Tajos de Mogarejo, Molino Pintao (Montellano-Sevilla)

Un puente perdido, de un solo arco, que no cumple la función de unir, una cantera abandonada de donde se sacaron sillares para la Catedral de Sevilla, un palomar sin palomas, un molino del siglo XVII casi a estrenar, un arroyo salado sin agua y sin sal y un acebuche más grande que una encina. Todo esto se encuentra en los Tajos de Mogarejo (Montellano), una zona declarada como Monumento Natural por la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía en octubre de 2003, como resultado a su gran valor paisajístico, histórico, botánico y geomorfológico....en definitiva, un enclave poco renombrado y apartado del mundanal ruido que no tiene desperdicio.
Comenzamos la ruta entre el km 34 y 35 de la carretera A-361 (Morón - Montellano), donde entroncamos con la Cañada Real de Morón o de la Charca. Este será nuestro punto de partida después de dejar aparcado el coche en un pequeño ensanche de la vereda. Al principio la vereda es ancha, incluso está cementada, pero pasados 300 m. esta se estrecha de tal modo que nos obliga a ir en fila india, la vegetación se la ha comido casi por completo. Cuando llegamos a la altura del Arroyo del Salado, y ver que no llevaba ni un hilo de agua, decidimos seguir por su cauce, pasando por el corazón de los Tajos de Mogarejo hasta Molino Pintao (la aventurilla que no falte). Después de recrearnos en este bello enclave tan aislado, y tomar algunas fotos para la posteridad, seguimos nuestra andadura en dirección al Cordel de los Puertos a Montellano, y lo seguimos hasta la Vereda Real de Morón o de la Charca, mejor dicho, anduvimos un poco más hasta llegar a una gran balsa artificial desde donde hicimos el camino de regreso hasta el coche. En conclusión....una circular de unos 8 km. agradable, socegada, llena de sorpresas y de encanto.
¿Fue senderismo, fue barranquismo, fue arroyorismo? Fue de todo un poco.