavera. Ahora me desvío hacia la derecha, a la altura del “magnifico” bar donde he desayunado. La travesía me lleva a la antigua N-Va. Aparco freten al Restaurante “San Cristobal” para buscar el V.G. del mismo nombre. Tras avanzar pocos metros, aparece en medio de la nada. Campo a través en unos minutos estoy a sus pies.
A cundido la visita. Me sobra tiempo. El clima parece respetar. ¿Intento buscar nuevamente el V.G. “Corona” que ya me empieza a perturbar? ¡Vamos a ello!
Circunvalo la “city” y me dirijo al mega puente sobre el Tajo que sirve de faro de Talavera de la Reina (después de unos 5 millones de euros… ¡para algo tiene que servir! ¿No?). Antes de llegar, me desvío por una vía pecuaria a la zona de “Las Olivillas”. Aparco frente a una fábrica de muebles de cocina y abandono el vehículo. Ahora toca caminar un poquito. Entro en el parque o en la zona de “Las Olivillas”, una pinada espectacular en la que correr se torna casi en orgásmico. Pero hoy he decidido visitarla a pie. Sé que el “Corona” no está lejos. Comienzo a caminar por el margen izquierdo. En escasos metros, encuentro un mirador. Sigo por la senda. Hoy está “algo peligrosa”. La lluvia hace que el barro resbale, que no asegure la pisada. La senda es estrecha en algunos tramos y no admite margen de error. La misma me lleva a una pista que ya conozco: una que nace en la circunvalación y que ya he pasado corriendo.
Llego a un cruce de caminos. El que traigo, continúa hacia la derecha. Otro sigue recto. Y el que yo quiero seguir, tiene una alambrada y una puerta con un cartel de “Prohibido el paso. Propiedad privada” o algo similar. ¡Qué le vamos a hacer! ¡Tendremos que arriesgar un poco! Saltamos la alambrada y seguimos el camino. Me lleva a una casa custodiada por tres canes… Dos saltan raudos ante mi presencia… pero no intimidan. La lluvia es constante. Y, a ratos, aumenta. Sigo el camino que va bordeando una rambla. Ya se ve, por fin, el V.G. “Corona” a unos 500 metros. Sigo bordeando la rambla y me dirijo al vértice. La lluvia se intensifica ¡qué suerte! Y el vértice está sobre un terreno sembrado que es mejor no pisar…
Ya el vértice, con la lluvia arreciando, hay que tomar una decisión: ¿Qué camino seguir de vuelta? Hay varias opciones. Tres en concreto: deshacer el camino y coger la rambla que nace en el mismo (no sé dónde me lleva); hacer campo a través y llegar a la alambrada lo antes posible, saltarla y salir de zona privada; o simplemente, volver por donde he venido. Hago un híbrido: deshago el camino hasta donde la valla esté más cercana (así se pisa el menor sembrado posible). La valla se salta fácil. Ahora hay pista hasta el final. Embarrada, con lluvia moderada intermitente, pero pista. Al llegar de nuevo a “Las Olivillas”, ya no llueve… ¡pero voy empapado! Vuelta a casa. Ducha. Caña y tapas para reponer…
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